Noche de Enero

16 4 5
                                    

Los días seguían su inclemente curso, haciendo que el mes de diciembre se esfumara en lo que pareció un parpadeo.

Todos se preparaban para celebrar la última noche del año, reuniéndose con familia o amigos, con abundante comida casera y bebidas calientes en las mesas, luciendo elegantes ropas para despedir el año viejo, y dar la bienvenida al nuevo a la medianoche.

— Así que, ¿ahora vendrás cada año, remolino morado?

— Solo si tu primo me invita.- Respondió el peli-violeta, abrazando al Omega a su lado.

— En ese caso, acostumbrate a soportar a Manigoldo soltando alaridos después de que se le pasen las copas.- Bromeó Asmita, mirando de reojo a su primo.

— Quisieras tener el prestigio de escuchar mi melodiosa voz.- Replicó el peli-violeta.- Ahora dejen de derramar miel y lleven al refrigerador el pastel que trajo Kardia, y ayuden a poner la mesa, antes de que Avenir pida voluntarios para ir a hacer las compras de última hora.

Asmita rápidamente asintió ante el recordatorio de su pariente, para después tomar la mano de Kardia y correr a la cocina, seguidos por Manigoldo en un pequeño juego, compartiendo leves risillas cómplices.

Eran conscientes de la costumbre de Avenir para dejar algún artículo pendiente y enviar a dos o tres pobres desafortunados a conseguirlo. Sabiendo que hacerse de prácticamente cualquier cosa en plena noche de año viejo, era una misión suicida, todos buscaban cualquier excusa para no ser elegidos.

El año pasado los desafortunados habían sido Hakurei, Shion y Manigoldo, con la misión de conseguir una botella de vino tinto... Los pobres volvieron con el producto solicitado justo a tiempo, pero con evidentes marcas de cuánto costó lograrlo.

Shion con el cabello revuelto y una marca rojiza en la mejilla, que posteriormente se tornó violeta. Manigoldo con un par de arañazos en la cara. Hakurei con su fiel cola de caballo deshecha... Y los tres, completamente empapados por la lluvia que ese día azotó la ciudad sin previo aviso.

— Ahí viene.- Anunció Manigoldo en un murmuro, mientras los tres tomaban una parte de la vajilla.

— ¡Kardia!, qué alegría que hayas aceptado nuestra invitación.- Expresó con una sonrisa en Omega mayor, ofreciéndole un abrazo al joven.- Desde que veniste en Nochebuena, Atla no dejó de preguntar si también vendrías hoy.

— Es lo que Mita me contó.- Rió ligeramente el peli-violeta.- Gracias a ustedes por recibirme.

— Eres el novio de mi hijo. Siempre serás bienvenido.- Sonrió cálidamente el mayor.- Mani, Mita, ¿están ocupados?

— ¡Sí!- Respondieron ambos al unísono, aferrándose a la pila de platos y vasos como si sus vidas dependieran de ello.

Kardia no logró contener una pequeña risa que emergió de sus labios. Avenir solo sonrió, rodando ligeramente los ojos.

— Bueno, en ese caso, creo que este año le toca a Tokusa y Yuzuriha acompañar a Sage.- Anunció el Omega mayor.- Ustedes encarguense de poner la mesa, los veo en un rato.

Los jóvenes asintieron, y una vez vieron al albino salir de la cocina, suspiraron aliviados, provocando otra pequeña risa en Kardia.

— Este año la suerte no estuvo del lado de los gemelos del mal ni del viejo.

— Esperemos que la fuerza los acompañe.- Remató Asmita las palabras de su primo.- Ahora a trabajar, o podríamos correr la misma suerte.

Con esa resolución, los tres compartieron una última risilla cómplice, y se pusieron en marcha con la tarea asignada a toda velocidad.

Rosas de Mayo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora