8.

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Yelena Pov.

Llegamos y estacionó la camioneta frente al garage. Intentamos no hacer tanto ruido para no despertar a las personas de la calle, pero seguíamos riéndonos por lo bajo. Casi caigo sobre Kate, y me ayudó a sostenerme. No podía parar de reír, ahora todo se veía y era chistoso para mi. Literalmente podía reírme hasta por la razón más minúscula.
Intenté abrir la puerta, pero metí la llave incorrecta tres veces. Mientras yo seguía riendo, Kate pedía por que mantuviera mi cordura con pequeños 'shhh', pero sabía que de no ser por la hora y los vecinos, ambas podríamos reír hasta que nos doliera la barriga.
Ya adentro de la casa, prendí la luz de un manotazo.
- ¿Dónde está la cocina? - preguntó Kate dejando su bolso en el sofá.
- Es por ahí. ¿Tienes hambre? Creo que aún estoy en condiciones para prepararte algo.- traté de caminar derecho. Creo que fallé. Kate me tomó por los hombros y yo disfruté de su contacto, eso me hizo sonreír. Estaba siendo muy feliz.
- No, tu toma asiento. Iré por un par de vasos con agua. Y no confío mucho en dejarte cocinar ahora... - dejó un beso sobre mi cabeza. Estoy mas feliz. Si ella quiere que me siente, sentada estaré. Salió de la sala y justo antes de que pudiera ingresar a la cocina me miró una vez más. - No quiero que quemes tu nuevo hogar. -

No lo iba a hacer. De verdad, estoy bien, puedo calentar algunas cosas. Agua hervida, tal vez. Me recosté en el sofá y cuando vi el techo me mareé un poco. Suspiré y pasé una mano por mi cabello. ¿Que voy a hacer?
Kate salió de la cocina y me extendió su mano con un vaso de plástico que contenía agua pura.
- No soy una niña, se tomar un vaso de vidrio a la perfección. - bebí.
- Tal vez, pero prefiero no arriesgarme a que pierdas un vaso o peor, una mano. -

Suspiré otra vez, me sentía derrotada. Lo bueno es que mañana solo tengo trabajo dentro de la casa.
Cerré los ojos un momento y respiré profundo. Me siento agotada. Sentí la mirada de Kate, y eso me hizo no querer abrir los ojos, en este momento no sé cómo reaccionar, y si me encontraba con los hermosos ojos marrones de Kate no hubiera podido controlarme. Un par de copas más y de seguro que me expongo por completo.
Sentí su mano en mi frente. Tacto suave.
- Tú cabeza está caliente. Pero no creo que sea temperatura. ¿Te llevó a tu cama para que descanses ? - asentí. Sentí que se levantó y me ayudó a que yo pudiera hacerlo. Ahora si abrí los ojos. Extendí mis brazos en busca de ayuda. Me jaló y con cuidado me llevó a mi habitación. Lo primero que hice al abrir la puerta fue tirarme a la cama. Mi cama, mi dulce y cómoda cama.
- Deberías cambiarte primero. Arrugarás tus pantalones y dormirás incómoda. - sugirió Kate. Yo solo solté un 'mhggg'. Tenía mucha flojera como para levantarme y ponerme una pijama, así que solo tomé mi camiseta que dejé doblada bajo la almohada y empecé a retirar mi ropa del día.
- Oh, lo siento... yo... uhm... me avisas cuando termines para que venga por una manta y me quedé en el sillón. Pero antes... ¿tendrás algo con lo que pueda dormir ?- le dije que tomara lo que quisiera del tercer cajón del armario. Cuando tomó un par de cosas, tapó sus ojos y salió del cuarto. Olvidé que no muchas mujeres acostumbran cambiarse frente a una chica años menor que ellas y que solo han conocido un día antes.
Realmente no quería ponerme una pijama, así que solo deje mi camiseta. - ¡Katie! - canté - ya terminé. -
Después de eso llegó muy rápido. Pero apenas me vió se quedo mirando sin cruzar el umbral. - Uh... creo que haz olvidado los pantalones de pijama -

- Seamos honestas... ¿Realmente los necesito? No. Es como el brasier. Es opcional, más no obligatorio. Ven, hora de dormir. - palmee a mi lado.

-¿ Estás bien con que duerma a tu lado? Porque si quieres descansar puedo quedarme abajo. - hice un puchero y negué.
- Quédate aquí. -

-¿ Y él no tendrá problema con que yo duerma aquí? - señaló detrás de mí y vi a mi oso de peluche.
- No. Le gustan las pijamadas, pero hoy ha decidido dormir en el suelo para darte espacio. - Sonrió y se acercó a la cama. Me hice a un lado para dejarla acomodarse. Estiré mi brazo para presionar el aparador de luz.
- Buenas noches. -
-Buenas noches Kate. - la abracé. Y me quedé sobre ella por un rato. - ¿No te molesta que esté así? - murmuré al lado de su cuello.

Kate pov.

-No... - temblé. El aire de su boca hizo unas suaves cosquillas en mi cuello, sentí como mi piel se erizaba desde mi nuca, y recorría todo un camino de sensaciones hasta mis piernas.
Yelena es algo adorable cuando empieza a ponerse ebria. Me pregunto que hubiera pasado si hubiera estado más para allá que para acá. ¿Saben a lo que me refiero?
Si tengo algo de suerte, tal vez no recuerde lo qué pasó después de que llegó a su cama, acorralada entre mareos y sueño.
Acaricié su melena dorada, y retiré mechones que se le colaban por la cara y que fácilmente podrían entrar en su boca. Era muy bonita. Si la veías en una fotografía sería fácil decir que lo es, pero puedo asegurar que en persona es magnífica, tanto por dentro como por fuera. Su rostro era pálido y la temperatura que antes tenía, parecía ir disminuyendo, nivelando el color rosado de sus mejillas y nariz. Sus labios rosados brillaban y reposaban entreabiertos. Sus ojos por ahora estaban cerrados, pero el verde de ellos es magnífico cuando te empiezas a perder en ellos, es como un bosque frondoso y nublado. Como el que está cruzando el riachuelo cerca de mi casa.
- Bonita. - susurré. Y ella sonrió. Al parecer aún no cae dormida.
Besé su frente como un gesto de buenas noches, y sonrió aún más que sus ojos se achinaron levemente. Acomodó su cabeza, esta vez como si estuviera viendo hacia mi, después, con su dedo índice señaló dos veces su mejilla. Me reí. Es tan linda y adorable, no obstante, entendí su mensaje.
Bese su mejilla. Ella murmuró. Lo que vendría después me hizo preguntarme si lo que estaba por hacer estaba bien. Yelena señaló de la misma manera sobre ella, solo que esta vez señaló sus labios. Si la beso... ¿Estará bien? No quiero que después sea algo de lo que ella se arrepienta o no sé si sería aprovecharme de ella puesto que no está en sus cinco sentidos completos. El hecho de que lo estuviera dudando mucho puso triste a la rubia, pues murmuró una vez más e hizo un puchero. No quiero verla triste, así que lo mejor que pude hacer fue... Obedecer.
Me acerqué suavemente a ella y antes de poder hacerlo acaricié su mejilla una vez más.
- Perdón si lo que hago no te gusta. - susurré y finalmente pegue mis labios a los suyos. Eran suaves, era mejor que solo verlos. La sentí sonreír durante el beso, y eso me puso feliz. Sabe a alcohol. Rico.
Me separé y aferró más su abrazo hacia mi. Suspiré.

Ay Dios.

Hola. Finalmente he encontrado tiempo para seguir escribiendo puesto que ya he salido de la preparatoria y estoy por ingresar a la universidad. Deséenme suerte. Si les está gustando la historia voten y comenten y si hay algo en lo que puedo mejorar sus concejos serán muy bienvenidos. Lxs quiero mucho y gracias por el apoyo.
- Amelia <3

I'm here [Katelena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora