híbrido | 𝘀𝘂𝗻𝗴𝘀𝘂𝗻

08

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— ¡No puede ser! — soltó divertido, estallando en risas.

Comenzaba a molestarlo. Se sentia avergonzado, con un puchero en sus labios y sus orejitas bajas; escuchaba las insoportables risas y burlas que soltaba su mejor amigo.

Sunoo le había comentado minutos antes lo que sucedió esa tarde en el trabajo de su Hoonie. Le reprochó al peli-negro por los falsos billetes que le había dado con tanta emoción, llamándolo 'tonto' y diciéndole que hizo el ridículo frente a Sunghoon. Pero él no se inmutó, solo comenzó a reír, demasiado divertido.

Se sentía avergonzado y frustrado; la risa de Jungwon solo hacía que esos sentimientos se intensificaran. Ver a su amigo burlándose de él, después de lo que había contado, lo hacía sentir aún peor.

— ¡Idiota! debiste ver su rostro, el parecía demasiado confundido...— soltó impotente al recordar aquella situación tapando su rostro sonrojado de la verguenza entre sus manos.— ¡Ah! ¡Que verguenza, Jungwon!— chilló.

— Está bien. Lo siento, Sunni. — se disculpó. apretó sus labios para no volver a reir.— Pero no te desanimes, puedes volver a ir...— hizo una pausa, esperó a que Sunoo baje sus manos para verlo a los ojos.— Y llevar dinero de verdad.— terminó. El rubio se volvió a quejar y este volvió a reír.

Aunque estaba nervioso, su determinación de ver a Sunghoon nuevamente lo mantenía enfocado. Se miró por quinta vez en un pedazo de espejo roto que tenia consigo desde que lo encontró dentro en una bolsa de basura hace unas semanas; una vez más, arreglando su cabello de manera que ocultara sus orejas y acomodando su cola bajo su pantalón. se sentia incómodo.
"Satisfecho" con su apariencia, salió de su pequeño escondite y se dirigió hacia la cafetería.

Había estado practicando toda la noche como portarse frente a Hoon, fingiendo tener una charla con él, intentando verse como alguien decente y una persona de verdad. Además, Jungwon le dió nuevamente dinero, esta vez, asegurando que eran reales. Al principio no le creyó, pero si no tomaba el dinero, no podria ver a Sunghoon.

Al llegar, sintió que su corazón latía más rápido al ver a su bonito peli-negro detrás del mostrador, atendiendo a los clientes con una sonrisa calmada. se armó de valor y empujó la puerta de la cafetería adentrándose a ésta.

Pero para su sorpresa, cuando llegó al mostrador, no fue la cara seria y tímida de Sunghoon la que lo recibió, sino una chica con una sonrisa brillante y bonitos rizos.

—¡Hola! ¿Qué puedo ofrecerte hoy?—preguntó la chica, cuyo nombre en la placa decía "Danielle".

El corazón de Sunoo se hundió un poco. No esperaba encontrarse con alguien más. Miró rápidamente a su alrededor, buscando a Sunghoon, pero él estaba ocupado en la máquina de café, concentrado en lo que hacía y sin notar que Sunoo había entrado.

—Ehh...—Sunoo titubeó, sin saber qué hacer. Todas las palabras que había ensayado se desvanecieron en su mente, dejándolo desarmado frente a Danielle.

—¿Te gustaría un... té?—sugirió la de rizos al ver su vacilación, le sonrió fingiendo no notar el nerviosismo del contrario, apretando sus labios y los dedos de las manos.

Sunoo asintió lentamente, sintiendo cómo su plan se desmoronaba en cuestión de segundos. Observó con una mezcla de desilusión y nervios cómo Danielle preparaba su pedido, mientras Sunghoon seguía ocupado, completamente ajeno a la situación.

Cuando finalmente recibió su té, Sunoo tomó la taza, agradeció rápidamente a Danielle y se dirigió a una mesa en la esquina, sintiéndose un poco derrotado. Miró hacia el mostrador de nuevo, justo cuando Sunghoon levantaba la vista y sus ojos se encontraban brevemente. Sintió una punzada en su interior cuando lo vió hacer una sonrisa incómoda y apartando la viste rápido. Envitandolo.

— ¿Vienes seguido por aquí?— la recientemente conocida voz de aquella chica hizo que diera un brinco del susto. la miró acercarse a el por detrás. Interesada por la respuesta que él rubio le daría y siendo amable.

— Sí, algo así...— respondió Sunoo, incómodo.

Danielle sonrió para sí misma, notando cómo la mirada de su nuevo cliente se negaba a mirarla a ella, quien era la que le hablaba, por mirar mejor a alguien más. Y sabía de quién se trataba.

— Sunghoon es muy bueno con las máquinas de café, ¿verdad? — soltó con una sonrisa traviesa.

Sunoo se tensó ligeramente y su mirada hacia Sunghoon se volvió aún más ansiosa, como si temiera que él hubiera escuchado. Tragó en seco y seguido carraspeo antes de responder:

— Sí, es muy... mu-muy...si — tartamudeo, su voz apenas audible. Estaba claro que no esperaba esa pregunta y que no sabía cómo manejar la situación.

¿Acaso no tenia trabajo que hacer?

— ¿Tú eres el chico de los billetes de juguetes, cierto?

Ok, los ojos de Sunoo casi se le salen de las cuencas. Y ni hablar del rojo tomate en que se habia vuelto en cuestión de segundos. Si no fuera porque no le gusta el té, ahora mismo hubiese escupido todo y se hubiese ahogado de la verguenza.

Danielle soltó una risa con fuerza, tocando su estómago y comenzando a reír con gracia. Sunoo deseó aún más que la tierra se lo tragara allí mismo cuando notó que Sunghoon los veia a ambos.