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El corazón de Yunho latía con fuerza contra su pecho. Cada latido era tan fuerte que podía escuchar el sonido estruendoso en sus oídos. Sintió una presión en su pecho y un dolor agudo que le recorría su cuerpo. ¿Podría defenderse?
Seonghwa, en cambio, estaba hambriento, sus garras extendidas brillaban como si fueran de acero, las mismas estaban apuntando hacia Yunho  lanzándose hacia adelante con todo su peso, para arrancar su garganta. Pero el chico vio la abertura e hizo una rápida maniobra lateral logrando esquivar el ataque  rodando hasta ponerse de pie de nuevo.

Miró a Seonghwa angustiado y levantó su puño, apretando con fuerza sus dedos. ¡No tenía elección! Se empujó a sí mismo y comenzó a golpearlo con todas sus fuerzas, tratando de desorientarlo. Sin embargo Seonghwa no mostró ninguna señal de dolor mientras recibía los golpes. En su lugar, rugió enfurecido, su mirada ardía con hambre, empezando a retorcerse gritando para evitar los golpes de Yunho, luego se lanzó hacia delante con una punta de su garra afilada extendida. Yunho era incapaz de detener la furia de Seonghwa quién lo atacaba con ferocidad y fuerza, provocándole una herida profunda en el pecho  haciéndolo caer al suelo sangrando. La sangre se volvió cada vez más intensa para Seonghwa quien estaba consumido por su sed vampírica. Sus ojos se volvieron de un rojos, su mirada agresiva, respiración rápida y profunda. El aire estaba cargado con un aura de violencia y desesperación. Parecía imposible que Yunho pudiera sobrevivir a esta lucha.



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Mingi estaba sentado cómodamente en una gran silla oscura.  El tiempo parecía pasar muy lentamente para él, sintiéndose inquieto. Los pensamientos comenzaban a rodar en su cabeza, y su nivel de impaciencia empezaba a incrementarse. Sus ojos centelleaban de rabia. Cuando sintió llegar el aroma de la sangre de Yunho su corazón se detuvo. Sus ojos se volvieron un rojo ardiente, colmillos afilados. Un profundo crecimiento sordo resonaba desde lo profundo de su pecho, un sentimiento que no era extraño para él, pero que le resultaba difícil describir. Se levantó bruscamente sintiendo una ira salvaje dentro de sí

Corrió por los pasillos de piedra del castillo, saliendo a toda velocidad. Sus pies apenas tocan el suelo mientras baja las escaleras torcidas y oscuras. Llegando casi a tiempo puedo ver el ataque inminente de Seonghwa contra Yunho.

—¡¿¡¡Seonghwa!!??!!— gritó Mingi, con un rugido que rebotó en las paredes

Hizo añicos la puerta de la celda con tal velocidad que lo único que quedó fue un rastro de humo negro y rojo en su estela. La ira de Mingi era tan potente que parecía invocar la fuerza de una tormenta. Se lanzó hacia Seonghwa con una velocidad impresionante, atrapándolo violentamente por el cuello. Mingi le lanzó una mirada de furia absoluta mientras apretaba cada vez más y más fuerte con su mano. La rabia y el dolor ahogaban toda la razón de Mingi. Seonghwa se removía, tosiendo y jadeando mientras intentaba liberarse.

—¿Qué has hecho? —siseó Mingi, los dientes apretados con rabia.

Seonghwa se retorcía, jadeando y tratando de librarse de la implacable mano de Mingi. Se deleitaba en su frustración y ¿dolor?, pareciendo aún más poseído por el Demonio que lo dominaba. Seonghwa reía siniestramente, respirando con dificultad al mirar a Mingi a los ojos.

Mingi resopló y su voz se volvió más oscura que nunca.

—Deseo que mueras —susurró, su aliento se convirtió en un silbido asesino—No mereces vivir tras el desastre que has echo

Seonghwa estaba a punto de perder la consciencia por la brutal fuerza de Mingi cuando de repente el ambiente se llenó con un aura de poder y elegancia.
Un hombre vestido en ropas de seda oscura emergió de las sombras. Su pelo era rojo como el fuego y sus ojos eran tan fríos como el hielo.

El extraño se colocó entre los dos, dejando que su presencia poderosa se hiciera sentir. Los ojos del recién llegado estaban clavados en Mingi, llenos de reproche y advertencia.

—Pareces haber perdido el control, querido hermano—le dijo, su voz calmada como una antigua sabiduría—Ya te he advertido que no hay perdón para aquellos que no pueden controlar sus demonios

—Que haces aquí Hongjoong —Preguntó con dureza Mingi

—¿Es así como recibes al clan? —Hongjoong preguntó con rabia— Maltratando a tu hermano ¿Y qué de la criatura de la celda? ¿Está bien?

Mingi cerró los ojos, su mente luchando con el dolor y la duda.

—Eso no te importa Hongjoong—le dedicó una mirada dura

—¿De qué me he perdido mientras yo he estado fuera?—sonrió burlonamente—¿Cómo ha ido el imperio mientras yo no he estado aquí?

—Lo he mantenido perfectamente

Hongjoong señaló el cuerpo inerte de Seonghwa

—¿Y quién es él?

—Era un espía— Mingi respondió a Hongjoong.

La sonrisa de Hongjoong se evaporó.

—¿Por qué matarlo?

Hongjoong se acercó un poco más, sus ojos brillantes. Mingi permaneció firme ante su hermano, su ira sostenida a pesar de su imposibilidad de controlarlo. Hongjoong movió su mano rápidamente, sus ojos oscuros como la noche. Agarró a Seonghwa inconsciente por los hombros envolviéndolo en sus brazos

—Haré yo mismo lo que deba hacerse con ésta alma

Hongjoong se acercó al lado de Mingi y contempló a su hermano, quien estaba todavía paralizado por la ira. Se pudo escuchar el gemido de Seonghwa despertar de su inconsciencia, entrelazó sus dedos con los de Seonghwa. La sonrisa que tenía en sus labios era tan tenebrosa y cautivadora como sus ojos fríos como el hielo. Los pasos sigilosos de Hongjoong resonaban, mientras que Seonghwa lo seguía en un trance aparentemente hipnótico.
Mingi se dio la vuelta caminando rápidamente, la ira que lo consumía volviéndose a helarse en su corazón. Vio a Yunho a sus pies, su cuerpo apoyado contra el suelo. Lentamente se acercó, la mente confundida, los ojos fijos en su pecho, esperando ver la clara y sutil señal de la respiración. A medida que se acercaba, un nudo de dolor apretaba la garganta de Mingi, el corazón palpitante. El miedo creció en su interior y su paso se aceleró. Mingi no podía explicar el dolor que sentía en su pecho, confundido y horrorizado por lo que veía. Estrechó la mano de Yunho en la suya, su cuerpo ya frío al tacto, tratando de entender por qué estaba sintiendo todo eso. Se movió lentamente, como si cada movimiento le causara dolor. Se podía oír el suave latido de su corazón, pero no podía sentir nada. Todo estaba frío, como si hubiera sido arrancado del calor y la vida misma. De algún modo, a pesar de su falta de sentimientos, el rostro de Yunho, apacible y sin vida, le causaba un tormento insoportable.

El rostro de Mingi se endureció aún más cuando de pronto un pequeño rasguño apareció en su brazo. Fue como si su propia piel se hubiera dividido, pero ninguna gota de sangre se escapaba. Permaneció quieto, observando como unas líneas negras crecían por su piel, una confusa sospecha le nació, ¿Era esto un castigo?

Les traigo un pequeño capítulo...no había podido porque estoy hace más de una semana en el hospital...aproveche ya que las cosas van mejores

Nos vemos en el próximo capítulo



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𝘽𝙡𝙤𝙤𝙙 𝙋𝙖𝙘𝙩 [𝙔𝙪𝙣𝙜𝙞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora