Epílogo

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Los cálidos colores que pintaban aquel sereno atardecer eran como un bálsamo para su alma, pues nunca se había sentido tan ligero y feliz como se encontraba en esos bellos momentos que apreciaría por el tiempo que le restaba con vida, pues el de orbes amatistas estaba a su lado y con un simple mirar suyo su corazón se aceleraba y la certeza de que el sentimiento era recíproco florecía en la calidez que Sanemi plantaba en su ser con una dulce sonrisa. 

—¿Nemi?  —nombró con suavidad, mientras se recostaba en el hombro del susodicho y este rodeaba con su brazo al azabache correspondiendo el gesto y sintiendo su cercanía. Dispuesto a escuchar lo que su adorable esposo quería decirle. 

—Dime, cariño.. —Hundió sus dedos en la cabellera negruzca del ojiazul, peinándola con gentileza. 

—Si.. reencarnamos en otra vida.. —dijo con un leve rubor pintando sus mejillas, mirando a los ojos contrarios y perdiéndose en ellos, en su apacibilidad —¿Estarías conmigo?

Una dulce sonrisa se dibujó en los labios del albino, quien instantes después asintió —Claro Yuu.. —besó su frente —En nuestra próxima vida no te escaparás de mí —determinó, dándole un toque de picardía al ambiente. Ambos rieron, Sanemi no perdió el tiempo y besó fugazmente los labios contrarios con cariño para así dedicarse a disfrutar del momento junto a su amado y de la última ves que pudo verle en esa vida.. 

Sanemi y Giyuu ahora estaban felizmente casados

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Sanemi y Giyuu ahora estaban felizmente casados. 

Cuando el Tomioka finalmente recuperó todos sus recuerdos de su vida pasada, de los días tranquilos antes de su muerte y de todo el gran alboroto que atravesaron para estar juntos y vivir el amor de su relación, Sanemi no perdió el tiempo, aunque tanto él como el azabache tenían en claro sus sentimientos, el albino se le declaró con un bello y extravagante ramo de rosas y al cabo de unos meses le pidió matrimonio, dándole vida a la hermosa familia Shinazugawa Tomioka y la bienvenida a su pequeño, adorable y nuevo integrante.. 

—¡Kyaaaaa, Giichi es tan lindo! —chilló Mitsuri, observando al pequeño cachorrito que reía junto a ella, en los protectores brazos de Giyuu, quien después de unas cuantas semanas en el hospital ahora se encontraba en la calidez de su hogar. —¡¿No lo crees, Oba-san?!

—E-eh.. — Articuló y luego carraspeó su garganta, desviando su mirada del pequeño cachorrito, pues su orgullo no le permitía admitir lo adorable que le parecía. 

Por otro lado, Genya estaba muriendo de curiosidad y emoción por conocer a su sobrinito, cuando se había enterado de la noticia prometió que su misión sería cuidarlo y enseñarle todo lo que aprendiera en el Preescolar. Así que bajó rápidamente las escaleras y se dirigió a la sala de estar. Habían tantos adultos en el lugar que le resultó complicado pasar, pero nada haría que su misión se arruinara. 

ミ 𝘓𝘦𝘤𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘢𝘮𝘰𝘳 & 𝘵𝘳𝘢𝘷𝘦𝘴𝘶𝘳𝘢𝘴 彡| 𝚜𝚊𝚗𝚎𝚐𝚒𝚢𝚞𝚞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora