"¡Fuu... Sion... HA!"
Una explosión de energía sacudió el templo sagrado haciendo tambalear el escudo creado por Bulma años atrás. Gogeta, el guerrero sayayín definitivo hacía su aparición en un destello de luces nunca antes visto, columnas de luces plateadas y lilas parecían acompañar y rodear al nuevo guerrero quien, sin esperar ni un solo segundo, sacaría a relucir su más poderosa forma, una mezcla entre Ultra Instinto y Ultra ego se manifestaba en el guerrero. Su cabello con la característica forma del súper sayayín, pero de color plateado con mechones lilas, sus ojos, uno de cada color demostraban el total dominio de doctrinas aparentemente incompatibles.
Con un rugido atronador, Zarama al ver contra quien se enfrentaba, desató todo su poder contra Gogeta, su aura oscura envolviendo al guerrero fusionado en una tormenta de energía destructiva. En un instante, el espacio mismo pareció estremecerse ante la intensidad de su poder, mientras la oscuridad se condensaba a su alrededor en una espiral de energía negra.
Gogeta y Zarama se lanzaron el uno contra el otro con una velocidad y fuerza inimaginables. Cada golpe resonaba como un trueno, y cada movimiento parecía desafiar las leyes de la física. La barrera chisporroteaba y temblaba con la energía desatada en el interior, pero se mantenía firme, protegiendo el templo y a todo lo que estaba fuera de sus límites.
Gogeta, con su cabello brillante y su aura de energía lila y plateada, se movía con una gracia letal. Sus golpes eran precisos y poderosos, cada uno de ellos dirigido a un punto crítico en el cuerpo de Zarama.— "¡Vamos, Zarama!" —rugió Gogeta, sus ojos centelleando con determinación mientras lanzaba una serie de golpes rápidos y devastadores.
Zarama, sin embargo, no era un oponente común. Con su apariencia imponente y su aura oscura y temible, repelía los ataques de Gogeta con una facilidad casi insultante. —"¿Eso es todo lo que tienes, Gogeta?"— se burló, bloqueando cada golpe con movimientos fluidos y precisos.
El contraataque de Zarama fue brutal. Con un rugido, lanzó un puñetazo que sacudió a Gogeta, obligándolo a retroceder. Gogeta respondió con una ráfaga de golpes rápidos, cada uno de ellos tan poderoso que rompía el sonido, pero Zarama los bloqueaba todos, su expresión de confianza inquebrantable.
La lucha se intensificó. Los dos guerreros desaparecían y reaparecían en destellos de luz y oscuridad, moviéndose tan rápido que ya no eran visibles a los ojos de los demás. Cada choque de sus auras sacudía la barrera, creando ondas de energía que se propagaban por el cielo.
Gogeta, con un grito de guerra, se lanzó hacia Zarama con una serie de golpes y patadas encadenadas. Su velocidad y precisión eran asombrosas, cada movimiento una obra de arte marcial. Zarama, sin embargo, contrarrestaba cada ataque con una precisión letal, sus ojos brillando con una luz siniestra.
El combate continuó, cada segundo más intenso que el anterior. Gogeta y Zarama se enfrentaban con una ferocidad que parecía ilimitada, cada uno de ellos decidido a no ceder ni un centímetro. Los golpes eran tan poderosos que el aire mismo temblaba, y la barrera de Bulma chisporroteaba bajo la presión de sus energías colosales, una barrera que pese a ser kilométrica en su tamaño, parecía que en cualquier momento colapsaría.
Los demás guerreros Z, que estaban luchando contra los Arcanos, detuvieron sus combates para observar lo que podían de la épica batalla. La tensión en el aire era palpable mientras miraban a Gogeta y Zarama intercambiar golpes, conscientes de que el destino del universo podía depender del resultado de ese enfrentamiento.
Gogeta, con una furia renovada, lanzó una patada giratoria que impactó en el costado de Zarama, enviándolo a través del aire. Zarama se recuperó rápidamente, lanzándose de nuevo a la batalla con una serie de golpes rápidos que Gogeta apenas pudo bloquear.
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Dragon Ball La Última Batalla
FanfictionEn esta pequeña historia, se describirá la última gran batalla de Gokú y sus amigos. una amenaza para el multiverso se avecina, amenaza que incluso pondrá en riesgo a los propios dioses junto a Zeno Sama. Los derechos a sus respectivos creadores, e...