capítulo 20

57 5 8
                                    

ESTE CAPITULO SE LO DEDICO A MI AMIGA SADICA DYN😊, y ROXANA GRANDE... GRACIAS A LAS DOS.

Marcus agarró el cuello de la pelinegra, estampando su cuerpo contra la fría pared de aquella entrada a los cuartos del servicio. Vera gimió contra esos candentes labios, llevó sus manos al cabello de su acompañante y tiró de él con fuerza.

— Joder...— gruñó el peliblanco acariciando la cintura de la joven.

Descendió por su muslo, liberó su cuello y con ambas manos la alzó para obligarla a abrazarlo con las piernas. De este modo el roce entre sus intimidades prendió aún más las llamas, ambos sintieron la molestia de esas telas, que lo único que hacían era impedir que culminasen su locura.

Él quería dominarla, pero Vera no era sumisa y le daba batalla en cada beso, le mostraba que no era una inexperta y que si llegasen a algo, la noche sería fogosa.

— Está zona está restringida...— escucharon la voz de un soldado, seguido de unos pasos que se acercaban.

Se separaron para tomar aire, Marcus sonrío siniestramente y sin importarle el lugar, abrió la primera puerta que estuvo a su alcance, entrando así al cuarto de alguna mucama o soldado. Eso no era de su interés.

— Mi lady....— avanzó rápidamente a la pequeña cama, donde la dejó caer bruscamente.

Vera se golpeó con ese incómodo colchón, le miró molesta, pero esa molestia se fue rápidamente al ver cómo él se quitaba la ropa dejando ver un cuerpo escultural, de esos que podía ver en las revistas o entre los hijos de los socios de su padre. Marcus estaba muy bueno: sus pectorales se marcaban como en las esculturas, abdominales que le recordaban al chocolate en barra, fuertes brazos, grandes manos y su entrepierna...

— ¿Te gusta lo que ves?...— preguntó con aires de grandeza acercándose a ella.

La chica se puso de rodillas sobre la cama y se abrazó a su cuello nada más tenerlo cerca. Unieron sus labios aún más desesperados. Vera no dudaba en acariciar ese cuerpo sin pudor, tocando zonas que tal vez a una dama le darían vergüenza, pero ella no era de esas señoritas, no importaba si eso aparentaba, ella sabía disfrutar el momento.

— No es nada que no haya visto antes, Marcus...— respondió provocando enojo en el peliblanco.

Marcus tomó su cuello con fuerza, ella sonrió gustosa, ladeó la cabeza y gimió deseosa de más dolor. Le encantaba.

— Eso lo veremos...— dijo agarran la montaña del vestido, esa pequeña curva de los senos. Agarró con fuerza cada extremo y tiró de vos rompiendo la prenda por completo.

Los ojos de Vera brillaron en ira, pero al mismo tiempo en deseo. Eso era lo que buscaba en un hombre, su deseo de dominio sin tener que dudar ni un solo segundo.

El vestido acabó en el piso, seguido del corsets y sus encajes. Toda la ropa se fue perdiendo entre besos y caricias hasta quedar vos totalmente desnudos. Él quería tomar el control en ese momento, pero la pelinegra no se dejaba dominar, por lo que rápidamente tomó todo el control y de un movimiento acabó sobre él lista para avivar la llama que ardía en su interior.

— Escuché que había cambiado...

— No tiene usted idea...— respondió deslizándose sobre él miembro del peliblanco.

Ambos gimieron unísono, y es que estar piel con piel era lo más sabroso que ambos habían probado. El tamaño del chico la destrozaba por dentro, sin embargo, el dolor formaba parte del placer y eso la enloquecía.

Descansó ambas manos sobre los abdominales de Marcus y comenzó a moverse, primero lento, suave y tentador, para luego comenzar a dar saltos sobre él, haciendo que la penetra se con fuerza, llegando a lo más profundo de su ser.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 30 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Una villana sin compasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora