Dragon Ball La Última Batalla

Capítulo 17 El Final de la Batalla

Cuando el ritual concluyó y Gokú fue investido con el poder del dios del todo, experimentó una transformación que trascendió la comprensión mortal. La aureola dorada que lo rodeaba brilló con una intensidad que parecía irradiar desde el núcleo mismo de la existencia, envolviéndolo en una sensación de poder y grandeza indescriptibles.

Gokú sintió una oleada de sabiduría infinita invadiendo su mente. Cada rincón del multiverso, cada secreto de la creación, cada fragmento de la historia y el destino se desplegó ante él. Era como si el velo que separaba los conocimientos universales de su consciencia se hubiera desvanecido, revelando la vasta red de conexiones y verdades que conformaban la realidad misma. Los pensamientos y sentimientos de seres de todos los universos, desde los más poderosos hasta los más humildes, se entrelazaban en su mente, ofreciéndole una comprensión completa del tejido del cosmos.

Unas corrientes de energía fluyeron a través de él, dándole una sensación de omnipresencia. Gokú ya no estaba limitado por un cuerpo o una forma. Podía sentir y percibir cada rincón del multiverso simultáneamente, desde los universos más lejanos hasta los pequeños rincones del espacio y el tiempo. La sensación de ser uno con todo lo que existe era abrumadora pero maravillosamente liberadora. No había barreras ni distancias; todo estaba interconectado y a su alcance.

La omnipotencia también se hizo presente en su ser. Gokú pudo sentir el inmenso poder que ahora poseía, una fuerza que le permitía moldear la realidad según su voluntad. Sin embargo, en lugar de sentirse aplastado por la magnitud de esta habilidad, Gokú experimentó una sorprendente claridad mental. La inmensidad del conocimiento y poder no lo hizo sentir desbordado; en cambio, se sintió sereno y equilibrado, como si hubiera encontrado su verdadero propósito.

A pesar del poder infinito que ahora poseía, Gokú se maravillaba de cómo no colapsaba bajo la presión de semejante responsabilidad. La integración de tal sabiduría y poder parecía ser natural para él, como si hubiera estado destinado a asumir este rol desde el principio. En su mente, las visiones de las innumerables realidades y posibilidades se desplegaban con fluidez, y comprendió que su nuevo papel era no solo preservar el equilibrio, sino también guiar y proteger el multiverso con una sabiduría profunda y una fuerza inquebrantable.

En ese momento, Gokú se sintió más conectado con el multiverso que nunca antes. Su percepción y comprensión de todo lo que existía lo envolvieron en una sensación de paz y propósito. Sabía que, a pesar de la inmensidad de su nuevo poder, estaba preparado para enfrentar cualquier desafío que surgiera y para cumplir con la responsabilidad de ser el nuevo dios del todo. Este conocimiento y poder se convirtieron en una extensión de su propio ser, dándole la confianza y la claridad necesarias para guiar el multiverso hacia una nueva era de estabilidad y armonía.

Con el poder recién adquirido como dios del todo, Gokú se alzó como la manifestación de la justicia y el equilibrio en el multiverso. Con una concentración absoluta y una voluntad inquebrantable, comenzó su tarea monumental: erradicar la amenaza de los arcanos y restaurar la armonía en el cosmos.

La primera acción de Gokú fue manifestarse en cada rincón del multiverso. Su presencia se extendió más allá de los límites del espacio y el tiempo, y versiones de él aparecieron en todos los universos simultáneamente. Estos seres reflejos de su nueva forma, radiantes con una luz divina y poderosa, comenzaron a enfrentarse a los arcanos menores que habían sembrado caos y destrucción en los universos.

Los arcanos menores, al sentir la presencia abrumadora de Gokú, intentaron resistir, pero su poder era tan inmenso que sus intentos de oponerse eran en vano. Cada arcano menor fue rápidamente superado y devuelto a su estado anterior, a su estado antes de ser asesinados y engañados, el poder de Gokú restaurando el equilibrio y la normalidad en cada rincón del multiverso. Las versiones de Gokú se movían con una precisión y eficacia perfectas, borrando la influencia de los arcanos y reparando los daños que habían causado.