Eran poco más de las seis. El astro rey emergía del horizonte, saludando con su luminoso y ardiente abrazo a la tierra. Los rayos del sol se colaron por las rendijas, dándole a la habitación una tenue iluminación que fue suficiente para despertar a su dueña, que ahora mismo estaba envuelta en sus sábanas cómodamente. Aquella maraña de cabellos naranja que sobresalía entre las colchas era Ashika, que al parecer no quería salir del cobijo de su cama. Puesto que se dio vuelta, evitando que la luz le diera directamente en los ojos.
—¡Ashika!— Llamó la comadrona desde el piso de abajo— ¡Despierta, que vas a llegar tarde!
¿Cómo es posible que Alma siempre esté despierta antes del amanecer?, pensó ella molesta, ¿Acaso duerme siquiera? Consideró quedarse a dormir cinco minutos más, pero sabía que si hacía eso Alma la volvería a llamar al poco rato y si aún seguía sin responder la bajaría a rastras sin importar su condición.
—¡Ya voy!— Respondió Ashika incorporándose en su cama— ¡Dame un rato para asearme y cambiarme!
—¡Está bien!— Asintió Alma— ¡Pero baja pronto, estaré preparando el desayuno!
Tallándose los ojos con pereza, la joven por fin se levantó de la cama. Sus pies sintieron el frío suelo de madera que tenía la habitación, mientras ella caminaba hacia la ventana. Abriéndola de par en par, dejó entrar la luz del sol para que iluminara por completo su estancia. El resplandor matinal la cegó levemente, mientras se asomaba a las calles de la ciudadela de Railersh. La ciudad estaba empezando a despertar en este preciso momento, por lo que todavía no había muchos transeúntes.
Lo primero que hizo Ashika fue ir al baño a quitarse las lagañas, no pensaba salir así a ninguna parte. En el baño estaba la cubeta de madera que había llenado desde ayer con agua del canal para asearse. En la habitación había un espejo, allí pudo ver su desgreñado aspecto. Sus serenos ojos dorados, que poseían brillo casi metálico, estaban cubiertos casi por completo por las lagañas.
Su cabello color naranja estaba llenos de nudos y caía por su frente en un desorden total que casi no dejaba ver su rostro. Apartándolo apresuradamente pudo ver el rostro que estaba acostumbrada a ver todos los días en el reflejo, la pequeña nariz, las pecas en sus mejillas y los labios finos que protagonizaban el retrato de su infantil rostro. Habiendo terminado el examen preliminar de su aspecto, se desprendió de su pijama para meterse a bañar.Está helada¸ pensó Ashika con frustración mientras se aseaba. La estación actual era el otoño, hacía algo de frío por las mañanas por lo que era de esperarse la reacción mostrada por ella, bañarse con agua fría no era para nada agradable. Después de salir del baño, tuvo que envolverse con la toalla para no congelarse, y salió corriendo hacia el armario para vestirse. Allí empezó su segunda batalla del día: escoger la ropa adecuada para hoy.
—Creo que así está bien— Dijo parándose frente al espejo de cuerpo completo que estaba colocado al lado del armario.
Su atuendo era sencillo: llevaba una blusa de mangas largas color blanco adornada con un lazo morado pálido en el cuello, a juego con una falda color gris que casi llegaba a las rodillas. No era de familia acomodada por lo que no se podía permitir lujos como serían collares, gargantillas, anillos, o cualquier otro accesorio. También se había puesto unas medias largas blancas, que hacían resaltar los zapatos color grisáceo oscuro que llevaba puestos.
Era un conjunto lo suficientemente maduro para la jovencita de veintidós años que era ella. Sin embargo, su cuerpo de niña arruinaba por completo cualquier impresión adulta que su ropa podría darle. Y su estatura, de poco menos del metro sesenta, no ayudaba en lo absoluto. La parte buena era que al menos era de complexión delgada y linda en términos generales, lo suficiente como para que su atuendo se le viera bien a pesar de lo anterior.
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Technomancy #PGP2024
FantasyLa tecnomancia es el arte de controlar la tecnología, una de las siete artes místicas que existen en el mundo. Con ella presente, ¿es posible imaginarse un futuro sin tecnología? Pues en el año 2271, la humanidad vive en una ausencia casi absoluta d...