❝Haré lo que haga falta❞
❝¿Inclusive siendo omega?❞
❝Omega o no, es mi deber❞
☆
Un país regido por el último enigma de la generación ha vivido durante años bajo un régimen que los ciudadanos deben cumplir sin falta. Nadie rompe las leyes, pero algu...
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Muy bien.
Es extraño.
“Y yo que creía que no había personas en la ciudad perdida, ¿se imaginan que hubiera zombies? Que genial” bromea el conductor de la camioneta. Taehyung le mira sin decir nada y él alfa asiente comprendiendo que no es él momento.
Luego de que aquellos individuos hayan salido de donde sea que lo hayan hecho, les pidieron -o más bien los obligaron- a ir con ellos para llevarlos con aquel señor hwa.
Y está tan centrado en ese apellido porque sabe que lo ha escuchado en alguna parte, pero no recuerda con claridad de quién.
Hwa, hwa, hwa.
Maldita sea, ¿en donde?
“¿A dónde vamos?” pregunta Jungkook sonando firme, sin quitar sus ojos de los del conductor a través del retrovisor. Tanto Taehyung como él sienten que sus cuerpos se ponen rígidos ante la respuesta de aquel hombre.
“Ante el líder Hwa” Taehyung hace un mohín y mira a Jungkook. Él alfa le devuelve la mirada y como si fuese una petición silenciosa del omega, se rueda un poco más hasta él para poner su mano encima de su rodilla y darle un apretón demostrando su apoyo.
Él tampoco está convencido de ésta situación.
No prestaron atención a cuántos minutos pasaron en el viaje, pero Taehyung tensa su cuerpo cuando sus ojos visualizan una enorme mansión no tan descuidada como aquellos edificios que dejaron atrás.
Entrecierra sus ojos y rasca su mentón. Es algo raro, pero no siente tanta pesadez en el ambiente cuando se baja del auto al ya estar estacionado en el patio delantero. Puede ver como hay dos hombres parados en la entrada con uniformes muy profesionales, casi como guardaespaldas.
“Esto es raro”
Escucha decir a Jungkook que también se posa a su lado al bajar del auto. El omega asiente y ladea su cabeza viendo como el resto del grupo bajaron en dos autos más.
“Siganme”
Uno de los hombres habla a sus compañeros, o más bien, mirando a Yoongi. El pálido le mira con dureza pero igual hace caso a su petición.
Cuando ellos empiezan a seguirlo, Taehyung no se queda atrás y él junto con Jungkook siguen al grupo. Suben las escaleras que hay en el porche y la puerta principal fue abierta para dar vista al vestíbulo y es tan bonito que el azabache no evita sorprenderse.
Que lindo.
“Dejen las armas aquí”
Indica el tipo hacia los recién llegados. Señala una mesa de madera y tanto Yoongi como Taehyung se sienten insatisfechos ante esa petición, ¿dejar las armas? Por ningún motivo.
“¿Es necesario?” le inquiere Taehyung con amargura y arruga su nariz ante el asentimiento del hombre. “¿Por qué? Es estúpido. No mataremos a nadie”
