XLII. Treinta y siete

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"Somos hermanos, nos cuidamos entre nosotros

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"Somos hermanos, nos cuidamos entre nosotros. Cuentas conmigo para lo que sea, no importa en qué situación nos encontremos, lo juro por el meñique"

El pequeño Hyomin mira a su hermano mayor con ilusión y con ansias, entrelaza su meñique con el contrario, sellando así una promesa que ninguno estaba dispuesto a romper, ni aunque fuesen obligados a hacerlo.

El mayor de los dos sonríe con emoción y se lanza a abrazar al niño para así irse a jugar juntos en el patio del capitolio, donde ellos podían vivir en paz y tenerse el uno al otro.

Así era hasta que uno de ellos se atrevió a dañar y traicionar de la manera más vil la confianza de su hermano, quitándole lo único que tenía en el mundo y que lo hacía sentir menos despreciable.

Y a raíz de eso ya no eran Hyomin, Haewon y su hermano, ahora solo era Ganghan.

El presidente Ganghan, el hombre que es conocido como el monstruo más miserable del país, alguien que prometió nunca más dejar de lado su caparazón para no ser dañado como todos lo habían hecho.

Su padre, su madre, su esposa y su hermano.

Todos le fallaron y él aprendió por las malas que es mejor ser temido y respetado que ser amado y elogiado.

Incluso con el tiempo, nunca dio su brazo a torcer.

Ganghan camina a paso lento hacia la puerta que está a unos metros suyo. Sabe que al entrar allí todos sus recuerdos de su infancia, adolescencia y partes del inicio de su vida adulta regresaran, así que antes de agarrar el picaporte, aspira muy hondo y lo piensa mejor.

¿Es lo mejor hacer esto? ¿Revivir la parte más dolorosa de sus recuerdos?

No quiere, pero debe hacerlo.

Ganghan aspira y termina por girar el picaporte para empujar la puerta haciéndola chillar. Su figura queda en medio de ella viendo a ambas figuras inconscientes en aquellas sillas de madera.

Se fija en cómo las manos y tobillos ajenos están amarrados a las patas de las sillas, dejándolos inmovilizados.

"Señor"

Un beta le hace una reverencia al presidente, pero él le ignora y entra por completo a la habitación viendo con el corazón en la garganta los rostros de ellos.

Los ojos de Ganghan  están paralizados en alguien específico, no en la mujer que una vez creyó que era el amor de su vida, sino en el hombre que estaba más que seguro que sería su héroe, su confidente, su único verdadero amigo.

Su hermano mayor, el hombre que a pesar de todo lo que han pasado juntos, lo traicionó.

Como sí lo supiera, el mayor de los hermanos levanta la mirada y cuando visualiza a la persona que no ha visto en años se paraliza y siente su corazón latir muy rápido. Era el mismo que recuerda desde hace años, excepto que en sus ojos no había ese brillo que conocía.

WHATEVER IT TAKES ℘ JK&THDonde viven las historias. Descúbrelo ahora