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A pesar de la noticia de la leucemia de Yamaguchi, Tsukishima estaba decidido a no rendirse. Había aprendido la importancia de no dejar pasar las oportunidades y de luchar por lo que realmente deseaba. El tiempo que pasaron juntos en el hospital le mostró a Tsukishima cuán valiosa era su relación con Yamaguchi, y no estaba dispuesto a dejar que la enfermedad ni la incertidumbre se interpusieran en su camino.

Tsukishima comenzó a hacer pequeños gestos para demostrarle a Yamaguchi que estaba a su lado. Lo visitaba regularmente, llevándole libros, revistas, y cualquier cosa que pudiera alegrar sus días. Le preparaba comidas caseras, intentando hacerle la vida un poco más llevadera durante sus tratamientos.

En una de sus visitas, Tsukishima llegó con una caja de juegos de mesa.

—Pensé que podríamos jugar a algo para pasar el tiempo—dijo con una sonrisa, mientras sacaba los juegos de la caja.

Yamaguchi, aunque visiblemente cansado, sonrió al ver el esfuerzo de Tsukishima.

—Eso suena bien. Estoy un poco aburrido de estar siempre en la cama.

Mientras jugaban, Tsukishima aprovechaba cada oportunidad para hablar sobre sus sentimientos. Se abrió más con Yamaguchi, compartiendo sus pensamientos y emociones con una honestidad que no había mostrado antes. Había aprendido a expresar sus sentimientos de una manera clara y respetuosa.

—Yamaguchi— dijo Tsukishima una tarde mientras jugaban a un juego de mesa,

—quiero que sepas que no solo estoy aquí por ti durante tu enfermedad. Estoy aquí porque me importas, y porque he estado pensando mucho en nosotros.

Yamaguchi lo miró con curiosidad, su rostro cansado pero atento. —¿Qué quieres decir?

—Lo que quiero decir es que…— Tsukishima se tomó un momento para reunir sus pensamientos—Lo que siento por ti no ha cambiado. De hecho, creo que solo ha crecido. Y quiero estar contigo, no solo como tu amigo, sino como algo más. Si eso es algo que también deseas, estaré aquí para hacerlo funcionar, a pesar de todo lo que está pasando.

Yamaguchi sintió una mezcla de emociones al escuchar las palabras de Tsukishima. La sinceridad y el compromiso en la voz de Tsukishima le conmovieron profundamente.

—Tsukishima, no sé qué decir. Aprecio mucho todo lo que has hecho por mí. Pero mi situación es complicada, y no quiero que esto te lastime.

Tsukishima tomó la mano de Yamaguchi con suavidad.

—Lo sé, y entiendo que es una situación difícil. Pero estoy dispuesto a enfrentar cualquier desafío contigo. No quiero que te sientas solo en esto, y no quiero que mis sentimientos te hagan sentir más presión. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti.

Con el tiempo, Yamaguchi comenzó a sentir una profunda gratitud y afecto por Tsukishima. La forma en que Tsukishima se había comprometido a estar a su lado, sin rendirse y sin dejarse desanimar, demostró cuánto significaba para él.

Una noche, después de un largo día de tratamiento, Yamaguchi se sintió particularmente agotado pero reconfortado por la presencia de Tsukishima. Cuando los dos se quedaron solos, Yamaguchi reunió el valor para hablar.

—Tsukishima— comenzó Yamaguchi, su voz temblando ligeramente,
—quiero agradecerte por todo lo que has hecho por mí. Y quiero ser honesto contigo. Me siento muy afortunado de tenerte en mi vida. Y, aunque mi situación es complicada, me gustaría intentar ver a dónde nos puede llevar esto.

Do not forget me[Completada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora