Capítulo 5 El Templo Sagrado

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—El planeta Nameku fue destruido diría el ángel, pero Gokú sigue con vida, aunque está inconsciente.

Junto a Wados comenzaron a ver lo ocurrido en el planeta y cómo el sayayín, pese a desplegar toda su fuerza, no fue rival para Zarama, para finalmente ser derrotado y gracias al poder de los namekianos lograron salvarlo aún a costa de sus vidas

Luego con un gesto de su báculo, este haría aparecer la esfera de energía que envolvía a Gokú dejándolo en el piso de la corporación donde dicha esfera, al haber cumplido con la misión que le fue encomendada, desaparecería dejando a un inconsciente Gokú, el cual sería sanado y despertado por el ángel.

A los pocos segundos de haber despertado, Vegeta junto a los demás guerreros se harían presentes en la corporación. Ya aunque lo negara, Vegeta y Gokú era buenos amigos y se protegían cada vez que la ocasión lo requería.

—¿Qué ocurre, por que Kakaroto está acá con ustedes?

—Es un monstruo imparable— diría Gokú con evidente enojo—, por más que luché con todo lo que tuve, no pude hacerle absolutamente nada.

Picoro y Dendé ya suponían sobre la desaparición de su raza, sin dudas estaban impactados y muy tristes, muchos amigos tenían dentro del pueblo Nameku, especialmente Dendé quien estaba particularmente triste por la muerte del gran Patriarca.

—Pero el sacrificio del Señor Champa no fue en vano diría Wados, ahora, aunque fuera una manifestación incompleta de Zarama, sabe que puede ser herido y si bien no sabemos cuando estará recuperado, el saber que puede ser derrotado lo hará atacar con todo la próxima vez.

—Y creo que el próximo ataque será acá en la Tierra—, diría Vegeta— ya sus fanáticos fueron derrotados y no se quedarán tranquilos, sobre todo ahora que tenemos las esferas del dragón del planeta Cereal y las nuestras.

—Ahora que la raza Nameku no existe en los demás universos, creo que se dedicarán a convertir a los habitantes de otros universos mientras tanto hasta que Zarama esté recuperado, eso si que apenas lo esté, vendrá con nosotros— diría Bulma.

—No lo creo— diría Picoro, quien había llegado junto a Vegeta y los demás con la teletransportación de este—. Las esferas del dragón ahora son indetectables para ellos, las hemos ocultado en la habitación del tiempo, en teoría es otra dimensión, por lo que no les será tan fácil encontrarlas.

—Eso es bueno— diría Bulma—, pero que pasará con los demás universos, no todos tienen a guerreros capaces de detener a los Arcanos y ustedes no pueden dejar este universo sin protección, los flancos son demasiados como para arriesgarnos.

—Señor Bills, ¿no será mejor que ustedes tres apoyen a los otros universos mientras tanto?, con el poder de ustedes, la defensa de ellos debería aumentar considerablemente— continuó Bulma.

—Creo que tienes razón— diría el dios—. Whiss, contacta a los demás universos, hay que saber donde están atacando para ir.

Al paso de varios minutos en donde tanto Whiss como Wados se comunicaron con los demás universos, lograron averiguar que al universo dos, dominado por la diosa Jerez estaba siendo atacado por lo que luego de unos minutos de preparativos, finalmente tomaron rumbo hacia el universo dos.

En un lugar desconocido y oscuro, un ser estaba sentado en un trono. Zarama se alzaba imponente, una figura envuelta en una oscuridad que parecía emerger de lo más profundo del universo. Su presencia era ominosa, su aura irradiaba un poder oscuro y antiguo que helaba los corazones de quienes lo contemplaban.

A primera vista, Zarama podría haberse confundido con el Sumo Sacerdote Daishinkan, con su aspecto majestuoso y su porte regio. Sin embargo, había algo siniestro en su mirada, algo que sugería una conexión con fuerzas más allá de la comprensión mortal.

Dragon Ball La Última BatallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora