Reason To Live

12 4 5
                                    

La sensación de pesadez en los párpados, y la natural necesidad de abrirlos tras varias horas sumido en el mundo onírico, le hicieron saber que ya era un nuevo día.

— Buenos días.

Escuchó aquella voz cerca suyo, haciéndolo finalmente abrir los ojos con pereza.

— ¿Qué tal dormiste?

— Definitivamente no estoy acostumbrado a quedarme despierto tan tarde.- Respondió, estirándose en la cama, con Kardia soltando una pequeña risa al lado.- Pero lo menos tu cama es cómoda.

— De nada por haberme quedado en el sillón en mi propia casa.

— Tú me ofreciste quedarme a dormir aquí después del evento.- Rió encogiéndose de hombros.- ¿Qué hora es?

— Las 9:00 de la mañana.- Respondió Kardia, entregándole el improvisado desayuno que le había llevado hasta la cama.- No quiero echarte, pero debo estar en el restaurante a las 10:00.

— ¿La estadía aquí incluye desayuno hasta la cama?- Bromeó el Omega, tomando una pequeña magdalena para darle un mordisco.- A este paso consideraré seriamente quedarme aquí más seguido.

— Bienvenido si lo haces.- Bromeó el peli-violeta, tomando otra magdalena.- Termina tu desayuno, y después te acompaño a casa.

Asmita asintió con una pequeña sonrisa, continuando con su bocado.

Kardia le había llevado una magdalena de vainilla, unos cuantos trozos de manzana y melocotón, y un omelette. Sin olvidar una, en ese momento vital, taza de café.

La noche anterior había sido más divertida de lo que esperaba. Todo el tiempo de la presentación permaneció al lado de Unity, disfrutando de la música, memorizando de paso algunos nombres con ayuda del peli-plata.

Una vez que los chicos bajaron del escenario, se unieron a ellos en una pequeña celebración, hasta que fue hora de marcharse. Por suerte, Seraphina y Unity les ofrecieron llevarlos a casa debido a la hora.

Todos vivían bastante lejos, les tomaría casi dos horas dejar a todos en sus hogares. Sin embargo, Kardia vivía a solo unas cuadras de la universidad, así que Asmita prefirió aceptar su oferta y quedarse a pasar la noche con él. Así había llegado hasta la mañana en curso, después de que Kardia le dejara la cama para él sólo.

Ciertamente, una mañana agradable y que con gusto repetiría... Bueno, con algo de suerte así sería, si es que de nuevo perdía la noción del tiempo en el concierto y su "escolta personal" olvidaba pasar por él.

La sola idea le causó gracia, dibujando una sonrisa en su rostro, mientras continuaba con su desayuno.

[...]

Tras un rato, luego de terminar el desayuno y recorrer el camino hasta su hogar, finalmente Asmita se despidió de Kardia, prometiendo verse de nuevo por la noche para el concierto en el Underworld. No sin que el joven Alpha recibiera un saludo de los hermanos menores y los padres de Asmita.

Todo, sin saberse bajo la atenta e inquisidora mirada de cierto Delta, desde el resguardo de su adorado Lamborghini Diablo.

— Vaya que te reemplazaron rápido.

— Cállate, maldita bruja.- Gruñó, apretando el volante entre sus manos, sin despegar su vista de ese par.

— Eres patético.- Bufó la Beta, cruzándose de brazos en su asiento.- ¿En serio veniste hasta aquí solo para espiar a tu ex porque no llegó a dormir anoche?

— ¡¿Puedes callarte de una maldita vez?!- Reclamó, harto del sermón de la mujer.- ¡Nadie te obligó a venir, tú te pegaste como una puta garrapata a mi trasero desde ayer en la noche!

Rosas de Mayo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora