28.

134 18 4
                                    


Yelena pov.

Me removí entre las cobijas para acomodarme mejor, obviamente sin soltar aunque sea la manita de Kate. Abrí mis ojos levemente en caso de que el sol ya hubiera salido, pero para mi sorpresa aún estaba oscuro. Me giré hacia la mesita de noche de Kate para tomar mi celular y ver la hora, pero su reloj de manecillas fue lo que vi primero.

Me agrada saber que Kate aún usa el reloj de manecillas, siento que la gente se ha vuelto más inútil con las cosas simples como los digitales.

Entre mi aún adormilada vista pude divisar que eran las cinco de la mañana. Usualmente soy de las que se despiertan temprano, pero el hacerlo tan tan temprano se siente como un abrazo de la vida.

Despacio voy soltando la manita de Kate, la cubro bien con las sábanas ya que aún hace algo de frío y ahora se que por las noches, cuando Katie tiene calor se destapa, pero a los tres segundos estará tiritando como si estuviéramos en invierno. Es tan terca que hasta en su sueño después de sentir la sábana encima de ella se la va a quitar... ¿Que puedo decir? Me gustan las raritas.

La observo con una sonrisa dulce mientras me voy poniendo mi camisa aunque sea. Después salgo a ese balconcito por el cual se puede ver en el horizonte una montaña completamente de color verde, solo que en este caso es un verde muy oscuro debido a la aún nula iluminación. Pero si prestas atención, desde esa montaña verás por lo bajo una ligera capa de color rojizo. No es un rojo vivo, pero tampoco opaco, pero está muy cerca de ser un rosado, y es lo único que me basta para saber que el sol ya comenzará a saludar.
De la nada mis sentidos se vuelven tan agudos que disfruto de todo lo que implica la mañana. Por lo general no soy una persona que le gusten los días, pero las mañanas, las verdaderas mañanas son lo que más me mueve.

Cierro los ojos, y el aire nunca se había tan fresco como antes. Quitando de lado que me encuentro en la afueras de la ciudad, el aire se siente más limpio, puro. Como si la naturaleza supiera que cada mañana es un día nuevo, donde el aire sucio y contaminado que ha viajado por kilómetros ha pasado por un filtro. Entiendo que es un ejemplo burdo, pero es como lavar los trastes.

Doy una exhalación profunda y es como si hasta mi alma tuviera un descanso y un despertar en el mismo segundo.
Abro los ojos de nuevo y ahora ese tono rojizo que divisaba comienza a verse como un rosado, mientras que el oscuro azul de la noche se vuelve poco a poco un lila cremoso que es tan pacificador a la vista y al corazón. Es como Kate. Ella me recuerda mucho a este color.

Normalmente las aves que se escuchan en las mañanas citadinas suelen ser pájaros peleando por su lugar en los pocos arboles que ahí se plantan. Pero aquí... aquí vuelvo a escuchar a las palomas que han huido de la ciudad. Es un suave "hum" que me trae tantos recuerdos. Recuerdos se cuando aún era una niña, cuando sentía la mano de mi madre abrazar la mía para ir caminando hasta el jardín de niños. Igual en mañanas así, solo que aún más iluminadas. Empiezo a asociar mis recuerdos con colores, olores, canciones.
Mi alma viaja por el tiempo y ahora se encuentra en mi yo pequeña tomando jugo de naranja junto a mi familia. También estoy en las mañanas junto a Natasha, después del día más lluvioso y fresco, recogiendo caparazones de caracolitos que se encuentran entre la tierra húmeda que puede verse en los jardines y esas pequeñas grietas de la banqueta.
Después en mi habitación la luz del sol entraba por la ventana, de una forma tan inocente que podías ver esas partículas de polvo viajar en el aire. Debajo de la ventana hay un estante lleno de juguetes, uno de mis favoritos era un teléfono con disco de marcar de color morado, que tenía una flor rosada en el medio del disco. Me gustaba jugar a que llamaba a Natasha para decirle que éramos espías y teníamos alguna misión. Pero también nos gustaba jugar a que éramos amigas que vivían cerca y nos llamábamos para hacer salidas de niñas grandes, como fiestas y salidas al cine, y todo eso después de que una limosina pasara a recogernos.

Todas estas cosas que pasaban en una mañana que transcurría así lo encontraba tan bello y nostálgico. Y se que la nostalgia se le adjunta a sensaciones negativas, mayormente asociadas a la tristeza, pero para mi, la nostalgia es recordar cada parte que ha hecho de mi lo que soy hoy, las cosas que cambié para bien y para mal y las que se quedaron en mi, y rendir honor a esa pequeña con grandes sueños y aspiraciones.

Quisiera volver también para disfrutar de lo que era una vida sin preocupaciones, que es con lo que asocio las tardes, por eso es que no me gustan. Considero que las tardes son cansadas, estresantes, las calles repletas de gente que tiene tantas cosas por hacer y "aprovechar la luz del día", y lo entiendo, pero hay más magia y esperanza en las mañanas y en las noches. Y ahora que lo pienso... tal vez por eso es que me siento completa con Kate... mientras yo vivo por la mañana ella lo hace por las noches. No necesitamos la tarde, porque es tan grosera y cansada. Nuestro momento es aquel donde la noche se junta con la madrugada.

La noche y la madrugada... Que lindo recuerdo. Que linda sensación. Definitivamente lo que quiero. Y lo quiero con ella.

El sol ya estaba alumbrando lo suficiente para que el cielo comenzara a ser más claro. Los rayos de sol tocaron mi rostro, como si me diera un beso de buenos días.

- Mhhh...- escuché a Kate murmurar mientras se removía en las sábanas. Una pierna por fuera y la otra por dentro.

Con una sonrisa aún en mi camine hasta la cama para sentarme al lado de donde se había hecho bolita.

- Buenos días dormilona. - Rasqué con la yema de mi dedo índice su naricita. Ella aún con los ojos cerrados y también sonriendo, arrugando un poco la nariz.

-Mhh... Buenos días...-

Parpadeó una, tres veces y pudo abrir sus ojitos por completo, se veían un poquito hinchados, solo lo normal, eso le daba una belleza tan tierna y natural que era increíble.

- ¿Quieres ir a desayunar? -

- Hm... ¿Ir? ¿A donde vas a llevarme? - dio un bostezo.

Yo suspiré y pensé en lo de anoche. Ahora mis ideas se empezaban a aclarar, dejando de lado cualquier tontería que mi duelo me haya impedido razonar durante aquella cena incómoda.

- Supongo que lo justo sería pedir una disculpa también a nuestras anfitrionas que dejamos esperando ¿No? -

Parte de mi tenía inseguridad de que eso molestara a Kate, pero después de que se sentara sobre la cama y se estirara -como el gatito escurridizo que ahora entraba por la puerta del cuarto- asintió felizmente.

-Más de acuerdo no podría estar. ¿Me dejas darme una ducha primero? -

Reí. No debería pedirme permiso ella, después de todo es su casa.

-Yo también quería pedirte permiso de si podría ocupar la regadera.-

Después de eso su carita se iluminó aún más, en sus ojos vi cierta intención. Inmediatamente sabía que era lo que quería, y su siguiente enunciado me lo confirmó.

- ¿Y si nos duchamos juntas? -

Su cabeza se inclinó hacia un lado, mientras sus manos buscaban las mías para ser acariciadas. Dejé salir otra risita.

- No me opondré a eso. - respondí viéndola a los ojos.

- Perfecto entonces.-

Se inclinó hacia mi y yo cerré la distancia con un besito de buenos días.

Que curioso... El sol besando a la luna.

Hola mis amores, espero les haya gustado este capítulo, lo hice con mucha nostalgia literalmente. También espero que hayan captado la referencia a otro shipp wlw que lleva años hundido, pero pienso traerlo de vuelta en otro fanfic, si me dicen cuál es les dedico el siguiente cap de "Im here".
-Amy.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 09 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

I'm here [Katelena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora