prologo

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Rai se encontraba en medio de la oscuridad, su mente confusa y sus sentidos alterados. Giraba su cabeza de un lado a otro, intentando descifrar dónde se encontraba y cómo había llegado allí. El silencio era abrumador, denso, como si el mundo mismo hubiese dejado de existir a su alrededor. La oscuridad era total, una nada insondable que amenazaba con devorar su cordura.

De repente, una voz resonó en la negrura. "Perdóname por haberte traído aquí", dijo, su tono era una mezcla de disculpa y autoridad. Rai frunció el ceño, su corazón acelerándose. Intentó localizar el origen de la voz, pero todo lo que encontró fue más oscuridad. No había forma de saber de dónde provenía.

"¿Quién eres? ¿Dónde estoy?" gritó, su voz resonando en el vacío sin recibir respuesta inmediata. La voz continuó, ignorando sus preguntas. "Fue un error, un capricho mío. Pero serás recompensado. Te enviaré a otro mundo."

El desconcierto y la ira se mezclaron en Rai. "¡Muéstrate y llévame a mi hogar!" exigió, su voz cargada de furia y miedo. La voz, impasible, respondió con calma. "Será la primera y última vez que nos veamos." Una luz blanca apareció de repente, cegándolo. Rai cerró los ojos instintivamente, sintiendo la luz quemar sus párpados cerrados.

Unos segundos después, la sensación cambió abruptamente. La dureza del suelo frío bajo su cuerpo fue lo primero que notó. Abrió los ojos lentamente, encontrándose tirado en medio de un callejón sucio y sombrío. Se levantó con dificultad, su cuerpo adolorido y su mente aún tratando de procesar lo sucedido. "Tal vez alguien me golpeó y me dejó aquí," murmuró para sí mismo, intentando racionalizar la situación.

Comenzó a caminar, buscando la salida del callejón, cuando escuchó nuevamente la voz. "Te daré una recompensa que te gustará." Rai se detuvo en seco, su cuerpo tensándose. Miró a su alrededor, pero no encontró a nadie. "¿Quién eres? ¡Muéstrate y deja de ser un cobarde!" gritó al vacío.

La voz respondió con una serenidad que solo aumentó la frustración de Rai. "No puedo mostrarme aún, pero te he dado habilidades especiales para compensar mi error. Te ayudaré en tu nueva vida."

"¿De qué hablas?" preguntó Rai, su voz llena de incredulidad. "Intenté traer a alguien más, pero por casualidad te traje a ti. Este es un mundo ficticio, uno que conoces bien, al menos en lo básico."

Rai intentaba procesar lo que estaba escuchando. "¿Qué quieres decir con 'mundo ficticio'? ¿Qué tipo de juego es este?"

La voz no se inmutó. "Este es un mundo ficticio que conoces bien. Piensa, Rai. Sabes más de lo que crees." Su mente estaba al borde del colapso, intentando encontrar sentido en las palabras de la voz. Antes de que pudiera seguir preguntando, la voz continuó: "Levanta tu brazo hacia esa sombra."

Rai dudó, su mente inundada de preguntas y desconfianza, pero al final decidió hacer caso. Lentamente levantó su brazo, apuntando hacia una sombra cercana. Para su sorpresa, su cuerpo empezó a ocultarse en la oscuridad, como si se fundiera con ella. Bajó su brazo y la oscuridad lo soltó, dejándolo expuesto nuevamente.

"¿Qué es esto?" murmuró, asombrado y asustado a partes iguales. La voz respondió: "Tus habilidades se basan en las sombras y la oscuridad. También puedes invocar una espada y combinarla con la oscuridad para potenciar tus ataques. Esta es tu recompensa."

Rai sintió una mezcla de euforia y temor. La promesa de poder era tentadora, pero el desconocimiento de su situación seguía pesando en su mente. "¿Y qué se supone que haga ahora?" preguntó al vacío, pero esta vez no hubo respuesta. La voz había desaparecido, dejándolo solo con sus pensamientos y sus nuevos poderes.

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El callejón estaba desierto, con la excepción de algunas ratas que se escabullían entre los montones de basura. Rai miró a su alrededor, su mente trabajando a toda velocidad. "Un mundo ficticio que conozco...". Intentaba recordar qué podía significar eso. Cada vez que pensaba en la frase, algo dentro de él vibraba con familiaridad, pero no podía precisar el qué.

Decidido a descubrir más, comenzó a explorar los alrededores del callejón. A medida que caminaba, observaba los edificios a su alrededor, intentando encontrar algo que le diera una pista sobre dónde estaba. Las calles eran estrechas y laberínticas, llenas de grafitis y con el inconfundible olor de la vida urbana. Finalmente, llegó a una avenida más amplia y transitada. Las luces de los autos y los anuncios brillantes le dieron la bienvenida.

Rai se detuvo un momento, observando la vida a su alrededor. Las personas pasaban a su lado, ajenas a su presencia. Una sensación de déjà vu lo invadió, como si ya hubiera estado allí antes. Fue entonces cuando vio algo que le congeló la sangre: un cartel publicitario con las imágenes de Ladybug y Cat Noir. "No puede ser..." susurró, retrocediendo un paso.

El impacto de la realización fue como un golpe físico. Estaba en el mundo de "Ladybug". Un mundo que conocía por los dibujos animados, pero que ahora era su realidad. La voz no mentía. Este era un mundo ficticio, y él estaba atrapado en él.

Rai sintió una mezcla de emociones: confusión, miedo, y una creciente excitación. Si estaba en el mundo de Ladybug, eso significaba que tenía la oportunidad de ser algo más que un simple espectador. Podía moldear su destino, y con los poderes que le habían otorgado, podría demostrar lo que siempre había creído: que los villanos pueden ser más que simples obstáculos para los héroes.

Caminó con un propósito renovado, su mente ya maquinando posibles planes. Recordaba los episodios, las debilidades de los héroes, y las estrategias que podrían funcionar contra ellos. "Si este es mi nuevo mundo, entonces jugaré bajo mis propias reglas," se dijo a sí mismo, sintiendo una oscura determinación crecer en su interior.

La ciudad se extendía ante él como un tablero de ajedrez, y él estaba listo para ser el jugador más peligroso. El pensamiento de enfrentarse a Ladybug y Cat Noir no lo intimidaba; al contrario, lo llenaba de una adrenalina que no había sentido antes. Ahora, más que nunca, estaba decidido a demostrar que un verdadero villano no da tregua y no tiene compasión.

Con cada paso que daba, sentía la oscuridad a su alrededor responder a su llamada. Las sombras parecían susurrar secretos y promesas de poder. Levantó su brazo nuevamente, observando cómo su cuerpo se desvanecía en la oscuridad antes de volver a aparecer. La sensación era embriagadora, como si finalmente hubiera encontrado su verdadero yo.

"Primero, necesito establecer mi base de operaciones," murmuró, pensando en algún lugar apartado desde donde pudiera planear sus movimientos. El viejo almacén abandonado que había visto cerca del callejón parecía perfecto. Comenzó a caminar en esa dirección, su mente ya llena de estrategias y posibles escenarios.

Al llegar al almacén, Rai entró y comenzó a inspeccionar el lugar. Era espacioso, lleno de viejas cajas y equipos en desuso. "Perfecto," pensó, imaginando cómo podría transformar el lugar en su guarida. Con sus poderes, el almacén podría convertirse en una fortaleza de sombras, impenetrable para cualquiera que intentara desafiarlo.

Pasaron las horas mientras trabajaba, utilizando su nueva habilidad para manipular las sombras y crear espacios ocultos y trampas. Se sentía poderoso, invencible. Finalmente, después de mucho esfuerzo, se dejó caer en una silla vieja y polvorienta, observando su obra.

"Ahora comienza el verdadero juego," murmuró, una sonrisa oscura curvando sus labios. Sabía que Ladybug y Cat Noir no tardarían en notar su presencia, pero estaba listo. Había esperado toda su vida para demostrar que un verdadero villano no solo causa caos, sino que también desafía y redefine el orden establecido.

La noche se cerraba sobre París, y Rai se sintió como si estuviera en el centro de un nuevo universo. Este era su mundo ahora, y estaba listo para reclamarlo. Con la oscuridad como su aliada y el poder de las sombras a su disposición, estaba preparado para convertirse en el villano que siempre había soñado ser...

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Un Nuevo Villano?   Miraculous LadybugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora