𝟏𝟕 | Pequeña confusión

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—No te vayas todavía... —Freen recargó uno de sus brazos sobre el hombro de Becky—. Hay más cosas, más asuntos... para hablar.

—Fue mala idea, todo es mi culpa —Becky se arrepentía terriblemente por haber ingerido alcohol. Luego de terminar de comer siguieron conversando y por ende tomando más copas de vino hasta terminar con toda la botella—. Pero... ¿yo qué iba a saber? Éste vino no contiene mucho porcentaje de alcohol.

—Te lo dije... mi cuerpo y las toxinas y... el metabolismo.

—Te llevaré a tu habitación —avisó Becky sosteniendo a Freen de la cintura—. Asumo que se encuentra en la segunda planta, así que tendremos que subir escaleras. Apóyate en mí, no te sueltes.

—No, no estoy, yo no estoy ebria. Solo estoy... un poco mareada. Te.. ¿te gustó lo que cociné para ti? —preguntó con voz risueña.

—Sí, cocinas muy bien —respondió Becky envolviendo a Freen con sus brazos para mantenerla segura y evitar que rodara por las escaleras. Una vez que llegaron al segundo piso, entraron a la primera habitación—. Bien, creo que aquí podrás descansar.

—¿Te quedarás... conmigo?

—¿Qué? —Becky recostó a Freen cuidadosamente sobre la cama y luego procedió a quitarle los zapatos, justo como solía hacerlo hace años con su hermana Charlotte cada vez que salía de fiesta con Yoko—. Listo, así los pies no te dolerán después.

—Becky, no te vayas —Freen se levantó de la cama con dificultad mientras se acercaba hasta ella, le extendió una de sus manos que Becky tomó dudosa. No se imaginaba que la mayor en ese estado tuviese tanta fuerza como para poder tirar de ella a tal punto de hacerla caer. Becky perdió el equilibro, lo último que pudo percibir fue el cuerpo de Freen impactar contra el duro suelo en un golpe seco.

Sarocha había amortiguado su caída y en lugar de apartarse rápidamente, Becky permaneció inmóvil, primero intentando procesar lo que estaba sucediendo y luego quedando totalmente perdida en su mirada. No se había tomado el tiempo de observarla a detalle pero justo ahora lo estaba haciendo, aunque quizás no era el mejor momento para hacerlo.

Era demasiado hermosa para ser real.

Cuando se dio cuenta de su acción, las mejillas de Becky se volvieron rojas de la vergüenza. Torpemente intentó levantarse pero las manos de Freen se aferraron a su pequeña y fina cintura. Ambas se miraron a los ojos escaneándose sin pudor. Las pupilas de Freen estaban ligeramente dilatadas quizás a causa del exceso de alcohol y sus labios estaban entreabiertos porque de esa manera podía coger más aire al tener a Becky sobre ella.

—Lo- lo siento —se disculpó Becky sin poder despegar su vista de los ojos de Freen. Estaba segura de que nunca había visto unos ojos más hermosos que esos que ahora la miraban profundamente—. ¿Te encuentras bien?

—Qué bonita eres... —murmuró Freen con sinceridad.

Becky de verdad le parecía una mujer muy hermosa y no creía que fuera ningún pecado mencionárselo. Incluso para ella era algo natural dar cumplidos a sus amigas más cercanas, pero en este caso se sentía diferente, por alguna razón era diferente. La vista de sus ojos pasó directo a sus labios. Becky también tenía unos hermosos y tentadores labios.

—Debo irme —dijo Becky ayudándose torpemente de sus manos para poder levantarse sintiendo el corazón desenfrenado. Una vez que estuvo de pie, ayudó a Freen a levantarse de igual manera—. Vuelve a la cama, no estás bien.

—Estoy bien.. —No lo estaba. No sabía si era por el exceso de alcohol dentro de su cuerpo, pero la boca de Becky se veía tan tentadora en estos momentos—. Tus labios...

She loves control「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora