El importuno sonido del tono de llamada de su teléfono fue lo que lo despertó aquella mañana, se removió entre las sabanas aún indispuesto de abandonar su calidez para reacomodarse y dormir un poco más. Pero quien sea que lo estuviera llamando a esas tempranas horas del día estaba siendo muy insistente, pues era la tercera vez que llamaba.
Suspiro con pesadez y tomó su teléfono para contestar con pereza, talvez podría tratarse de una emergencia.
—¡BUENOS DÍAS! —saludó alegre y enérgicamente la voz al otro lado de la línea, tuvo que alejar un poco su propio celular para que sus tímpanos no reventaran ante el fuerte sonido. —¡Que bueno que contestaste!
—Buen día, Kanroji.. —devolvió el saludo con una voz somnolienta, masajeó sus párpados y luego bostezó —¿Qué sucede?
La fémina guardó un momento de silencio antes de proseguir con su argumento, buscando las palabras correctas para explicarle la emergencia. —Bueno, verás... —la pelirrosa comenzó a explicarle la situación un tanto complicada, pero él no prestaba atención a sus palabras pues el sueño aún tenía el control total de sus sentidos.
Tras transcurrir unos minutos de explicación, donde él intentó con arduos esfuerzos mantenerse despierto, pero no logró prestar nada de atención. Mitsuri finalmente se atrevió a decirle lo que debía decirle.
—¡¡Y bien, por eso tú serás nuestro nuevo profesor, empiezas hoy mismo!! ¡Apresúrate!
—Esta bien... —respondió simultáneamente, sin reflexionar en lo que acababa de meterse.
—¡KYA, no pensé que fueras a aceptar tan fácilmente! —chilló emocionada —¡¡Gracias, nos vemos allá!!
Al finalizar la llamada regresó a acomodarse entre las suaves y calentitas sábanas para cubrirse con ellas y volver a dormir unos instantes más. Pero.. ¡OH! ¿Qué había dicho Kanroji..? Con confusión recordó lo que había mencionado hace un instante"Nuevo", "Profesor".
...
Abrió los ojos de par en par al conectar los puntos en su cabeza; las sábanas fueron lanzadas repentinamente al suelo debido a su impresión.
—¡¿QUÉ YO QUE?!
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—¿Hijo, estas seguro de que llevarás a tu hermanito? —cuestionó dulcemente la omega de nombre Shizu, mientras miraba a su hijo mayor tomar el desayuno tranquilamente, ambos esperando el despertar del más pequeño del hogar—Yo puedo encargarme de eso, no quisiera molestarte en tu día libre.
El mencionado volteó a mirarla y luego sonrió sutilmente.
—No te preocupes Oka-san, yo se lo había prometido y estoy seguro de que a Genya le encantará la idea.