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Edmon estaba atado, solo recordó dormirse totalmente después de beber, Yoongi partió esa noche y él tenía que cumplir con sus labores muy temprano en la mañana pero cuando despertó para esto no pudo mover su cuerpo, se encontraba encorvado en una silla con las manos atadas.
En su mente imaginó muchas posibilidades de secuestro pero era imposible, nadie entraba a casa de su padre por miedo, cuando se repuso miró alrededor y se encontró en el sótano, el lugar de torturas de su padre, este estaba tan profundo que nadie podría escuchar los gritos aún estando en la planta principal de su hogar.

—Que hago aquí?—comenzó a gritar desesperado mientras se jaloneaba.

—No lo intentes hijo, solo provocarás caerte—escucho la voz de su padre.

—Para que me tienes aquí?—frunció las cejas.

—Hijo mío, yo jamás te permitiría tomar un mal camino—entonces lo vio bajarse de aquel balcón que tenía para ver el espectáculo que hacían con sus victimas.

—De que hablas?—bajo la cabeza cansado.

—Jamás creí haber forjado un marica—en sus manos traía un instrumento de tortura, aquel con el que le pegaba a los caballos.

Le temía a su padre de una manera inexplicable y cuando este se paró frente a él con aquel objeto en las manos, casi llora por la manera en la que lo miraba, jamás lo había visto así, solo a sus victimas.

—Recuerdas cuando trajiste desconocidos a mi casa? Recuerdas lo que te pasó esa vez?—vaya que lo recordaba, no podía ni dormir por qué no dejaba de dolerle su espalda y mantenerla en contacto con algo le quemaba.

—Lo recuerdo—contestó en susurro.

—Me parece un castigo sencillo al que te tocará hoy—lo miro agitar el objeto y después recaer en su abdomen desnudo.

Aquel hombre no tenía perdón de dios, menos cuando sus ojos se encendieron al verle las primeras marcas, después se volvió loco, y no se detuvo por más lamentos de este, hasta que de tanto le abrió la piel y comenzó a sangrar.

—Ahora resiste el dolor hasta que recupere energías—tiró el objeto dejándolo en sus pies—Desearás estar muerto antes de haberte metido con algún hombre—se carcajeo para dejarlo solo.

No sabía cómo había aguantado tanto, no lo sabía solo tenía asegurado que su cuerpo estaba lleno de marcas y sus piernas inmóviles por todo el tiempo que estuvieron en el mismo lugar tal vez tenía el ojo morado y la cara llena de sangre.

—Suéltenlo—gritó.

Y así fue sus hombres lo soltaron y lo dejaron caer sobre el piso, riéndose de él.

—Ahora hijo, pelea, levántate y pelea—le dijo.

Aquellos hombres empezaron a golpearlo sin permitirle pararse pero él no era tonto, su mismo padre lo había enseñado a pelear y así fue como agarró fuerzas de algún lugar de su cuerpo y se levantó, los comenzó a golpear hasta que uno a uno terminó en el piso.

—Tan marica no eres—se carcajeo.

—Déjalo a él, déjalo ir—hablaba de Gio.

—Ahora que lo mencionas, debería estar por llegar—pensó.

Segundos después se cayó al piso débil y hambriento.

—Hay que darle la bienvenida hijo, no seas descortés vamos a la entrada—a jalones sus hombres lo empezaron a jalar para llevarlo a la entrada.

Las camionetas que traían a Gio no se esperaban nada, solo mirar a todos reunidos en la puerta fue algo que no se imaginaban pero alarmados no estaban.
Edmon estaba escondido para que Gio no pudiera verlo, golpeado.

—Ya llegué familia—dijo alegre.

—Es maravilloso que estés aquí Gio—sonrió de oreja a oreja.

Casi le cree su simpatía.

—Pero que crees? Creo que tenemos algo pendiente tú y yo—se comenzó a reír.

Y ahí fue cuando Edmon se metió en lo que no debía.

[•••]

—Me llegó la invitación—Seokjin inició la conversación para poder escuchar de nuevo al moreno.

—Y qué tal?—le hablo como aquel colega que fue alguna vez.

—Están lindas, tienes buen gusto—le dio unas palmadas.

Y era curioso, que después de tantas cosas ellos parecieran olvidarlo.
O no, Seokjin le pidió un momento y corrió al baño aquel exclusivo para ellos.
En su casa no había llorado ni un poco, ni siquiera había bebido una gota de alcohol.
Pero hoy, hoy quizás si quería llorar, llorar de dolor ahogar sus gritos con la mano y después salir como si nada hubiera pasado en aquel lugar.
Esperaba en el fondo de su corazón comprometerse en la que ahora era su familia, cuidar de aquel ser que apenas estaba empezando a formarse en el vientre de la mujer con la que compartía vida y esperaba ser un buen padre.
Por qué algunos de los padres excelentes que existían en el mundo, debían solamente olvidar su pasado.

[•••]

Ahí estaban repletos de miedo esperando a que el celular en medio de la mesa sonara, para que el rubio lo tomara y quedara en entregar a su amigo.

—Es una locura, Taehyung ni siquiera quiere hablar conmigo, como rayos piensas que voy a llevarlo—comenzó a ponerse nervioso.

—Pues no lo vas a entregar, solo dirás que sí y iré yo—Jungkook le dijo mientras terminaba de escribir sus voluntades a mano.

—No puedo creer que a pesar de todo estás listo para dar tu vida por el—negó lentamente el rubio.

—Jimin, hay cosas que no puedo borrar pero hay cosas que aún puedo hacer, mi vida sin él se convirtió en una mierda y el vive la vida tan tranquilamente, Yoongi lo hace feliz de la forma en la que sea o el pasado que él tenga, ya no puedo seguir oponiéndome a algo que jamás va a cambiar—los ojos cristalinos de aquel chico conmovieron al rubio.

Jimin estaba pensando en la última llamada que recibió y quería contarle a Jungkook pero no estaba seguro, aquella llamada involucraba a Yoongi como si él fuera el autor de las cosas tan macabras que le habían dicho que serían capaces de hacer si no tenían a Taehyung.
Pero solo era una suposición no estaba seguro y no quería creer que fuera así.

—Antes de todo Jungkook creo que deberíamos investigar más de cerca a Yoongi—por fin se atrevió a decir.

—¿Por qué?—se mostró confuso como si no entendiera al rubio.

—Es que creo que hay cosas que lo señalan como principal sospechoso—Jungkook lo pensó un momento.

—Eh creído lo mismo—suspiró.

Después de pensarlo un rato, no creían bien en aquello pues para que querría Yoongi hacerle daño a Taehyung? Y ellos estaban viviendo juntos no tenía sentido.
Pero aquel teléfono sonó y de primera mano Jimin contestó y puso el altavoz, hablo normal y entonces lo escuchó la voz de Yoongi.

Por qué rayos Yoongi estaba haciendo todo esto?

—Que suerte Jimin estaba muy interesado en hablar contigo—dijo con una risa burlona.

—Que mierda Yoongi?—dijo confuso.

—Veo que eres obediente y que ya conociste a mis amigos, creo que ya podemos ser más cercanos si es que no tienes cerca a Jungkook—a Jimin se le heló la sangre.

—N-no él no está aquí—dijo casi tartamudo.

—Vamos Jimin tú y yo podemos ser cercanos lindo no te preocupes no estés tan nervioso, al fin y al cabo no harás algo que ya haz echo, traicionar a tu amigo una vez más....

¿Como es el? Where stories live. Discover now