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Habían estado sacando cosas de las cajas para encontrar alguna prueba o algo que inculpara a Yoongi o algo por el estilo.

—No hay nada—dijo Jungkook rendido.

—No entiendo nada Kook—él lo había llamado por su apodo de nuevo.

Los ojos de Jungkook le brillaron, lo hicieron viajar al pasado a verlo entre sus sábanas diciéndole que lo amaba, las cosas no estaban siendo fáciles, no para ellos que se habían amado con locura, y que ahora compartían un techo por obligación.

—Bueno de camino a casa quisieras desayunar?—le pregunto con nerviosismo.

—Kook hemos desayunado todos estos días juntos—casi ríe por la forma en la que Jungkook estaba diciendo las cosas.

—Lo sé, lo siento, pero me refería a desayunar en otro lugar que no sea la casa—suspiró rendido.

—Aaaaa eso, si podemos—accedió con una sonrisa.

Jungkook se sintió emocionado así tal cual, como aquel crío que alguna vez fue, le ayudó a recoger todas las cosas que debían llevarse y se fueron a desayunar juntos.
No dejaba de verlo, no aún cuando este le preguntaba que le gustaría comer, o cuando le decía que era lo más sensato para comer hoy, Taehyung era así, pero le gustaba que los platillos fueran diferentes para probar un poco de todo.

—Pide lo que se te antoje, lo que tú quieras eso será—contestó titubeando.

—Creo que pediremos el platillo número dos y el número 3–le pidió cortes mente al mesero.

—De tomar me gustaría agregar malteadas de chocolate—sonrió emocionado.

A Taehyung nunca le gustó el café y él siempre cedía a tomar té o malteadas aún así le encantará la bebida amarga que el castaño odiaba.
Y en aquel desayuno no estaban preparados para darse cuenta, para reconocer, para entender que siempre aún así buscarán de alguien más siempre habían estado buscándose, Taehyung nunca había vuelto a tener este tipo de plática, donde le contaba todo a la persona frente a él y este reía de sus ocurrencias por que se las entendía a la perfección, eran almas gemelas y lo habían sido todo.
Jungkook no había encontrado La Paz que había tenido todos estos días, el ver su hogar lleno de vida, de color y de ese toque de Taehyung, el aroma que este le regalaba sin precedentes y la armonía en la que estaba viviendo, habían estado juntos durante un mes, viéndose las caras día, tras día, hasta incluso se atreve a decir que olvidó el problema de Yoongi.

—A Jimin no le han vuelto a hablar—dijo Taehyung de la nada, haciendo decaer su ánimo.

—Estas preocupado?—pregunto mirando a su plato.

—Mucho, no sé que es lo que está pasando, no sé si está bien—susurro.

—Te prometo que estará bien—dijo tratando de aguantar sus celos.

Y aún estaba celoso, de saber que esto que él tenía por ahora, si todo salía bien y Yoongi solo era un reen lo tendría el, día con día sin fecha de caducidad.
La próxima tarde habían planeado llevar a cabo la recolección de juguetes para el orfanato al que Jungkook apreciaba y llevaba todo lo necesario año con año, este año pensaba que iría solo sin Taehyung por primera vez pero hoy, la vida lo había ayudado para que esto no fuera así, los niños lo amaban y Taehyung siempre había soñado con el día en el que él fuera padre de alguna criaturita.
Era extraño para la prensa verlos juntos pero no como pareja si no como amigos.
Estaban conviviendo con los niños, mientras les tomaban fotos y convivían, esperaron hasta que la prensa se fue para ser ellos mismos con los niños, comer con ellos, embarrarse del chocolate que los niños comían solo ese día al mes y reír por las ocurrencias que estos tenían.

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⏰ Last updated: Dec 19, 2024 ⏰

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