27- Pau, Consejos de Amor

11 2 1
                                    

- ¡Guapos!

- Cuñada -Javi me saluda con una sonrisa mientras me cuelgo en sus hombros.

- Te queda muy bien la barba -le digo a Fede con una amplia sonrisa, deleitándome con sus intensos y transparentes ojos celestes, hoy, con el sol de frente, más cielo que nunca- Lejos mejor que la melena a Javi. ¡Ya sé! ¿Queres parecerte al cantante comanche? ¿A qué sí?

- ¿Comanche? -pregunta Fede entre relajas y grandes risotadas, <<Parece estar de buen humor. Y si guapa, el amor>>, algo me hace mover inquieta mi espalda y hombros.

- ¡Ey! -le lanzó una caja vacía de cigarrillos- Que soy vieja, pero no mucho más que ustedes -río con soltura.

- Tengo un candidato para vos -escuche la voz de Gabriel viniendo desde la zona de motores. Gire para saludarlo, para saber qué se le ocurrió.

- ¿Qué planean ustedes dos ahora? -Javi levantó una ceja escéptico y entrecerró los ojos.

No puedo evitar lanzar una carcajada por su gesto entre curioso y guardabosques.

- Enamorarnos, ¡va! yo, porque todos ustedes ya empalagan -hago un gesto de asco burlón a la vez que los señalo con un dedo.

- Pero qué más querés que estar soltera -dice Javi riendo con una ronca carcajada- Nadie que te joda, que te diga que hacer, a quien pedirle permiso (jaja).

- Además, todos no -salta Fede con una sonrisa en sus labios y la mirada, ahora, endurecida.

Rio sin ganas ante su hipocresía, pero no me achico, no puedo autoengañarme más. Tengo que aceptar que me gusta, que sus palabras el sábado por la noche resonaron sin parar en mi alma. ¿Cursi verdad? Si, sé que así suena, pero no puedo explicar cómo sus palabras me abrazaron a la distancia. Sin embargo, soy totalmente consciente de la situación y de lo importante que se volvió él en mi vida, en mi día a día, tanto que prefiero dejar de lado cualquier cosquilleo para centrarme en lo que si puede perdurar en el tiempo: nuestra amistad.

- ¡Si! Todos, bonito -le guiño un ojo con una actitud pizpireta- Que esos hermosos ojos te brillan más de lo habitual y la sonrisa de oreja a oreja con arruguitas te sientan bien -contestó con mi mirada clavada en la suya, con una mezcla de dulzura y sarcasmo tratando de retener la risa.

- Y haber, demente -Javi contrataaca- ¿Para que precisas a este mamarracho? -pregunta señalando a Gaby, que en estos momentos con su corpulento metro noventa lleno de grasa de motos y el mate en la mano me mira levantando una ceja, tirando de mi brazo hacia él para abrazarme en esta amistad de hermanos que hemos ido forjando en los últimos meses entre ir y venir de Food's al taller. Entre chistes, anécdotas, historias y descargos de enojo para no matar al Jefe.

- Gaby necesita practicar para obtener su certificación de cupido -escucho como todos rompen mi momento de auténtica sinceridad y seriedad con sus carcajadas- Y si no me vas a ayudar -miro a Javi abriendo muy grande los ojos- Minimo, preciso apoyo moral. Que no todas tienen la suerte de toparse con guapetones -guiño un ojo mirando a Javi y después a Fede- de ojitos claros, amorosos y simpáticos que las amen con locura, como ustedes a sus mujeres.

- ¡Estás loca Paula! -exclama mi cuñado sin dejar de reir.

- Si, loca y rara, me lo dicen seguido -hago mueca de estar recordando algo- ¿Quizás por eso no tengo un hombre en mi vida? No tengo la suerte de tener tanta facha como ustedes. No todos se conforman con este envase -hago una mueca torcida.

- ¿Hombres? -salta Gabi- Dudo que te falten hombres tocando a tu puerta.

- Es verdad -subo y bajo las cejas a la vez- Pero no tengo ninguno que haya tocado mi corazón -afirmó suavizando la voz como doncella en apuros de telenovela mexicana.

Hasta VOLVERNOS a ENCONTRARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora