。⁠:Strange Encounter:⁠。

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Aquel chico pelinegro permaneció en el piso, no tenía ni la mínima idea de el por qué había chocado con alguien ni como había pasado todo

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Aquel chico pelinegro permaneció en el piso, no tenía ni la mínima idea de el por qué había chocado con alguien ni como había pasado todo.

Había estado corriendo por los pasillos, buscando algo o alguien.

No le dió tiempo de reaccionar, cuando menos se dió cuenta, choco con alguna persona y no pudo lograr divisar a ese alguien que buscaba. Instantáneamente se trato levantar, sin embargo poso su vista en aquel chico castaño que también había caído junto a el.

Esos ojos color avellana... Sentía que lo conocía de hace mucho, o de algún lado. Trataba de reconocerlo, pero simplemente un sentimiento de nostalgia lo invadió.

Trato de quitar ese sentimiento de lo más profundo de el, se paró de su lugar casi resbalandose en el intento por segunda vez.

Todos a su alrededor murmuraban, pero unos segundos después todos parecieron enfocar su atención en algo más, ignorando por completo al pelinegro y el cataño.

-¡Fíjate por dónde vas, grasoso! ¿Te caiste de chiquito, o que? -Hablo Miguel, alzando la voz para que el más alto le pusiera atención. Fue en vano, Luis parecía estar embobado observándolo, en silencio.

-Ah, perdón Miguel, ¿Estás bien? :'v -Pareció despertar de aquel "coma". Observo las facciones del rostro de Miguel. Unos lentes de sol acomodados en su ojos. Una piel pálida y resplandeciente, además de un singular ceño fruncido que adornaba su rostro. Un piercing en la ceja y otros más en las orejas. El más alto puso atención en su ropa; unos pantalones de mezclilla negros con cadenas, una polera con un estampado de... ¿Elvis Presley?

Era el, no podía ser otra persona. Lo reconocía, además aquel hilo rojo permanecía atado al dedo meñique del pelinegro. La única diferencia es que su personalidad era todo lo contrario a lo que alguna vez fue en su vida pasada. Pero aún así, estaba enamorado de el.

-¿Cómo mierda sabes mi nombre, cuck? -Exclamo Miguel algo extrañado. Según el nunca lo había visto en su vida. Y era sumamente raro que el contrario supiera su nombre, más encima no lo dejaba de observar.

-No se... Yo. -Nuevamente se quedó en una especie de shock. Tenía al amor de su vida enfrente, su destinado. Su corazón latía con fuerza, casi lo lograba escuchar retumbar en sus oídos. Su pecho dolía a más no poder, finalmente lo había encontrado después de tantos años, su precioso chico.

Obviamente quería abrazarlo con fuerza, decirle que lo ama y nunca más separarse de el. Sin embargo, no tenía ni la mas mínima oportunidad. Miguel no parecía reconocerlo, mucho menos haría lo antes dicho por miedo a incomodarlo o parecer muy "acosador".

Se limito a soltar un suspiro, reprimiendo aquel sentimiento de emoción y amor que experimentaba con fuerza. El nombre de Miguel hacia eco en los latidos de su corazón, pero simplemente se tendría que abstenerse y aguantar.

¿Por algo eran destinados, no? No podía estar más feliz, le bastaría solo con tener a Miguel a su lado.

Miguel giro su vista para encontrarse con la mochila del castaño aún tirada en el piso de mármol. Había algunos dibujos, los analizo y se pudo dar cuenta que casi todos eran de una misma persona.

。⁠: in another universe :⁠。 Papulince x panafrescoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora