Malhum
Mientras viajábamos de regreso a casa, mi sultana Ayşe se quedó dormida, pero en esta ocasión la Sultana Halime nos acompañaba, así que me puse a pensar en mi pasado. Cada viernes por la noche, un día como este, mi madre encendía las velas; el olor a pan recién horneado impregnaba el ambiente, y mis hermanos salían con papá a la sinagoga. Eran tiempos hermosos, porque mi pueblo valora el tiempo y estar con las personas amadas en ese día.
Estaba muy feliz de que, a pesar de todo lo malo que había vivido, haya podido encontrar a la Sultana Ayşe. Aunque aparentaba ser muy feliz, la verdad es que no lo era. De hecho, aquel día cuando me invitaron a servir en el evento, fue como volver a nacer. Conocerla marcó un antes y un después en mi vida. Somos diferentes, de pueblos diferentes, pero nos gusta ayudar a las personas, nos gusta estudiar.
Finalmente, llegamos al palacio y estaba empezando a anochecer. La ciudad era preciosa a esa hora; se podían reflejar las luces en el Bósforo, era algo sin igual. La vista en el palacio era preciosa.
Nos bajamos del carruaje y cada quien fue a su habitación. Mi sultana Ayşe me dijo:
"Malhum, ve a tu habitación y espérame", me miró con extrañeza.
"Mi sultana, ¿Cómo es posible? ¿Cómo va a entrar sin que la vean?", pregunté perpleja.
Ella me respondió: "Solo haz lo que te digo", y se mordió los labios.
Estaba yo esperando a la Sultana cuando de repente se cayó un jarrón en la repisa. La habitación estaba adornada con una repisa llena de libros, cuyos títulos sugerían historias de épocas pasadas y amores perdidos. La Sultana Ayşe movió la repisa con gracia, apareciendo como por arte de magia en mi habitación. No podía creer lo que estaba viendo; ella corrió hacia mí y me envolvió en un cálido abrazo, como si no nos hubiéramos visto en todo el día.
Estando frente a frente, acaricié su rostro y me perdí en sus preciosos ojos marrones. Ahora entendía a mi papá cuando decía que la mujer era la creación más preciosa del mundo. Hoy era un día sublime; era viernes, el día de la semana que nos unía aún más.
Mi sultana me dijo: "Mira lo que conseguí", y fue a su habitación en busca de una bolsa de tela. Cuando sacó lo que había dentro, percibí que era una botella de vino. "Vamos a celebrar", dijo, robándome un beso.
Nos sentamos en mi cama a conversar, compartiendo momentos graciosos del día. Nos encantaba reírnos juntas, y aunque era un poco incómodo, sabía que tenía que sacar este tema a flote: "Mi sultana, ¿qué crees que va a pasar con nosotras? Si nos descubren, podríamos ir ante el juez. Nuestras religiones dicen que está prohibido, ¿estaremos haciendo mal?".
Mi sultana contestó con una voz quebrada: "La verdad, no sé si estemos haciendo mal...", hizo una pausa, "pero no puedo imaginar estar lejos de ti".
Yo también sentía lo mismo, no podía estar lejos de ella. Me costaba creer que no era un regalo dado del cielo.
Ayşe, con un tono coqueto, acercó sus manos al cuerpo de su amada: "Debemos aprovechar este viernes sagrado".
Tragué saliva, y mi piel se erizó ante esa propuesta. El deseo y la pasión se intensificaban en el aire, creando una atmósfera cargada de anticipación y amor prohibido.
El poder de lo que mi sultana provocaba en mí sin tan solo tocarme era algo maravilloso. Así que, tal como hicimos la otra noche, decidimos besarnos como si el tiempo fuera eterno, juntando nuestros cuerpos y nuestras respiraciones en un torbellino de pasión y amor prohibido. Cada beso era un susurro de deseo, cada roce de nuestras pieles era fuego qué nos consumía por dentro - y eso que aun no nos quitábamos la ropa-.
Mi sultana empezó a acariciarme por encima de la ropa, y empezó a quitar pieza por pieza, empezando con mis zapatillas, quitando mi vestido color turquesa, bajando mis calzoncillos de tela, empezó por mis muslos bajos: besando y haciéndome estremecer y curveándome de placer, temblaba y no era de frío, ella me hacía sentir todas esas emociones a lo que le dije: "Sultana me da un poco de vergüenza" ella ignoró
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Me enamoré de mi Sultana -COMPLETA- Girls Love History
RomanceEn el majestuoso escenario del Imperio Otomano, donde los susurros de los palacios se entrelazan con los misterios de sus calles empedradas, florece una historia de amor prohibido y secretos ocultos. En el corazón de esta trama se encuentra una jove...