— Oye, ¿no deberías de ir con la enfermera para que te revise?— salieron juntos del salón ya listos para el recreo.
— Nah, estoy bien, solo debo comer algo con azúcar.
— ¿Con azúcar? ¿Qué, eres diabético?
— No, me refiero a que me den energía, pero...— se paró unos segundos en medio del corredor.— Huele delicioso.
— ¿Qué cosa?— preguntó Jonathan confundido, pero mientras hablaba él se fue.— ¡Hay que ir por Mateo!
Siguió al chico que iba de prisa hacia la cafetería de la escuela cruzando el patio entero y llegando hasta el otro extremo de la escuela, ahí miró como estaban preparando unos tacos dorados de carne de res.
— Eso...— miró con asombro la comida y comenzó a saborearla.
— ¿Cómo los oliste desde el salón?— miró hacia atrás la distancia recorrida la cual era bastante.
— ¿Vas a comprarlo?
— Sí...— rápidamente sacó su cartera y los billetes dentro de esta.
Tras la larga fila que tuvieron que hacer para comprar sus alimentos, el chico degusto con mucho animo su comida, algo que no hacía de costumbre. Tanto fue la forma en la que devoró su comido que Jonathan lo miró sorprendido mientras comía una de sus galletas, así que no se guardo nada y decidió decirle lo que pensaba.
— ¿Sabes qué? En serio, actúas extraño.
— ¿Extraño?— preguntó con la boca llena y los cachetes llenos de crema y salsa verde.
— Sí, hay que buscar a Mateo.— miró medianamente asqueado a su amigo.
— ¿Eh?
Antes de tragar, Rafael sintió un pequeño cosquilleo que recorrió todo su cuerpo y que lo hizo retorcerse.
— ¿Te dieron escalofríos?— comenzó a reírse después de ver como reaccionó su cuerpo por sí mismo.
Por su parte él no se río, pues esa sensación lo alertaba de algo, sintió de alguna forma que se encontraba en peligro.
Sin saber como y porque, a través de su mirada este logró ver una especie de espectro medianamente transparente que palpitaba y le indicaba hacia donde mirar, guiándolo hacia la izquierda en donde el árbol enorme de la escuela se encontraba plantado ahí, casi cegándolo estaba un cuervo siendo abrazado por la luz del sol en su punto más alto.
Aquel cuervo pronto volteo la cabeza viéndolo con su ojo izquierdo, para después crascitar y echarse a volar. Al irse de ahí, la vista de Rafael volvió a la normalidad dejando de tener ese espectro palpitante que lo guiaba.
— ¿Pasa algo?— Jonathan también miró hacia donde observaba su amigo.
— No, pensé que había visto una lechuza, pero no... Era un cuervo.
— Ah...
— ¿Qué hacen, bandita?
A su lugar llegó Mateo, sudoroso y con una botella en la mano, pronto los saludo a todos con un choque de puños.
— ¿Hiciste deportes?
— Sí, el profesor Medina nos puso a correr en el mero sol, así me voy a volver más prieto de lo que ya estoy.
— Oye, a Darwin le pasa algo.
Los tres amigos comenzaron a caminar hacia una jardinera lejana para poder hablar con más libertad y confianza de que nadie los iba a escuchar.
— ¿Qué te sientes mal?
— No, solo me quedé dormido en la clase y me dio el bajón.
— Tiene que ver con lo que vimos en la exploración con tu primo.
— Hablan de la esposa del gobernador y como se le vieron la chichis.— comentó de forma morbosas mirando con una sonrisa a sus dos amigos.
— No, te digo que vi a un nahual, pero no me hizo nada.
— ¿Y si te embrujó?— preguntó Mateo.
— Como me embrujo si ni si quiera me toco ni me hizo nada.
— Estuve investigando y mi ama dice que no necesitan tocarte o llevarse algo de ti, te pueden hacer mal de ojo o magia vudú, o con santería.
— Ay por favor, esas son cosas ridículas, solo se sugestionan.
Los tres se quedaron en silencio, pero Rafael miró hacia abajo pensativo sobre todas las cosas que le sucedieron en tan poco tiempo.
— Oh, por cierto... Quiero enseñarles algo.
Mateo buscó en su bolsillo derecho y sacó su teléfono celular.
— ¿Qué cosa?— preguntó Jonathan
— Échenme aguas que no me vea ningún profe.
— No, nadie viene.— afirmó Rafael.
— Es un video que me pasó mi primo el del tianguis.
— ¿De qué trata?— preguntó Rafael acercándose con curiosidad.
— Dice que lo llaman: "Sin manos".
Mateo llevó su celular al medio de los tres y comenzó a reproducir el vídeo, los amiguitos pusieron mucha atención a este, pero conforme iba avanzando sus rostros se desarmaron comenzando a sentir asco y repulsión por lo que veían.
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CRÍPTICO.
Science FictionUna noche un hombre atractivo, vestido de traje entró a un hospital con una propuesta hacia una mujer recién parida.