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Taehyung se había levantado temprano, para cumplir con sus obligaciones como ahora esposo y prepararle el primer desayuno como esposos a su Yoon.

Pero aunque estaba ahí mirando como todo quedaba como una foto de internet no pudo evitar pensar en el día en el que se mudó junto con Jungkook a aquella enorme casa que juraron llenarían de niños.

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—Me encantaría adoptar niños con características especiales—decía mientras le acariciaba el pelo a Taehyung que estaba cómodo entre sus piernas.

—Como qué características?—levanto la cabeza.

—No sé, que sean diferentes a nosotros, que nos adaptemos a nuevas cosas y todo eso.

Soñaba ver a niños correr de todas las edades, por los menos unos 7 serían los pequeñines que adornarían su hogar.
Pero hoy en día no creía posible tener más de uno.

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—Gracias amor el desayuno estuvo increíble—le sonrió.

Ambos tenían que irse hoy a más tardar las 12 del día para llegar a su vuelo, ambos planearon ir a Los Ángeles.
Sabiendo esto Yoongi se encargó de hacer unas cuantas llamadas para después preparar ambas maletas mientras Taehyung se duchaba y se ponía más bonito de lo que ya era.

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—Cuando te casas Namjoon?—le preguntó aquel pelinegro que semanas antes le había dicho que no tocarían ningún tema personal.

Se le había echo raro que hasta la fecha no mandara a un asistente a suplirlo, él no lo hacía por qué no confiaba en ninguno pero Seokjin tenía tan buenos chicos trabajando con el que sería complicado que no confiara en más de tres.

—El próximo fin de semana—contestó aún sin mirarlo y simplemente pegando la vista en sus papeles.

—Aún no tengo invitación—reclamó.

—Están siendo enviadas, aún—contestó sin ganas.

—Ese no es ánimo de un próximo esposo—se quejó con cierta picardía.

—Realmente no, no cuando esa boda es un farsa como toda la vida que llevas—no midió sus palabras fue cruel y despiadado por qué ya no aguantaba más.

—Nam, al final verás que eso era lo más sensato para ti—trato de calmarlo.

—Para todos es lo más sensato, menos para mi, pero como siempre estaré pensando en ustedes—señaló su cabeza antes de levantarse y marcharse.

Jin lo entendía, desde que se enteró del embarazo de su esposa tuvo que cancelar cualquier trámite de divorcio que ya tenía en pie, al principio la había querido, como a ninguna mujer, y él sabía que era amor pero cómo podría ser ella la peor mujer de todas, él sabía cosas que probablemente ella no sabía, y él sabía que a veces se consumía tanto en el trabajo que no podía cumplir con sus actividades maritales en medio de sus pensamiento recordó aquella noche que reviso aquel celular.
Se sentó bien en la silla y sacó el propio pensando cómo había sucedido aquel acto.

Su mujer se bañaba tranquilamente y él sabía que aquello era un ritual de por lo menos unas 2 horas, y poquito más si tenía que arreglarse el pelo.
Nunca había tenido interés por indagar en la privacidad de su esposa, pero ese día fue uno peculiar pues nunca había escuchado tantos mensajes en aquel aparato.
Cuando decidió ver si no era algo importante, lo levantó y con desconfianza puso la clave de la que se acordaba, su aniversario de bodas, por suerte este abrió y descubrió los múltiples mensajes que compartía con un hombre, uno más joven.
Se aterró de inmediato, su mujer estaba saliendo con un jovencito que apenas estudiaba la universidad, en silencio guardo muchas capturas de la conversación en su celular para que de esa manera el matrimonio su anulara a su favor.

¿Como es el? Where stories live. Discover now