Capítulo XII

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Saint intentaba a toda costa desabotonar el pantalón del pelinegro y así poder sentir esa estaca que tanto deseaba.

Una vez que lo logró, Zee lo tomó de nuevo por el trasero y lo levantó del suelo. Saint enredo de nuevo sus piernas en su cintura.

De una sola el pelinegro se enterró profundo en él.

—¡Aaaaa!!.- gimió alto el castaño, enterrando los talones en la cadera al pelinegro.

—Lo siento..-gruñó Zee sobre su oído.-pero ya me tenias al límite.

—Lo.. lo se.. sigue..-contestó moviéndose sugestivamente  

Zee lo embistió sin piedad contra la puerta.

—¡Aaaaah! ¡¡Aaaa!!.- gemía el castaño

Zee acallo sus gemidos mordiéndole el hombro, tal y como quería en el tren.

Saint lo besó con desespero, luego lo mordió en el cuello dejándole tremendo chupetón.

—¡Aaaah! Si! Si! Más.. más..-pedía mientras era embestido con salvajismo y lujuria. —¡Aaaa! ¡Zee!.- gimió el nombre del pelinegro mientras se corría. Se manchó y mancho la camisa de Zee con su semen.

—¡Mmmmmgg! Saint..aaaa..-gruñó Zee viniéndose en el interior del castaño. Le mordió de nuevo el hombro por sobre su camisa y recargo su cabeza tratando de volver a respirar con normalidad.

—Aaaa…-suspiró cansado Saint. -Eres una bestia. -dijo dándole un pequeño golpe en la cabeza.

Zee rió sin levantar la cara del hombro del castaño.

—Y aún no termino contigo…-susurró

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