1- Pau: Dejame robarte un beso

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Desde adolecente soñe con vivir en esta ciudad, empezar una nueva aventura sumando gente a mi vida. No sé si tenía que ver con mis deseos de volar, las emociones de alegría, ilusión y risas que tengo grabados en mi piel de épocas en que todo parecía fluir, donde mi ser flotaba por los aires sin preocupaciones, sin tener que complacer a nadie, sin sentir que debía pertenecer o dar explicaciones. De épocas dónde estas calles me abrazaban con diversión, río , playa, juegos y el amor flotando de aquí para allá. O simplemente el hecho de querer huir de una realidad que siento totalmente rutinaria, sin emoción ni motivación alguna más que darle a mi hija todo para hacerla feliz.

El punto es que después de años de ir y venir, de meditar, decidirme y echarme para atrás, e incluso del intento fallido que tuve cuando estaba casada, finalmente tomé la decisión: comenzar de cero. ¿Con miedo? ¡Claro que sí! Pero la verdad es que eso nunca me ha detenido antes. Sin embargo, aunque tengo a mi hermana y cuñado para acompañarme, para ayudarme, sé que estoy sola con Anto. ¿Será fácil? No tengo la menor idea, pero hace tiempo aprendí que cada momento es perfecto, así que si vamos hacia allá es porque algo mejor nos espera, o por lo menos eso necesito creer.

¿Amores? Nada, cero, desde que me separe (hace ya más de un año y medio) tuve varios encuentros por una app de citas que está a puro furor o con algún que otro chico que he conocido cuando salimos de parranda con mi mejor amiga, pero nada serio. Nada que haya pasado de esa primera o segunda cita sin éxito.

Sonia, mi hermana, tiene la teoría de que sigo enamorada de mi ex o que no cerré la historia. Por otro lado, mi amiga Celes asegura que el hecho de que él haya salido del closet y esté felizmente en pareja es algo que todavía no procese. Pero yo, que soy la chica en cuestión y por ende, lo que pienso es lo que vale, digo que no ha llegado un chico que me genere la curiosidad suficiente como para querer conocerlo más íntimamente.

¿Qué sólo podría tener sexo y ya? Por supuesto, pasa que ninguno de estos muchachos ha hecho surgir en mí la lujuria o excitación que me lleve a perder el control por una noche, por que si, aunque no lo crean no soy la que quiere la familia y los hijos aunque amo las pelÍculas románticas. Esas donde todo fluye en medio del caos que es la vida misma, donde los amigos se enamoran y la pasión aflora de lo inesperado. ¿Qué pasa sólo en las películas? Lo sé, pero aún así las amo.

Quiero volver a enamorarme, sentir las mariposas en la panza, vivir, viajar y volar junto a un compañero de aventuras, pero no ahora. En estos momentos deseo más que nada mi libertad, la tranquilidad de hacer lo que quiero y no estar atada a cumplir los caprichos de nadie. Alguien que quiera una amiga sin compromisos y vamos viendo. Aunque lastima que hasta ahora todos muy guapos pero nada llamativos o quizás demasiado llamativos y mujeriegos. La mayoría se asustan en cuanto una les dice que tiene una hija, como si lo que quisiera es un padre, "Hola, ¿qué tal? ya tiene uno". Aún así, chocar con alguien que me quiera sin compromisos y me acepte con todo mi equipaje parece ser algo difícil para una mujer de treinta y seis años.

Aunque pensándolo bien para qué necesito alguien al cuál dar explicaciones, que me quiera cambiar y encima me complique la vida. Naaaaaaa, si para eso ya tengo una pequeña que bastante loca me vuelve dándole bastante intensidad y energía le agrega a mi vida.

La ansiedad, incertidumbre y adrenalina recorre cada célula de mi cuerpo en una mezcla explosiva. El corazón me estalla de alegría al pensar en la naturaleza, paz, nuevos horizontes, oportunidades, gente, amigos y sobre todo la tranquilidad que se avecina, esa para ser libre, para ser yo.

Encontrar la verdadera pasión, mi propósito, esa sensación de vivir de una profesión que ame, que me llene, que me haga vibrar. Esa que conozco aparentemente solo en mis sueños, porque hasta donde tengo memoria he ido de empresa en empresa, de puesto en puesto, saltando como un mono diría mi abuela, sin sentirme plena en ninguno de ellos, sin ser suficiente, sin sentir que me valoran.

Hasta VOLVERNOS a ENCONTRARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora