"A ella le encanta tener el control, quiere hacer las cosas a su manera, y no hay forma de que ella se quede, a no ser que tú te rindas".
Becky Armstrong, gerente legal y abogada penalista del reconocido despacho de abogados Freedom Law, se entera...
Becky dormía plácidamente sobre su cama, había llegado tan agotada del trabajo que lo primero que hizo al llegar a su casa fue darse una ducha y luego acostarse sobre su cama. Después de eso no transcurrieron ni cinco minutos para que se quedara dormida.
Un sonido molesto la hizo removerse entre sus sábanas con molestia. Arrugó su nariz aún con los ojos cerrados cuando se dio cuenta de que era su teléfono el que sonaba.
Pensó en ignorarlo hasta que terminara de sonar, no tenía intenciones de tomar la llamada, pero el sonido no cesaba y eso la comenzaba a exasperar. No tuvo más remedio que coger el teléfono con los ojos entrecerrados y atender la llamada.
—Sí, diga.
—Becky... —pronunciaron su nombre del otro lado de la línea—. Soy Charlotte.
—¿Charlotte? —Becky restregó sus ojos y luego con dificultad logró sentarse sobre la orilla de su cama—. ¿Por qué me llamas? ¿no deberías estar ya en casa? Son casi las tres de la mañana.
—Tengo una noticia buena y otra mala, ¿cuál quieres que te diga primero?
—¿Qué? —Becky bufó con desespero—. Será mejor que hables sin rodeos.
—Bueno, comenzaré con la mala y es que en el club Yoko se peleó con una chica, se armó todo un alboroto, llegó la policía y se la llevaron a la cárcel, ahora está encerrada —contó con nerviosismo. De un momento a otro, el sueño de Becky se había esfumado por completo—. ¿Podrías venir a la delegación?
—¿Por qué no arreglas eso tú? ¿se te olvida que también eres abogada? —preguntó Becky sarcásticamente volviendo a recostarse sobre su cama—. ¿Y cuál es la buena noticia?
—Guarda la calma hermanita, que aún no termino —murmuró Charlotte aclarando su garganta—. La buena noticia es que Yoko no está sola, yo la estoy acompañando —se mantuvo en silencio por un par de segundos antes de proseguir—. Porque a mí también me encerraron.
—¡¿Qué?! —gritó Becky saltando de su cama.
—Nos dejaron hacer una llamada. Intenté llamarle a Richard pero no responde, por eso te llamé a ti...
—Tú y yo tendremos una plática seria después de esto —la reprendió—. Saldré ahora mismo para la delegación.
Rápidamente se vistió con las primeras prendas que encontró y tomó las llaves de su auto. No podía creer que debía salir a mitad de la madrugada para ir en busca de su hermana mayor y también de su mejor amiga.
¿Cómo fue que pasó?
Recapitulemos lo sucedido horas antes del incidente.
Fin del flashback.
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