— Entonces sugiere que solo lo ignore.
— Todos los niños aprenden a su ritmo.— se subió a su silla nuevamente con un impulso de sus manos tomando los recarga brazos de su silla.
— Está bien...— resignada, solo bajo los brazos, se dio la media vuelta y tomó la perilla de la puerta.
Cuando la profesora se dio la vuelta, el director no dudo en un vistazo voltear a ver hacia su trasero para después coger el sobre que estaba encima de su escritorio al mismo tiempo que tosió levemente. Daniela salió de la oficina con desanimo sin mirar atrás al cerrar.
La profesora ya se dirigía hacia la salida de la escuela con todas sus cosas dentro de su bolso, cuando un pensamiento la invadió.
"No, voy hacerle caso a ese maldito idiota", decidida regreso todo lo que ya había recorrido y se dirigió hacia el baño de las niñas, con mucha seguridad se paro enfrente de la puerta al llegar, suspiro y dio un paso al frente, notando que tan oscuro se encontraba dentro a pesar de ya estar el sol en su punto más alto. "Menos mal, el señor Miguel aún no los cierra", pensó para después ingresar al baño, el cual, estaba estructurado primero como un pasillo que después hacia el costado izquierdo daba a todos los cubículos de los baños, ocho en total a lo largo de este, enfrente se encontraban los lavamanos con un espejo enorme.
— Ay, estas niñas.— dijo después de ver que en el espejo estaba escrito con un labial rojo "Verónica" tres veces alrededor de todo el espejo.
En ese momento la puerta del baño tras ella se cerró bruscamente provocando un ruido ensordecedor que hizo que la profesora saltase hacia enfrente de miedo.
— Ay cabrón.— exclamó con las pulsaciones altas.
Rápidamente se tomó con la mano derecha el corazón volteando a ver hacia atrás notando como la puerta estaba cerrada cuando antes no lo estaba. Aún intranquila miro hacia la puerta de metal de color verde, camino lentamente hasta que pudo tocarla con su mano izquierda empujándola hacia delante para abrirla de nuevo, asegurándose de que no hubiese nadie ahí.
Despacio, quitó su mano posterior a abrir la puerta y ver tan solo el inodoro y el cesto de basura dentro del cubículo. Más calmada trago saliva, pero pronto nuevamente se llevaría una terrible sorpresa al notar por el rabillo del ojo como unas manos delgadas y negras, con lodo tomaban la puerta por arriba de esta.
— ¡Ahh!— pego un grito y corrió hasta la salida donde ahí se dio la vuelta y vio hacia atrás notando como aquellas manos sobre la puerta ya no estaban.
Con la respiración agitada salió lo más rápido que pudo de los baños y camino desesperada mirando constantemente hacia atrás mientras avanzaba hasta la salida sujetando con fuerza su bolso. Cuando llego hasta la puerta de la escuela se recargó en esta y bajo la cabeza mirando al suelo tratando de recobrar el aliento hasta que su miedo se disipó.
En tan solo segundos abrió la puerta y salió de la escuela. "Debo ayudar a Darwin", pensó dirigiéndose hacia su casa con un semblante de seriedad y su cara ahora pálida por el susto.
"¿Cómo es que él ve esto?", pensó mientras que caminaba por la vereda de la calle, teniendo en su mente presente la cara de su pequeño alumno, con ojos cansados, mirada pérdida, semblante pálido y unas ojeras notablemente pronunciadas.
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CRÍPTICO.
Science FictionUna noche un hombre atractivo, vestido de traje entró a un hospital con una propuesta hacia una mujer recién parida.