Todo o nada

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Dalila caminaba por las calles frotando sus manos entre sí para entrar en calor. El frío era doloroso tanto que hacía que temblaran sus dientes. Dentro de la fortaleza las habitaciones se sentían cálidas gracias a las velas que alumbraban el lugar. Podría estar ahí si tan solo el maestre no la hubiera enviado al bosque a buscar las plantas medicinales que se había terminado intentando hacer todo tipo de tés mágicos que hasta el momento solo estaban siendo un desperdicio.

La situación del joven no había mejorado.Había pasado tres noches y el chico seguía sin dar señales de querer despertar.Lady Blackwood rezaba por la vida de su hijo hasta el cansancio.Pasaba casi todo el día aferrándose con fuerza a su mano esperando algún movimiento, pero nada pasaba.

El maestre insistía que había que ser pacientes aunque Dalila pensaba que era un gesto cruel ya que a ella le decía que el chico moriría en cualquier momento para que estuviera preparada. 

-¿Qué haces afuera? - sintió como alguien apretó su brazo con fuerza - ¿No sabes que estamos bajo un toque de queda?

Dalila rápidamente se safo del agarre

-El maestre me ha enviado a buscar unas plantas al bosque  ¿Sería tan amable de escoltarme? - preguntó con sarcasmo. Aquel caballero no le brindaba confianza pero no quería seguir buscando como alma en pena a alguien más.

El tipo sonrió de lado mientras la miraba de una manera extraña.

- Andando - respondió mientras le cedía el paso

No se dirigieron la palabra durante el camino. Dalila iluminaba el sendero con una pequeña linterna que le había dado el guardía antes de salir.

La lluvia había sido constante. El aroma de todas las plantas se intensificaba  por lo que pudo  identificar de inmediato las plantas que buscaba. Llevaba  una pequeña canasta para colocarlas. Se inco para poder tomarlas dejando la linterna aun lado para que siguiera alumbrando. 

-Te vez mucho más hermosa en esa posición - el caballero habló con una voz llena de lujuria mientras mordía su labio inferior.

Dalila sintió náuseas por aquellas palabras. Sentía como su cuerpo había comenzado a temblar. Sabía lo que iba a pasar y no tenía con qué defenderse. Anteriormente en los bares que frecuentaba podía defender sin pensar en las consecuencias porqué conocía a la gente del lugar y estaba segura que si la situación pasaba a otro nivel  la ayudarían sin dudarlo.

Ahora solo estaban dos a la mitad de la nada. Nadie la escucharía si gritara por ayuda y si lo hicieran lo más probable era que pasaran de largo. 
Sintió como el hombre se posicionó a su lado. Quitándose su casco arrojándolo lejos de su alcance. No era la primera vez que hacía esto. Una experiencia en el pasado lo había hecho aprender que las chicas podían utilizarlo para defenderse. Mató a la persona que lo hizo descubrirlo. 

- ¿Cómo no te había visto antes? - tomó un mechón de su pelo para olerlo - Creo que este es un regalo de los dioses para mi.

-Por favor- suplico- No quieres meterte en problemas por esto

-¿Me estás amenazando? - rodeo su cuello con su mano haciendo presión - No eres más que una sirvienta ¿Quien seria capaz de vengar lo que te haré? Otros de tus compañeros muertos de hambre

Dalila cerró los ojos esperando lo peor. Enterró sus manos en la tierra esperando que todo pasara rápido. Sentía como el hombre la tocaba de la manera más asquerosa posible,como si fuera un animal que no recibe alimento después de semanas.

Comenzó  a desatar de manera desesperada los listones que unían su vestido y de pronto un fuerte golpe hizo que abriera los ojos encontrándose al hombre tirado en el suelo con sangre saliendo de su cabeza.

Una oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora