Capítulo 21: Ever fallen in love

12 4 15
                                    

— ¿Todos listos?

— Ya casi, Kardia.- Respondió a la pregunta de su Alpha.

— No quisiera apurarlos, pero los conductores privados ya están comenzando a desesperarse.- Rió el Alpha, meciendo ligeramente a los dos bebés en sus brazos.- Y los gemelos también.

Asmita salió de la habitación para intercambiar una sonrisa con su Alpha y dejar un pequeño beso en sus labios, y después besar las frentes de ambos cachorros.

— ¿Quién está más impaciente?, ¿Manigoldo o Aspros?

— Los dos están prácticamente igual.- Bromeó Kardia.- Están a nada de quedarse calvos del estrés.

Asmita compartió una pequeña risa con el Alpha, justo cuando escucharon a lo lejos dos voces familiares.

— ¡Dense prisa con lo que sea que estén haciendo o llegaremos tarde!

— ¡Nos quedan solo treinta minutos para llegar, y mi hermano ya está en la iglesia!

— ¡Ya casi están listos!- Respondió Asmita.

Era un día sumamente especial para dos de ellos, y todos estaban haciendo su mayor esfuerzo por lograr que todo saliera perfecto. Aunque los nervios se hicieron presentes, traicionando a más de uno durante esa mañana, causando pequeños retrasos y alguna que otra crisis de nervios.

Afortunadamente, nada que no fueran capaces de resolver trabajando en equipo.

— ¿Ya llegaron?

— No, Def, pero cálmate.- Respondió Avenir, sosteniendo al pequeño Aioros en brazos.- Ya vienen en camino. Llegarán a tiempo.

— ¿Están seguros?

— No te preocupes, Defteros.- Mencionó Ilías.- Todo estará bien. Pero ya es hora de que todos vayan a sus posiciones, ya les toca entrar.

El Delta tomó una profunda bocanada de aire, y asintió, yendo al lado de Avenir, luego de dejar a su cachorro de un año bajo en cuidado de Arkhes. Ya debían entrar para aguardar la llegada de Sísifo y el resto del cortejo nupcial.

— Tranquilo. Estoy contigo.

— Gracias, señor Avenir.

El Omega asintió con una sonrisa, y luego de tomarlo del brazo, iniciaron su recorrido por el pasillo, hasta llegar al frente.

Se suponía que ese recorrido debía ser en compañía de la madre del novio, y no dudó en pedirle a Avenir que lo acompañara en ese día tan especial. Después de todo, ese Omega había sido prácticamente una madre para él, tenía ese honor más que merecido.

Unos minutos después, ingresaron Hakurei y Arkhes, sosteniendo al pequeño Aioros. Normalmente, serían el padre del Delta y la madre del Omega quienes encabezaran el cortejo. Pero Hakurei se había ganado ese honor, siendo como un padre para Defteros, y Arkhes, tomando el rol de madre para Sísifo, luego de su lamentable fallecimiento.

Una vez que Hakurei y Arkhes tomaron su lugar en las primeras filas, les siguió Sage, llevando la batuta de padrino de velación.

Sabían que ese puesto debía ser ocupado por un matrimonio sólido y que fuera su ejemplo a seguir, y Sage era el perfecto ejemplo. Él permaneció al lado de su Omega hasta el final de sus días, lo amó en la salud y en la enfermedad, nunca lo dejó solo. Incluso después de su muerte, siguió amándolo y honrando su memoria, cuidando de su hijo y manteniendolo vivo el recuerdo del Omega que más amó. Si eso no era un excelente ejemplo a seguir, no tenían idea de qué lo sería.

Detrás de Sage, entraron Manigoldo y Kardia, con la misión de resguardar los anillos hasta que llegara el momento de entregarlos.

Ese puesto debía ser ocupado por personas cercanas y de confianza para ambos. Manigoldo había sido prácticamente un hermano para Defteros desde su niñez, y Kardia se había vuelto una parte importante de sus vidas desde hace un tiempo. Eran los candidatos perfectos.

Rosas de Mayo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora