Una guía de supervivencia

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—"¿Tú...? ¿Cómo llegaste aquí?" —fue la pregunta de la chica, que miraba con sorpresa a su compañero parado delante de ella mientras retrocedía lentamente.

—"Sé que tienes muchas preguntas, pero ¿qué tal si nos tranquilizamos?" —respondió el chico, levantando los brazos sin hacer ningún otro movimiento—. "No vengo a hacerte daño."

—"Tú... yo... e-estoy... viva" —tartamudeó suavemente la chica, visiblemente desconcertada y asustada. Incapaz de soportar más, cayó de rodillas al suelo.

—"Estás viva, vamos, solo mírame. Estaremos bien, estarás bien" —el chico bajó lentamente las manos mientras se acercaba. La chica puso una de sus manos en su hombro, y él se sorprendió cuando ella se abalanzó contra él y lo abrazó con fuerza.

—"..." —El chico no se movió ni emitió sonido alguno. Estaba en shock, no acostumbrado a recibir este tipo de afecto, mucho menos después de... eso.

—"Este... yo... perdona" —la chica se percató de lo que estaba haciendo y se apartó lentamente. El chico la miró fijamente, sin moverse.

—"No importa, viendo cómo ha sido tu día, era algo obvio que ibas a hacer eso" —dijo el chico, intentando restar importancia a la situación con la voz más tranquila posible.

—"¿Cómo llegué aquí? Estaba siendo perseguida por un demonio, un monstruo... No sé qué era, pero logró acorralarme y de repente estoy aquí..." —fueron las preguntas de la chica, esperando alguna respuesta, aunque antes de poder terminar tuvo que agarrarse el estómago de nuevo pues las náuseas habían vuelto.

—"Oye, empieza a tranquilizarte, de lo contrario las náuseas no te dejarán en paz. Mira, solo inhala y exhala lentamente" —dijo el chico con seriedad mientras miraba a la chica y realizaba la acción.

La chica no dijo nada, simplemente empezó a realizar la acción. Parecía que, mientras más lo hacía, más se calmaba y las náuseas desaparecían. Entonces, volvió a preguntar:

—"¿Cómo llegué aquí?" —preguntó más calmadamente.

—"Yo te traje aquí. Casi no la cuentas, mocosa" —respondió el chico, intentando darle un tono de humor a sus palabras para suavizar la situación, aunque no funcionó muy bien al ver cómo el miedo de la chica se transformaba en un ceño fruncido.

"¿Tú... me trajiste aquí? ¿Cómo?" Claire miraba al chico delante de ella con el ceño fruncido. ¿Cómo podría traerla aquí simplemente de la nada?

"Mira, no quiero explicarte esto, es algo complicado y sinceramente preferiría no recordarlo mucho. Créeme, los dolores de cabeza son molestos, sobre todo si trato de explicarte cómo funciona lo que acabo de hacer." El chico levantó los hombros, tratando de evitar la respuesta. Solo recordar cómo funcionaba la teletransportación le causaba una horrible jaqueca. Es mejor quedarse con los conceptos simples, aunque los conceptos simples no sirven mucho para explicar algo tan complicado.

"Entonces dime, ¿cómo sabías que yo estaba a punto de morir? Mejor dicho, ¿por qué reaccionaste hasta ese momento? Te vi sentado en la cafetería mirándome, no parecías muy interesado en hacer algo." La chica se enojaba cada vez más y se apartaba un poco de él. Algo simplemente no le cuadraba.

"Te salvé la vida, confórmate con eso." A pesar de lo grosero de la respuesta, el chico no parecía molesto, simplemente la miraba con una cara neutra.

"No puedes simplemente hacer que una persona aparezca de la nada en cualquier lugar y aparecer delante de ella sin responder ninguna pregunta." Claire parecía irritada con la respuesta del chico y aún más por su cara tan neutra, como si fuera algo normal.

no todo es lo que parece Donde viven las historias. Descúbrelo ahora