Perspectiva de Ayşe Sultan
Al amanecer fui informada por Vanu acerca de que mi hermano el Sultán mando a llamar a Malhum en altas horas de la noche a su presencia, desde ese momento no pude estar tranquila. Por esa razón decidí ser una típica esposa y pasé con Yusuf a tomar el desayuno, aun mi madre se nos unió y no dejaba de hablar acerca del bebé. Yusuf ha estado un poco mejor, pero en su cara se nota la sed de venganza.
Aunque la mesa estaba repleta de manjares apetitosos ni él ni yo quisimos comer lo suficiente, mi esposo de mentira se retiró a la universidad para dejar de escuchar a mi madre, por su seguridad le pedí a un guardia de mi confianza que no lo dejara solo ni por un segundo.
Como quería esperar a Malhum le dije a mi madre que si podía comprar unas cosas para él bebé, gustosamente accedió y salió al mercado, y fue allí mientras esperaba a mi amada con un té de manzanilla en la sala de la mansión.
Como si fuera poco las criadas, siempre atentas a los acontecimientos de la Morada, se encontraban en un estado de agitación inusual. Sus ojos seguían cada movimiento, como si estuvieran siguiendo una emocionante telenovela. Cuando Malhum entró como un ladrón, susurros y miradas cómplices se propagaron por el vestíbulo.
—¡Buenos días, Malhum Hatun! —exclamó la criada más anciana, sosteniendo una bandeja de pastas—. ¿Desea un poco de té o tal vez unas tostadas con miel? tenemos una selección exquisita.
Malhum, aún sorprendida por mi inesperada aparición, parpadeó varias veces antes de responder:
—Oh, gracias, pero no, estoy bien. Solo necesito hablar con la Sultana. A solas.
Las criadas intercambiaron miradas, sus ojos brillando con anticipación. Mientras Malhum y yo nos retirábamos a la oficina, las criadas continuaron su murmullo. Una de ellas incluso se atrevió a susurrar:
-Habrá sido la mejor noche de su vida, el Sultán es muy guapo-
-Hay algo mal en lo que está pasando,- Ella estaba temblando
- ¿A qué te refieres? ¿A que mi hermano te llamó en la noche? – pregunté
—No, lo que tengo que decirte es más importante que eso —dijo, mirando a su alrededor como si temiera que las paredes tuvieran oídos—. Tu hermano tiene en su habitación las pruebas que tanto hemos estado buscando. Registros de importaciones y distribuciones de opio. Los Pashas están allí en esa lista, pero curiosamente, nuestro príncipe fugitivo no figura entre esos nombres.
Las criadas, que aún murmuraban en el vestíbulo, habrían dejado caer sus bandejas de pastas si hubieran escuchado las palabras de Malhum. Pero nosotros dos éramos los únicos en posesión de este secreto. ¿Qué significaba esto? ¿Por qué el príncipe estaba ausente de la lista?
Malhum me miró con ojos inquisitivos, como si esperara que yo tuviera todas las respuestas. Pero en ese momento, yo también era solo una pieza en este intrigante rompecabezas.
—Malhum, entiendo la importancia de estas pruebas —dije, con mi voz apenas un susurro—. Pero necesitamos más. Algo irrefutable que nos lleve directamente al corazón de esta conspiración.
Ella asintió, su expresión tensa. Ambas nos prometimos seguir investigando, desentrañando los hilos de la red de opio que se extendía por todo el imperio. Pero entonces, Malhum confesó algo que no esperaba.
—Ayşe, hay algo más que debes saber —dijo, su voz quebrándose—. El sultán me lo reveló anoche. Quiere tomarme como esposa.
Parpadeé, sorprendida. ¿El sultán? ¿otra vez con ese tema? Y luego, añadí:
—Es por tu origen judío. Los judíos más ricos del imperio se han rehusado a vender opio, y el sultán cree que al casarse contigo, ganará su simpatía y apoyo.
Mi amada sintió un nudo en la garganta. Malhum se quebró, lágrimas en sus ojos.
—Ayşe, perdóname por haberme enojado contigo ayer. No puedo soportar la idea de perderte.
le tomé la mano, mirándola con ternura.
—No te preocupes, Malhum. Juntas enfrentaremos todo lo que venga. Y tal vez, solo tal vez, encontraremos la verdad que buscamos y un camino hacia la justicia.
La estreché entre mis brazos, pero necesitaba preguntarle.
- ¿Mi hermano te trató bien?, ¿estás bien? - pregunte tomando su rostro con delicadeza.
Malhum trago en seco, y dijo: Eso ya no importa, pero lo que pasó me sirvió para entender que te amo, y sé que nuestro amor es prohibido, me rehúso a alejarme de ti.
Los corazones latían con la urgencia de un secreto compartido, y en ese momento, nos encontraron en un abrazo desesperado. Las lágrimas de Malhum se mezclaron con las mías mientras sus labios se encontraban en un beso cargado de consuelo y pasión. El mundo exterior se desvaneció, y solo existimos las dos, unidos por el destino y la lucha contra la corrupción.
En ese abrazo, encontramos fuerza para seguir adelante, para enfrentar los peligros que se avecinaban. No importaba si eran Sultanes o príncipes, criadas curiosas o conspiraciones oscuras. Lo único que importaba era nuestro amor y la promesa de que, juntas, encontraríamos la verdad y la justicia que anhelábamos.
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Me enamoré de mi Sultana -COMPLETA- Girls Love History
RomanceEn el majestuoso escenario del Imperio Otomano, donde los susurros de los palacios se entrelazan con los misterios de sus calles empedradas, florece una historia de amor prohibido y secretos ocultos. En el corazón de esta trama se encuentra una jove...