Solo debes conseguir dinero para poder pagar la cirugía de tu padre, él no estuvo mucho tiempo en tu infancia, pero...Aún es tu padre, así que deberías conseguir un empleo lo antes posible, sin embargo, no eres muy buena en hacer cosas, cabe recalca...
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☕Narradora Omnisciente☕
A la mañana siguiente abriste lentamente los ojos, al ver que estabas en ese mismo dormitorio por un momento habías pensado que solo habías quedado dormida por el hecho del cansancio que te genero quedarte dormida por mucho tiempo, intentaste levantarte pero pronto te enteraste que un brazo te abrazaba de la cintura, giraste la mirada hacia atrás encontrándote con el ojirojo, quien dormía aún con el ceño levemente fruncido, quedaste completamente confundida y con la duda sobre que había sucedido ayer. Pero pronto te percataste que no tenías tus prendas puestas, viste que había un bulto algo largo y grande cerca de la entrepierna de Sekido, decidiste no preguntar que era eso y te limitaste en agarrar una almohada para reemplazarte y hacer que él abrace la almohada y te dejará ir.
Bajaste las escaleras cuidadosamente, en la cocina te encontraste con Zohakuten, el niño que debías de cuidar desde un principio, este solo estaba cocinando algo pero tan pronto habías pisado la cocina este se dio vuelta y al verte su semblante calmado cambió a uno molesto y lleno de desagrado, quedaba claro que él sabe lo que sucedió anoche entre tú y Sekido. Cuando el azabache termino de preparar el desayuno te entrego un plato que contenía unos ricos panqueques y un café en una taza, el plato tenía decoraciones de mariposa de color azul.
Referencia:
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(Ignoren la mariposa encima de los panqueques, son más gorditos pero así me lo genero bing).
Mientras que Zohakuten solo bebió un té negro y un trozo de pay de manzana, querías agradecerle pero no sabías como ya que él mantenía su semblante serio y un tanto molesto con su característico ceño fruncido, solo bebiste el café ya que querías agradecerle pero debías de pensar pronto en como llegar a decirsélo, sin embargo, él hablo.
—¿Ni un simple gracias, ramera?—Pregunto casi con ira.
-¡Ay, lo siento! Este...G-Gracias por el desa-Te interrumpió.
—Me importa una mierda si te gustó o no el desayuno, hablo de lo de ayer, lo que hicieron tú y Sekido, lo escuché todo y no dije nada al respecto, al menos dame un puto gracias que no te cuesta nada—Dijo de mala gana, él no quería admitir que no le importaba contarlo.
