28- Fede, Bailando... te cedo el control

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La observó con atención bailando entre la gente. Está concentrada en la música, con los ojos cerrados, con ese corto vestido rojo de espalda descubierta, tan pegado al cuerpo que deja volar la imaginación de cualquiera que desvíe su mirada hacia ella. Sin embargo, no es eso lo que te deja hipnotizado sino esa belleza que no es perceptible a los ojos. <<No es fácil encontrar una mujer como ella. Inteligente. Sincera. Optimista. Divertida. Con ese toque de demencia que te hace sonreír y enloquecer en un mismo instante.>>. Ese magnetismo que te atrae sin explicación alguna hasta pensar chorradas como las que se me pasan ahora mismo por la cabeza.

Su mirada es sensual, seductora, arrolladora.

Suena creo que Enrique Iglesias, cuando sin ningún reparó toma con firmeza mi cuello entre sus suaves manos y me besa. De manera posesiva, segura, ardiente. Mi cuerpo en cuestión de segundos se enciende, es puras llamas. <<¡Diablos, Bonita!>>.

- Si volves a intentarlo... -preciso aire, pensar, tomar distancia.

- ¿Qué? -contesta con una sonrisa de costado, levantando la barbilla hacia mí, apoyando sus antebrazos en mi pecho, <<me está buscando ¡mierda!>>.

- ¡Vamos Pau!

- Si vuelvo a intentarlo ¿qué va a pasar? -se soltó de mi mano frenando en seco y levantó una ceja- vas a dejarme con las ganas como la última vez -volvió para murmurar en mi oído, entrelazando sus dedos con los míos y moviéndose al ritmo de la letra que sonaba ,<<ya no puedo más>>>...<<una noche loca, ay besar tu boca>>.

- No sabes lo que decís, tomaste mucho y mañana...

- ¿Mañana el jefe me va a regañar? -su tono es una mezcla de burla y sarcasmo travieso.

- No -baje la mirada, largue con fuerza el aire contenido- Si lo volves a intentar no creo que me pueda controlar.

- No quiero que te controles -la picardía aflora en su voz y mirada.

- ¡Mierda! -grité a la vez que la rodeo con uno de mis brazos por la cintura para arrimarla más a mi, colocando la otra mano con suavidad en su cuello, guiando sus ojos a los míos- Claro que queres que me controle. Somos amigos ¿verdad? -busco su afirmación, pero no llega- Y en estos momentos estás demasiado borracha para tomar decisiones coherentes. Esto no es lo que vos querés, no es lo que estás buscando.

Quizás las palabras sonaron más duras de lo que pretendía porque en un abrir y cerrar de ojos se soltó enfurecida de mi agarre. Sin saber por qué, de repente se quedó muda, como si las palabras se hubieran quedado detenidas en la punta de su lengua. Noto como traga lentamente saliva. Observó su garganta tensionada al hacerlo para luego subir la mirada más arriba y fijarla en sus labios entreabiertos. Esos tan tentadores que, sin saber muy bien cómo, terminaron en cuestión de segundos de nuevo pegados a los míos. Sentí su sorpresa y escuché su gemido contra mi boca.

Mi respiración se agita acelerándose con cada roce de su lengua. La estoy besando, << y no tengo ni puta idea de por qué, pero no quiero soltarla>>.

Incapaz de resistirme me rendí a ella. La pegue más a mi, la tomé de la nuca con una de mis manos hundiendo mi lengua entre sus labios, buscando la suya mientras la sujeto desde la cintura atrayéndola tan cerca que no cabe espacio entre nosotros. Me recorre la excitación por cada milímetro del cuerpo. Pero también estoy tenso. Enojado. Fastidiando todo por dejarme llevar por una atracción física más. Se cuelan las palabras de mi amigo antes de irse: <<Dejó a Pau a tu cargo>>... <<¡Mierda!>> gruñí al separarme bruscamente de ella.

Su respiración todavía está agitada, sus labios colorados y su mirada... No estoy seguro de cómo dejé que eso pasará. Ella ingirió mucho alcohol, lo sé, soy consciente de ello, y sin embargo me dejé llevar por mis impulsos más primitivos. Por esa intensa debilidad que siento si la tengo muy cerca. Y ahí está otra vez, su mirada de decepción clavada en mi.

Hasta VOLVERNOS a ENCONTRARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora