Capítulo X

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Zee miró de reojo a Saint, parecía igual o peor que él. Tenía el cabello pegado a la cara, los ojos le brillaban de lujuria.

—Yo..–dijo acercándose a él.– lo.. lamento.. yoo.. yo.-tartamudeo ni sabiendo que decir

Saint negó. —Yo también lo siento, pe… pero me empujaron.-se excuso.

—A mí también yo no quería…

Ambos asintieron. Salieron como siempre caminando uno detrás del otro. Pero la tensión sexual seguía ahí.

Ambos caminaban con dificultad, aún seguían erectos como un maldito soldado listo para la batalla.

Se miraban de reojo, sin decir nada. Sus caras aún tenían ese sonrojo.

Cuando entraron al elevador de su edificio, las cosas se volvieron inusuales otra vez.

Un remolino de gente entro junto a ellos haciéndolos papilla uno contra el otro, pero ahora estaban frente a frente.

—Madre mía.–susurró el pelinegro pegándose a la pared de metal .—No de nuevo....

Saint estaba a centímetro de su boca.

—Perdón de.. de nuevo..-dijo rojo como un jitomate...

Sus pechos se pegaron tanto que les costaba respirar y que decir de sus entrepiernas.

—Aaaa..-gimió Saint mordiéndose el labio. Cerró los ojos y negó. —No, no de nuevo. 

Por inercia Zee enredo su brazo en la cintura de Saint, cuando más gente entro aplastándolos más contra si.

—Maldita sea!.-murmuró el pelinegro entre dientes tendría que seguir así hasta el noveno piso donde ambos vivían.

—Zee..-Susurró Saint con la boca entre abierta tratando de tomar aire, ya estaba ardiendo.

Zee negó abrazándolo más contra si. — No hables. No digas nada. -susurró sin abrir los ojos estaba rojo. Caliente. Hirviendo de deseo y frustración.

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