Solo debes conseguir dinero para poder pagar la cirugía de tu padre, él no estuvo mucho tiempo en tu infancia, pero...Aún es tu padre, así que deberías conseguir un empleo lo antes posible, sin embargo, no eres muy buena en hacer cosas, cabe recalca...
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🥝Narradora Omnisciente🥝
Te quedaste en silencio, oyendo como Sekido volvía al dormitorio con una expresión frustrada, algo molesto por la llamada, se giro hacia ti y te miro, podías ver su sien que tenía una vena palpitando en su sien, algo que te asusto un poco por el hecho de verlo malhumorado, al final él cuando se acerco solo puso una mano en tu cabeza para acariciarte el cabello, parecía ser un gesto tierno y sonreíste un poco pero tu sonrisa se borro al ver que se te puso cerca del oído para decirte algo.
-Te follare luego, nos vemos-Te beso la frente para irse del dormitorio dejándote sola y confundida pero obvio que te alegraste aunque te romperían el ano después.
Miraste un rato la pared hasta que se te ocurrio hacer algo para pasar el rato antes de que el ojirojo volviera, saliste del dormitorio para buscar algún armario o algo y encontraste utensilios de limpieza en un mini armario de la cocina, agarrando un trapo del baño, agua caliente con lavandina y un rociador, volviste al segundo piso entrando al dormitorio, prendiste la luz encontrando el dormitorio bastante sucio y el rojo con negro y dorado no combinaba con tu estilo, por lo que sacaste las colchas para limpiar todo pasando el trapo por las ventanas, pasándolo con el agua y pasándolo por el piso, aunque si o si debías cambiar TODO o algunos muebles nomás, oíste un ruido desde la puerta y notaste que Aizetsu te había dejado unas sabanas blancas, una colcha de cinnamoroll, unas fundas para la almohada y un peluche de mariposa azul, él solo se fue dejándote las cosas en la puerta.
Cuando acabaste de limpiar todo comenzaste a preparar la cama, ponindo las sabanas y la última sabana que era de ese personaje de sanrio, colocaste las fundas en las almohadas para acabar por poner el peluche en el medio de ambas almohadas, notaste que era más bonito y las cosas se veían más limpias que cuando llegaste, al parecer era el cuarto menos usado en la casa, sacaste un rociador con perfume de tu bolso y comenzaste a rociar por TODO el dormitorio para quitar ese olor a drenaje, tu mirada fue a la cámara nuevamente, querías saber que sucedió exactamente esa noche, pero no le diste tanta importancia ya que después de todo no podrías verlas porque necesitarías el permiso de Sekido para revisar, y no querías molestarlo. Viste por última vez el dormitorio...
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