capitulo 64

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Alves: ah Mirabel, es un placer verte hoy, y veo que has traído algunas de mis ovejas contigo hoy

*Dijo el padre Alves, al ver al pequeño grupo de personas que salían del encanto. Y de nuevo, Dolores se escondía detrás de su prima/prometida de 15 años, asustada por la espeluznante sonrisa del padre Alves. Mirabel solo le devolvió la sonrisa, sabiendo que esa era su sonrisa normal*

Mirabel: hola padre Alves, estoy aquí por las cartas mensuales

Alves: ah sí sí, por supuesto. Y yo que pensaba que finalmente te estabas reuniendo con mi rebaño

*Dijo Alves con una pequeña sonrisa, Mirabel resopló suavemente, ignorando la mirada que le estaban dando sus hermanas*

Mirabel: Estoy bien, ¿tienes una gran pila hoy?

Alves: sí sí por supuesto. Un momento por favor.

*Dijo Alves dándose la vuelta y caminando hacia su oficina, Mirabel solo tarareó y esperó a que Luisa o Isabela, probablemente Isabela dijera algo*

Isabela:¿Qué quiso decir con eso? Vas a la iglesia

Mirabel:Cuando el padre Alves necesite ayuda, o por las cartas seguro. Pero yo no he ido a la iglesia los domingos en años.

*Dijo Mirabel casualmente, Isabela miró sorprendida a su hermana pequeña y le lanzó una mirada enojada*

Isabela:¡¿Mirabel qué te pasa?!

Mirabel:Baja la voz, estás en la casa del Señor

*Mirabel la regañó con un tono firme, Isabela se burló, cruzándose de brazos y mirándola con enojo. En el fondo Mariano no estaba seguro de qué hacer*

Isabela:¡Oh! Así que ahora te importa

Mirabel:Isabela otra vez, baja la voz

*Dijo Mirabel, hablándole a Isabela como si fuera una niña. Isabela estaba furiosa, Luisa y Mariano estaban nerviosos, ¿y Dolores? Le encantaba ver la cara de Isabela tan roja*

Alves: sí, por favor. Esta es la casa del Señor

Dolores: ¡ay! ¡N... no hagas eso!

*Dolores gritó, pero por supuesto, su grito es casi lo mismo que una voz suave. Como el padre Alves salió de la nada como suele hacer, eso asustó a Dolores. El padre Alves solo le sonrió, con la mochila llena de cartas en la espalda. Isabela le hizo un gesto con la cabeza al padre de la iglesia*

Isabela: ¡Pero el padre Alves Mirabel no ha ido a la iglesia dominical en años! ¡¿Cómo puedes estar tan tranquilo?!

Alves: porque ella no tiene por qué estar aquí, no se puede obligar a nadie a venir a la iglesia

*Dijo Alves con calma, Mirabel tomó la mochila y miró al padre con preocupación, la mochila pesaba más de lo normal, pero Alves no mostró ninguna incomodidad*

Mirabel: gracias padre Alves

Isabela: ¡pero tienes que venir a la iglesia todos los domingos!

*Isabela gritó, sintiéndose como si se estuviera volviendo loca, además el hecho de que esto solo le da una excusa para simplemente gritarle a cualquier cosa, para sacar sus frustraciones. Alves solo movió la cabeza hacia un lado, luciendo desconcertado*

Alves: ¿por qué?

Isabela: ¡¿por qué?! Porque acuérdate del día de reposo, para santificarlo. ¡¿O ya te olvidaste de él?!

*gritó Isabela, sintiendo que le venía un dolor de cabeza, Mariano finalmente actuó, puso sus manos sobre los hombros de Isabela, dándole un pequeño masaje para ayudarla a calmarse, pero no ayudó, ya que Isabela no quería que la tocara. El padre Alves no habló por un momento, dejando que Isabela se calmara*

Amame como tu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora