capitulo 77

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El día siguiente

Con Isabela

*Isabela podía escuchar a Mirabel cantando de fondo, pero el ruido estaba apagado, podía oler el perfume que era casi abrumador, y podía sentir la lengua de la mujer, sobre su estómago, y dejando una cola mojada, hacia abajo, mientras la mujer que se parece a la maestra Gabriela le quita la falda a Isabela sin problemas, viendo la flor de Isabela allí, para que ella la desflore. Justo cuando la lengua estaba a punto de hacer contacto con la flor, una alarma estridente sonó una y otra vez*

Mundo real

*Isabela despertó de los sueños más maravillosos. Eran ella, Gabriela y ese club. Dejaré que todos ustedes llenen los huecos de lo que sucedió después. Cuando despertó, golpeó el despertador para apagarlo y respiró profundamente. Podía oler el hedor repugnante de algo que no podía describir. Y sintió que unas manos corpulentas la sostenían, y le dieron ganas de vomitar, pues Mariano la abrazaba, y ese olor era simplemente el aroma natural de Mariano. Isabela respiró profundamente, se soltó del abrazo de Mariano y se dirigió directamente al baño. Ella sostuvo el lavabo y se miró en el espejo, sintiéndose disgustada con lo que veía*

Isabela: "Estás bien, estás bien, estás bien. Mariano es perfecto. Eres perfecta. Ustedes dos serán los niños perfectos. Y volverás a estar en los buenos términos de la abuela"

*Isabela dijo, con una sonrisa casi demente, destellos de la noche de la discoteca golpearon su mente, como un tren bala. No pudo evitar dejar que su mano se moviera hacia abajo*

Isabela: Tú... Solo lo necesitas, eso es todo. Una vez más, para sacarlo de tu sistema

*Isabela murmuró para sí misma mientras comenzaba a tocarse allí abajo. Sintiéndose frustrada por lo mucho que extrañaba el toque de una mujer. El toque de cualquier mujer. Se estaba desesperando. Probó la libertad pura y el éxtasis. Probó lo que era estar fuera de la jaula y volar completamente libre. Quería más. Necesitaba más. La sacaron de el momento. Cuando escuchó a Mariano tocar la puerta*

Mariano: ¿Isabela? ¿Estás bien? ¿Estoy ahí? Escuché unos ruidos raros

Isabela: ¡Estoy bien! Solo estoy... Empolvándome la nariz

*Dijo Isabela nerviosa, mientras sacaba la mano de sus bragas y buscaba un poco de jabón para quitarle el olor. Mariano está al otro lado de la puerta. Míralo confundido*

Mariano:... ¿Cómo es que empolvándose la nariz se hacen esos ruidos?

Isabela:...Mariano. Cuando una señora dice empolvándose la nariz, se refiere a que está... Usando las instalaciones

*Isabela explicó, mientras encontraba la sopa y comenzaba a lavarse las manos agresivamente con ella. Mariano, el hombre ingenuo que es, solo parecía más perplejo*

Mariano: ¿A qué te refieres con instalaciones? ¿Estás en el baño?

Isabela: ¡Oh, por el amor de Dios... Estoy usando el baño, Mariano!

*gritó Isabela a través de la puerta, con un tono muy molesto. Se estremeció ante su tono y se obligó a volver al tono falso, siempre feliz, por el que Mariano la conocía. Mariano se sonrojó un poco de vergüenza mientras hablaba*

Mariano: ¡Oh... Oh! Ahora lo entiendo.

Isabela: Fantástico. Y también tengo una vejiga tímida, así que si pudieras irte y traernos algo de desayunar, me aseguraré de... recompensarte, apropiadamente.

*dijo Isabela con un tono seductor. Le dieron ganas de vomitar. Le dieron ganas de vomitar sus entrañas. Pero forzó una sonrisa en su rostro. Mariano sintió que su tercera pierna se encogía ante la idea del tipo de recompensa que Isabela tiene para él. Una recompensa que él no quiere de ella. Pero mantuvo la fachada, adoptando un tono emocionado, mientras hablaba*

Amame como tu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora