La distancia entre Luke y Aiden había llegado a un punto crítico. Ya no podían fingir que todo estaba bien. Las interacciones ocasionales que compartían estaban llenas de tensiones y silencios incómodos. Aiden estaba siempre ocupado, siempre distante, y Luke se sentía cada vez más solo y desconectado.Una tarde, después de clases, Luke decidió que ya no podía seguir así. Sabía que debía enfrentar a Aiden una vez más, decidido a salvar lo que quedaba de su amistad. El peso de la incertidumbre y la tristeza lo estaba ahogando, y necesitaba respuestas.
—Aiden, necesitamos hablar —dijo Luke con firmeza, encontrando a Aiden en el estacionamiento de la escuela. Había una determinación en su voz que no había sentido en mucho tiempo.
Aiden lo miró con una mezcla de cansancio y frustración, como si esta confrontación fuera una molestia más en su día.
—¿De qué se trata ahora, Luke? —preguntó, su tono cortante. La frialdad en su voz era palpable, y Luke sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
Luke tragó saliva, preparándose para decir lo que había estado guardando en su corazón. Había pasado noches en vela, ensayando esta conversación en su mente, pero ahora que el momento había llegado, las palabras le parecían inadecuadas.
—Siento que ya no soy importante para ti. Solíamos ser mejores amigos, pero ahora ni siquiera sé si te importa nuestra amistad —dijo Luke, su voz quebrándose por la emoción. Había una mezcla de tristeza y desesperación en sus palabras, un grito silencioso pidiendo ayuda.
Aiden suspiró profundamente, su expresión se endureció. Parecía estar luchando con sus propios demonios, y Luke podía ver el peso de esa batalla reflejada en sus ojos.
—Luke, necesito que entiendas algo. No puedo ser tu mejor amigo ahora. Tengo mis propios problemas y prioridades. No puedo seguir siendo la persona en la que siempre dependes —dijo Aiden, su tono lleno de una frialdad que atravesó el corazón de Luke. Había un definitivo en sus palabras que dejó claro que no había vuelta atrás.
Las palabras de Aiden cayeron como una sentencia definitiva. Luke sintió cómo una parte de él se rompía irremediablemente. La persona en la que había confiado más que en nadie, ahora lo estaba rechazando de la manera más dolorosa posible.
—Entiendo —murmuró Luke, su voz apenas audible mientras las lágrimas amenazaban con escapar de sus ojos. Había esperado esta respuesta, pero escucharla en voz alta era un dolor que no estaba preparado para soportar.
Aiden simplemente asintió y se alejó, dejándolo solo con su dolor. El sonido de sus pasos alejándose resonó en los oídos de Luke, cada uno de ellos un recordatorio de la distancia que se había creado entre ellos. Luke se quedó allí, sintiendo que el mundo se derrumbaba a su alrededor. La realidad de la situación lo golpeó con fuerza, y sintió como si estuviera a punto de colapsar bajo el peso de su propia tristeza.
Los días siguientes fueron un borrón de emociones para Luke. Iba a la escuela, asistía a clases y trataba de mantener una apariencia de normalidad, pero por dentro estaba desmoronándose. Cada vez que veía a Aiden, una ola de dolor lo invadía, recordándole que su mejor amigo ya no estaba allí para él.
Trató de ocupar su mente con otras cosas, buscando distracciones que lo alejaran de sus pensamientos. Sin embargo, nada parecía funcionar. Las actividades que antes disfrutaba ahora le parecían vacías y sin sentido. Se sentía como un fantasma, vagando por los pasillos de la escuela sin rumbo ni propósito.
Un día, mientras caminaba solo por el parque, Luke se detuvo en el lugar donde solía sentarse con Aiden. Se dejó caer en el banco, dejando que los recuerdos lo inundaran. Las risas, las conversaciones, los momentos compartidos... todo eso ahora parecía un sueño lejano.
—¿Por qué tuvo que terminar así? —susurró para sí mismo, su voz apenas un murmullo en el viento. Sentía una mezcla de ira y tristeza, una combinación que lo dejaba agotado y sin fuerzas.
La tarde se convirtió en noche, y Luke permaneció en el parque, perdido en sus pensamientos. Se dio cuenta de que, a pesar de todo, seguía amando a Aiden. Pero también comprendió que tenía que dejarlo ir, por su propio bien. No podía seguir aferrándose a una amistad que ya no existía, a una persona que ya no podía ser su mejor amigo.
Con el tiempo, Luke empezó a aceptar la realidad de la situación. Sabía que el camino hacia la recuperación sería largo y difícil, pero también entendía que era necesario. Poco a poco, comenzó a encontrar consuelo en otros aspectos de su vida, a redescubrir quién era sin la sombra de Aiden a su lado.
Aunque la herida seguía allí, Luke aprendió a vivir con ella. La amistad con Aiden había sido una parte importante de su vida, pero ahora debía encontrar la manera de seguir adelante sin él. Y aunque el dolor nunca desapareciera por completo, sabía que con el tiempo, aprendería a manejarlo.
Y así, Luke se levantó del banco del parque, decidido a enfrentar el futuro con la fuerza y la resiliencia que siempre había tenido. Sabía que aún tenía mucho por descubrir y aprender, y estaba dispuesto a hacerlo, incluso si eso significaba hacerlo solo.
ESTÁS LEYENDO
No elegí enamorarme de ti
RandomLuke Myers es un chico de 14 años, quien estara cursando primer semestre de preparatoria, ahi conoce a Aiden y a Evan, quienes se convertiran en grandes amigos, pero su amistad podria verse afectada cuando uno de ellos se enamore de alguno de ellos...