45- Pau, La distancia

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<Noviembre 2023>

¿Puede uno enamorarse cómo a los veinte?¿Puede tener uno su primer amor a los casi 40? ¿O acaso no es más que la crisis que se acerca a la cuarta década de mi vida? ¿Las inconscientes ganas de no querer crecer? ¿El miedo a seguir avanzando? ¿Puede el amor con todo si es verdadero?.

- ¿Tus canciones cursis ya te dieron al príncipe azul?

La voz ronca y penetrante de Rafael entrando, sorprendentemente, a mi oficina me exalta y saca del torbellino de preguntas en el que me colgué al escuchar la letra de una canción de la playlist que suelo usar mientras trabajo. A medida que avanza hacia mi escritorio no puedo evitar seguir sus gestos con minucioso detalle. Su seguridad y seriedad se mezclan con un particular magnetismo que hace que no pueda dejar de observarlo, ese halo de misterio que insita mi curiosidad. Una contradictoria conducta a la que todavía no logro entender.

- ¡Bueno! Veo que de a poco nos vamos haciendo amigos -noto como esconde una sonrisa tras su barba- Incluso ya te atreves a venir a mi oficina -agregó con sarcasmo.

- En realidad no tuve opción, tu música se escucha hasta mi despacho. Y como somos los únicos -me sobresalto al notar que ya debería haberme ido hace rato- Tranquila, que no te voy a violar.

- ¿Eso fue un chiste Señor Gerente? -esconde otra sonrisa- Mire que lo puedo acusar de abuso.

- Sólo un intento amable de ver que me saques esa horrible música -dice tratando de mantener su tono serio mientras se inclina con sus brazos firmes y manos seguras sobre mi escritorio.

- Bueno, bueno, bueno -arrugó el ceño al tiempo que me paro- Que por lo poco que escuche de ese grupito que me recomendaste ¿Cómo se llamaba?

- Dvicio.

- ¡Ese! Dvicio -chasqueo los dedos- No estás tan lejos de mis cursilerías. Y después Mister Hielo se toma la amabilidad de venir hasta mi oficina a cuestionar mi música -retruco a su primer queja con sarcasmo para escuchar, por primera vez en todos los meses que venimos trabajando juntos, unas roncas carcajadas que resaltan unas pequeñas arrugas junto a sus ojos apagados y ojeras que delatan su cansancio.

Me detengo de nuevo en los detalles, como suelo hacer cada vez que lo tengo cerca, porque hay algo en él que me llama mucho la atención. Tiene un magnetismo que no es como el de Fede, aunque Rafael es extremadamente buen mozo, de hecho nada tiene que envidiarle a los hombres de catálogos publicitarios con sus cuarenta y largos. <<¿Habrá de adolecente sido uno de ellos? ¿Cómo llegó acá?>>.

De momentos, ese halo de misterio que lo envuelve no deja de llenarme de preguntas, porque si bien es uno de los mejores que he conocido en su trabajo, al ponerme a planificar el tema de la Marca Empleadora y Comunicación de la empresa pude entrever una faceta que es muy diferente a la que muestra en el día a día. Su mente es creativa, ágil y abierta, nada de la rigidez y estructura del Gerente de Finanzas que tiene fama de duro e implacable. No me atrae como hombre, para ser sincera bastante enamorada estoy de Fede, sino que ese misterio que lo envuelve llama demasiado mis sentidos de curiosidad, o quizás sea la gran cantidad de rumores de tele-pasillos que hay sobre él y que me importan una mierda, pero que me atraen a querer saber que de todo es realidad ¿Quién es en verdad Rafael Nevaez?¿Qué se esconde detrás de esa coraza de frialdad y distanciamientos conservador?

- Ya veo porque no atendes el celular -la voz de Fede retumba en la oficina cuando se detiene en la puerta, al tiempo que me levanto de un salto con una sonrisa que pone mis ojos achinados por la emoción y la sorpresa de tenerlo ahí.

- Fede -susurro contra su boca sin dejar de sonreír mientras paso mis brazos por detrás de su cuello, sin que me importe que mi Jefe esté ahí mismo, pero sin entender la rigidez y tensión en el cuerpo de Fede.

Hasta VOLVERNOS a ENCONTRARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora