Índigo

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Su celular vibró debajo de su almohada.

—¿Hola?

—Dime por favor que no practicas BDSM.

Apenas si podía abrir los ojos.

—¿Perdón?

—Sí, bondage, disciplina, dominación, sumisión, sadismo y masoquismo. Por favor dime que no.

La voz sonaba muy alterada.

—¿Louis?

—¡¿Pues quién más?!

El rizado se despegó del celular lejos de su oreja debido al grito. Aprovechó para ver la hora.

—Louis son las 2:30 a.m.

—¿Te pregunté la hora? Contéstame Harry. ¿Prácticas BDSM?

—No era una sorpresa. ¿Tú tampoco leíste mi contrato?

Louis se dejó azotar en el colchón haciendo rebotar a William y tirándolo al piso.

—Ni creas que vas a golpearme o a ponerme una correa al cuello como a una maldita mascota.

—El BDSM no solamente consiste en eso. Además, tu jefe firmó un estatuto con el mío de un vídeo con aquella temática.

—Pues me rehuso a grabarlo.

Harry se talló los ojos con el puño.

—¿Podemos hablar de esto mañana? En verdad estoy muy cansado.

—¿Y cómo crees que voy a dormir sabiendo las perversidades que haces?

Harry sonrió imaginándome a aquel chico pequeño de ojos azules asustado.

—¿Ya viste mis vídeos?

—Absolutamente todos. ¿Estás mal de la cabeza?

—Si lo pruebas, puedes encontrarlo muy placentero, Louis.

Lo escuchó bufar y pudo jurar que estaba rodando los ojos.

—Ni en un millón de años, Harry Styles. El dolor no le causa placer a nadie.

—A mi sí.

Louis se atragantó.

—¡Pues tú estas completamente loco!

Se quedaron unos minutos en silencio.

—¿Te llamo en la mañana? Quiero explicarte bien el concepto.

—Eso ya lo sé. Hay millones de páginas de internet que lo explican detalladamente.

—Entonces déjame mostrártelo. Verás que no es tan malo como crees que es.

Louis fingió una risa.

—¿Qué no entiendes que no voy a grabar ese vídeo contigo? No permitiré que me hagas daño.

—Es tu decisión. Sólo te aviso que si no grabamos ese vídeo, tienes que pagar la compensación de la pérdida monetaria.

—¿Disculpa?

—Está en tu contrato. Deberías leerlo también. Si te rehusas a hacer un vídeo, tienes que pagar el dinero que se pierde. Y como tú y yo somos los bombones del porno, me imagino que tendrás que pagar miles. Tal vez un millón.

Louis se cubrió la boca con la mano.

—¿M-me estás amenazando?

—Jamás, Louis. Sólo te estoy diciendo lo que dice en las letras pequeñas de cada acuerdo.

Vanilla Twink (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora