Cuando Anahí entró en la cabaña que iba a ser su hogar durante las siguientes semanas, se detuvo en seco.
-¿Qué es todo esto?- preguntó a su tío, contemplando el espacio recién renovado. Detrás de ellos, su padre y su tía entraron cargando el equipaje.
-¿Te gusta?- quiso saber su padre.
-Es alucinante-. Con su nueva decoración, la cabaña parecía sacada de una revista.
-Pensamos que con los bebés ibas a necesitar más espacio para cuando vengas de visita- le informó su tía, colocando su portátil sobre el escritorio.La luz inundaba la cabaña a través de unos tragaluces. El interior había sido revestido de material aislante y recubierto con gruesas paredes que protegían del mal tiempo. En el techo había unos ventiladores modernos y lámparas de riel. La cocina también había sido modernizada, y se abría a una espaciosa zona comunitaria con una mesa redonda y un cómodo salón de estar. Una mecedora acolchada dominaba el centro de la habitación.
Acercándose a ella, Anahí frunció el ceño, intentando recordar dónde la había visto antes.
-Es la mecedora que hice para tu madre- le dijo su padre. -Tu tío Max la encontró en el granero y la hemos arreglado para ti. Las tronas son tuyas y de tus hermanos- añadió, apuntando a un par de sillitas de bebé a juego colocadas bajo un estante en la pared.
Dirigiéndose a la trasera de la cabaña, abrió una puerta que Anahí aún no había visto.
-Y hemos añadido una extensión para que tengas un dormitorio como Dios manda- le dijo.Aproximándose, Anahí entró en su nuevo dormitorio, que, al igual que el salón, tenía unos tragaluces que lo inundaban de luz natural.
Inclinando la cabeza, Anahí observó la cama.
-El cabecero es de la cama de tus abuelos, y el pie de la tuya. Tu tío Max y yo hemos construido el bastidor, y el colchón es nuevo.Moviéndose despacio, Anahí contempló todo lo que había en la habitación, desde sus cosas favoritas que antes decoraban el edificio principal, a los pequeños detalles que su familia había incluido. Junto a una pared había dos cunas, y se acercó a ellas. Deslizando la mano sobre la madera pulida, se acordó de haber utilizado una de ellas para sus muñecas, y miró a su sonriente familia con los ojos llenos de lágrimas.
-Tu tía Hannah ha hecho las colchas de la cama y de las cunas con mantas y ropas viejas. Hay un pedazo de cada uno de nosotros en ellas- dijo Max, abrazando a su esposa con orgullo.
Anahí acarició la colcha de su nueva cama y reconoció la tela de un antiguo vestido suyo.
-No sé qué decir. No puedo creer que hayáis hecho todo esto- declaró.
-Todo es precioso.
-Queremos que estéis cómodos cuando vengáis de visita- dijo su padre abrazándola.Anahí les dio las gracias uno por uno y les acompañó a la puerta. Tras cerrarla detrás de ellos, se dio la vuelta y contempló su trabajo. Abrió los armarios de la cocina y el frigorífico, y no le extrañó ver que estaban llenos de sus cosas favoritas. Tras tomar una botella de zumo, sacó el móvil y comenzó a tomar fotos para enviárselas a Alfonso.
Después de picar unas uvas y terminar dos botellas de zumo, Anahí envió las imágenes a su marido, y decidió echarse una siesta antes de la cena. Tras coger otra manta que estaba extendida sobre el sofá, se quitó los zapatos y se acurrucó en la cama, quedándose dormida nada más apoyar la cabeza en la almohada.
Alfonso sonrió al recibir los mensajes de Anahí. Contemplando las fotos, se alegró de la bienvenida que le había dado su familia, y le entraron ganas visitarlos. Pero hasta entonces, quería dar los últimos toques al cuarto de los gemelos, y asegurarse de que los buques de carga procedentes del Báltico llegaban a la costa oeste sin complicaciones
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La Familia Del Millonario | Anahí y Alfonso Herrera |
RomanceSexto y último libro de la saga "El millonario Herrera" de Leona Lee Libro #1 Una virgen para el millonario Libro #2 La amante inocente del millonario Libro #3 La Novia Del Millonario Libro #4 La prometida del millonario Libro #5 La esposa del mill...