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Con un suspiro, Gunwook agradeció poder arreglar la perilla, quizá nadie se daría cuenta de tremenda patada que — anteriormente — había dejado. Veinte minutos después, ya estaba subiendo las escaleras y si, seguía en boxer, aunque sus mejillas se pintaran de bermellón cuando ciertos ojitos lo miraban de más.

El aroma de Yujin aún estaba en toda la casa y decir que su corazón no gritaba de estar con su bonito amor, sería mentira, ¡Se sentía como un niñito con su dulce favorito! Se encaminó por un pasillo y al momento de entrar, escuchó unas risitas y ronroneos dentro, ingreso y se quedó completamente mudó.

— Yuj- — silencio, mirando asombrado el amontonamiento de prendas en la cama del Omega. El aroma se expandió cada vez más y su parte Alfa dejo salir feromonas para mezclarse con las del bajito. Se acercó lentamente aún estando en shock — ¿Omega?

Unas risitas de bebé lo hicieron mirar al bulto bajó los suéters y camisa gris, junto con otras prendas más. Notó unos cabellitos salir de allí hasta que Yujin sacó su cabecita, mirándolo con cariño y diversión.

Sus celestes ojos brillando con intensidad.

Alfa... Quiero besitos.

Gunwook no se movió, quedándose tenso y pálido a unos metras de la cama, procesando lo que Yujin había hecho... Recordando ciertos libros y la información: era un nido.

Según algunos expertos, era muy valioso el nido para el Omega y no cualquiera tenía el derecho de entrar en él, era un refugio y sumamente sagrado, si el Omega daba permiso a su Alfa, era lo más íntimo que ellos podían hacer. Algo muy especial. Y Yujin, más bien, el bajito Omega lo había hecho para los dos.

¿Wookie? — el castañito lo miro curioso, saliendo del nido y gateo hasta el rubio, sostuvo sus mejillas y noto al Alfa temblar a su toque, no entendió. Y sin decir nada, tironeo del brazo del mayor, para que se acueste a su lado, lo único que quería era ser mimado, besado y consentido de todas las formas posibles. Sin embargo, Gunwook no se movió, dándole más confusión y algo de dolor en su pecho — Alfa.

— Omega, esto... Esto está mal — dijo acariciando uno de esos cachetitos. Viendo con dolor como esos orbes se llenaban de lágrimas, el Omega negó, pero Gunwook prosiguió — amor, no estás consciente de lo que haces... ¿Por qué no traes a Yujin? El puede patearme el culo cuando reaccione y puede que no me hablé cuando recuerde todo lo que su Omega hace.

Un gruñido fue su respuesta, Gunwook sabía que el Omega estaba entre una lucha con su lado humano, no quería aprovecharse de la situación, quería al bipolar y bonito Yujin.

Está bien, Alfa — seguidamente, unió sus bocas un largo rato y Gunwook correspondió, acariciando aquel cuerpo sin sobrepasar los límites, aunque dudo un momento.

El castañito mordió esos labios rojizos, sacando un gruñido al mayor... Antes de que se apartaran de golpe y en menos de lo que pensó, un fuerte golpe resonó en la habitación.

Gunwook cerró sus ojos, apretando sus labios al chillido de dolor que quiso soltar a la bofetada en su mejilla. Yujin estaba sonrojado mirándolo sorprendido y enojado a la vez.

— Yuji-

— ¡¿Qué me has hecho?!

— Escucha. No paso-

— ¡¿E-esto e-es un nido?! — avergonzado y furioso, Yujin miro alrededor.

Su enorme cama estaba repleta de prenda suyas, mezcladas con el aroma de Gunwook. Cubrió su rostro, completamente confuso y tímido, quería huir de allí. Sin embargo, al querer abandonar la cama, Gunwook lo atrapó en sus brazos y acostó a los dos en aquel nido de aromas suyos. Bajó su mirada al cuerpo de Park, viéndolo simplemente con un bóxer, ‹Pensamientos lindos, pensamientos lindos

No soy Gordito [Gunjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora