—Ya estás listo.
Anunció Harry asomando la cabeza por la puerta del baño. Louis dejó recostado a William en el sofá sobre un almohadón para que siguiera durmiendo y se acercó a Harry con pasos sigilosos.
Se adentró al baño y no pudo evitar sentir aquella sensación en todo el cuerpo cuando Harry hacía algo bonito para él.
Se llevó una mano a la boca.
— ¿Cómo lograste llenarla de espuma? Ni siquiera tengo un champú para eso. La tina que jamás había usado porque siempre estaba con prisas y corriendo de un lugar a otro, estaba llena de esponja y espuma blanca sobre el agua caliente. Un ligero vapor había nublado los espejos y se sentía cálido ahí el ambiente.
—Sobre eso...mañana te compraré un jabón de manos.— Louis se giró a ver el lavamanos y encontró el envase del jabón vacío. Quiso reír por la ternura de Harry.—Está bien. Tengo más en ese cajón.
El rizado ascendiendo y Louis se desanudó la bata y la deslizó por su cuerpo. Harry no pudo evitar sentir sus comisuras de sus ojos picar al ver la anatomía magullada de Louis. Bajó la cabeza con pena y esperó a que entrara al agua.
—Mhm... esto se siente muy bien.— ronroneó cuando se humedeció hasta los hombros. La espuma rozando su barbilla.
— ¿Si estás bien? Puedo poner más agua fría si quieres.
-No no. Está perfecto.
Harry tomó una esponja y comenzó a lavarle muy delicadamente el cuerpo, maldiciéndose y mordiéndose la lengua cada que se encontraba una marca en sus delgadas muñecas, los brazos, sus hermosas piernas, en el arco de su espalda...Harry tenía una expresión tan cargada de remordimiento que Louis no pudo evitar sacar sus manitas del agua y sostener el rostro del ojiverde mojándole las mejillas.
—Ya lo olvidas por favor, ¿si?
—Nunca podré si estoy viéndote todo el tiempo.
—Pues acostúmbrate porque no me vas a dejar de ver en mucho tiempo.—se estiró y atrajo el rostro de Harry en un beso. Suave y sutil como el primero.
—¿Por qué me estás besando?—Harry se rindió ante las caricias en sus pómulos. Sentía los labios hinchados después de aquel beso—Me sentiría mejor si estuvieras odiándome en este momento.
— ¿Quieres que te odie?
Se acercó a depositar tres castos besos en su boca.
-No. No lo soportaría.—Harry se acercó a su rostro buscando más de él con los ojos cerrados.
—Entonces ya saca eso de tu cabeza, ¿bien?
Le sonó y alcanzó la botella de champú.
Harry bañó y limpió el cuerpo de Louis hasta que la espuma se fue minimizando, también hablandoon de ciertas cosas. De cómo Louis se había sentido cuando se enteró de que Harry estaba haciendo un vídeo con otros chicos en su casa, y de la reacción de Harry al irse corriendo cuando no le correspondió el beso.
Se perdonaron mutuamente esa noche.
Y Louis no sintió más dolor en el cuerpo, pues el aleteo de las mariposas en su estómago lo había aliviado todo.
Harry lo secó con una toalla y destapó la bañera comenzándose a vaciar mientras el ojiazul se colocaba el pijama. Salieron del baño y Louis fue directo a su habitación. William ya estaba en su lado de la cama y Louis descendió las sábanas mirando a Harry que seguía plantado a mitad de la estancia.
—¿No vienes?
Harry abrió los ojos con sorpresa.
— ¿Quieres que me quede?
—Quiero que dejes de sobre-pensar cada cosa que haces y vengas y te duermas conmigo. Y William, claro.
Harry sospechó. Checó rápidamente su coche estacionado al otro lado de la calle por la ventana y se dirigió a la habitación comenzando a quitarse las botas. Louis lo observó desvestirse con una mirada neutra y cuando Harry quedó con la camisa y los bóxers, Louis negó con la cabeza acercándose a él.
—La camisa también, en nuestra primera cita dijiste que odias dormir con camisa.Harry se dejó y tembló cuando Louis le deslizó las palmas por sus costados y arrojó la tela al cesto de la ropa sucia. Se recostaron dejando a William a la izquierda y a Louis en el centro. Éste se acomodó de costado y William entre sueños se le acurrucó entre los brazos como un bebé. Harry observó la escena y aparentemente cubriendo al menor con la sábana.
—¿No vas a abrazarme también? —murmuró el ojiazul sintiendo las orejitas peludas acariciarle el cuello.
Harry tragó saliva. Tenía razón, estaba sobre-pensando cada movimiento, pues su conciencia le decía que tenía que tener demasiado cuidado con Louis. Que no lo volviera a lastimar ni siquiera un poco.
No contestó, sin embargo se arrimó a la esbelta espalda y aproximó su pecho. Le buscó los pies por debajo de las sábanas y enredó sus tobillos con los ajenos, terminando por abrazar su cintura. La cola de William se enredó en su mano y sonriendo cuando ambos ronronaron en aceptación.
Los sentimientos se avivaron en el fondo de su estómago, y aunque sabía que no lo dejaría dormir en un buen rato, podría acostumbrarse a ello.