Hace ya varios días que sucedió aquel peculiar encuentro donde él y dos individuos más se vieron involucrados y su mente no para de darle vueltas al asunto. Pues ha estado más distante y su mal genio también ha disminuido, cosa que realmente preocupó a sus compañeros de trabajo.
No era algo normal ver a Shinazugawa Sanemi tan tranquilo y callado después de todo.
—¿Qué pasa contigo, eh?
Se atrevió a preguntar Iguro con rudeza y un tono elevado, golpeó con algo de fuerza el hombro ajeno para luego esconderse detrás de Masachika, quien asustado intentó zafarse, pero no lo logró ya que Kaburamaru lo amenazó con sus colmillos. Ambos azabaches temían a que su amigo reaccionara mal y terminara golpeándolos.
Grande fue su alivio, pero también su perplejidad al ver que este ni se inmutó.
—Creo que se ha vuelto loco... —Susurró Masachika a Obanai.
—Claro que no. — Masachika pensó que Iguro defendía a Sanemi como todo buen amigo, el más bajito se cruzó de brazos y arrugó su entrecejo —Él ya estaba loco.
—Tienes razón..
Ambos observaron al albino, quien no despejaba su mirada de la ventana desde que llegó. Su rostro mantenía una expresión neutra y pensativa, de vez en cuando soltaba un largo y agobiado suspiro que terminaban en una sutil sonrisa y luego una maldición.
Masachika y Obanai se dieron por vencidos finalmente, habían intentado todo para traerlo de vuelta a la realidad. Como hablar con él, insultarle en la cara y como último medio golpearle.
Sin embargo, nada funcionó..
O talvez no habían intentado "todo" aún.
—¡Tengo una idea! —exclamó Masachika, llamando la atención del heterocromático.
—¿Qué tienes en mente, Masachika?
—Debemos intentar con Ohagi.. es su comida favorita después de todo.
—Entiendo tu punto.. Kanroji siempre habla de una panadería donde siempre venden postres exquisitos, no tengo duda de que también tengan Ohagi.
—Pues entonces que comience.. Operación Ohagi.
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En el Preescolar "Dulces travesuras" los pequeños de la sección A, (la sección que se le fue asignada después de aprobar) estaban muy entusiasmados, ya que la actividad de esa semana sería hacer germinar una plantita de frijol, utilizando un pequeño envase de vidrio vacío, algodón y por supuesto una semilla de frijol.
—¡Estoy seguro que mi planta crecerá más rápido que la tuya, Monitsu! —se burló un pequeño de cabello negro y puntas azuladas.
