27.

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Kate pov.

Durante el trayecto solo la radio continuó haciendo ruido. Me estaba sintiendo muy mal, y no quería hacerlo notorio, buscaba diferentes puntos en el auto para distraerme, pero solo lo estropeaba conforme mi ansiedad buscaba no voltear a ver a Yelena.

¿Que estaba pasando?

Llegamos a mi casa, estacionó la camioneta y aún con su semblante serio bajo para abrirme la puerta.

- Ven, te acompaño hasta asegurarme de que estés bien.-

-Yelena... ¿que pasa?-

- Pues llegamos a tu casa. ¿Aquí es donde vives no? Si te hubiera llevado a la mía no iba a arriesgarte a que tú madre se molestara contigo de nuevo.-

Okay. Entiendo eso, pero la manera en la que lo dijo... Fue amargo.

- Igual si se molestaba no me hubiera importado en lo absoluto.-

Escuché como un "pfff" salió de sus labios. Ella no me había hablado así en todo el tiempo que nos conocemos.

- Claro... No tienes que demostrar nada que no quieras Kate, está bien.-

-¿Esto es por el beso?-

Nos detuvimos al llegar al portico de la casa. Ella me miró, con una mezcla de molestia y tristeza. Yo también. Pero más que molesta estaba confundida.

Solo se escuchaban los grillos y ranas cantando, nadie habló por un momento. Es como si cada quien tuviera una partitura, que funciona a manera que los tiempos encajan como engranes, y se siente una fluidez al tocar la pieza en el piano. Pero ahora no sabes si es el final de la música, porque ambas partituras se han dado un silencio que no distingues si son cuatro tiempos o si es un silencio que estará ligado a otro hasta volverlo frustrantemente largo. Mientras estás en el público esperando por que pase algo.

-Tengo que volver a casa Kate... pensar muchas cosas que acaban de suceder.-

Me acerqué a ella y la tomé por los hombros, por fuera mi reacción pudo haber sido calma, pero por dentro me carcomía la búsqueda del perdón y las ganas de que se quede porque no quiero que esto sea un tope en el carril que apenas decidimos tomar.

- Yels... no te vayas. Quédate. Por favor. -

- No quiero quedarme si es que te avergüenzas. -

-Yo no... Si me avergonzara de esto no te llevaría deliberadamente a una cita doble, no soy de las personas que esconde algo. Yo no quiero eso. -

- ¿Entonces por qué antes de que saliéramos del baño ya no quisiste darme un último beso? -

- ¡Ajá entonces es por eso!... Yel, no es lo que tú crees, no lo hice porque tampoco estaba segura de que es lo que tú quieres. Yo no soy del tipo de esconder algo de lo que me sentiría orgullosa o feliz, y no sabía si tú lo eras. Creo que antes de actuar, o mejor dicho; no actuar, debí haberlo hablado contigo. -

Ella asintió con la cabeza. Después dejó mostrar una sonrisa, de esas en la que puedes admirar que viene cargada de completa honestidad.

- Si... escucha Katie... Yo tampoco soy una persona que le guste esconder las cosas, y menos cuando estoy muy segura de lo que quiero, y yo quiero esto... quiero que logremos funcionar ¿Okay? Así que la próxima vez, no lo dudes; solo hazlo. -

Sus manos se entrelazaban con las mías, mis manos estaban frías, y en un microsegundo pude sentir que su tacto lo notó, pero instantáneamente mis manos ahora se empezaban a sentir tibias, con un cariño especial de por medio.

- ¿Entonces puedo hacerlo ahora? -

Di un paso hacia adelante quedando cerca de ella.

Volvió a reír tiernamente.

- ¿Que te acabo de decir, tonta? Si. -

Ella estuvo a punto de besarme primero, pero esta vez yo tenía que ganarle. Y eso hice. La besé de nuevo. En cada momento en el que mi corazón empezaba a sentir un bajón que presentía doloroso anhelaba arreglar las cosas con un beso. Y aquí estoy. Besando de nuevo a la chica más preciosa que mis ojos han visto. ¿Como puedo describir un momento tan precioso? Tan cargado de energía que no es altanera pero suave. Que se siente como recibir el premio de toda la seguridad del mundo, sellando promesas, escribiendo escenas en un papel que pronto serán largos capítulos de historias que deseas cumplir. Eso es lo que ahora yo quería con Yelena.

Me separé un segundo del beso, no demasiado para cortar el contacto que nuestras frentes y manos tenían , pero si para poder hablar despacito en contra de sus labios.

- ¿Puedes quedarte? Por favor. -

- Contigo me quedaría todo el tiempo del mundo. -

Entre ricitas la llevé al interior de mi casa, donde continuamos con nuestra sesión de besos. ¿Por que no me costaba tanto amarla? ¿Así es como se siente el amor? Prefiero evitar las partes que duelen como la anterior, solo quiero esto. Si pudiera ser posible no quiero que este momento acabe. Quiero quedarme en este bucle que me permite estar en el pico de cualquier fantasía amorosa que he tenido alguna vez. No me muevan de aquí. Aquí estoy perfectamente, sin importar las palabras de las personas que no me interesan, sin tener tantos pendientes encima, solo estas horas de noche y madrugada de las cuales me siento dueña. Quisiera no volver a sentir sueño ni cansancio para no detener lo que está pasando ahora. En un simple pestañeo se me va la noche y no lo voy a permitir ahora. Quiero estar tan viva para continuar viendo lo hermosa que es Yelena, para seguir sintiendo su respiración tan cerca de mi, para seguir sintiendo su aroma tan encantador, y para disfrutar de cada beso de algodón de azúcar.
Estamos tan juntas y aún así la siento lejos, me encanta esto. Quiero tanto de ella que quiero que ella quiera ese mismo tanto de mi.

Y la noche se fue en aquello. Hasta que cansadas pudimos dormir entre sábanas y su brazo sobre mi cuerpo. Que sensación tan perfecta. Que momento tan idílico.

Este capítulo estuvo un poco muy corto pero creo que es lo adecuado por el momento. Lo escribí con mucho sentimiento en mi corazoncito espero que pueda notarse. Lxs quiero mucho, gracias por continuar leyendo. <3
-Amy.

I'm here [Katelena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora