❤️Consentida | 1ra parte | Rapha❤️

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⚠️Advertencias: Diferencia significativa de tamaño (esta ya debería dejarla predeterminada), personajes dominantes, sexo sin protección, poligamia, diferencia significativa de edad (la rayis es mayor, no se me aloquen)

Notas: Eras hija de April y Casey, conoces a las tortugas desde siempre, ellos aún eran adolescentes cuando naciste, esta es una primera parte de cinco, esperen las próximas, pero no me apuren que me da amsiedad(?~


Go (⁠。⁠♡⁠‿⁠♡⁠。⁠) Go

Solo hizo falta un ataque. Solo uno, por parte del clan del pie, para que finalmente la gota rebalsara el vaso y tu madre aceptara, por fin, que comiences tu entrenamiento.

Y no podías estar más de acuerdo y feliz. Porque con todo el gusto, tus ''padrinos'', como te gustaba llamarlos de niña, se habían ofrecido a entrenarte.

Y mientras te cambiabas comenzaste a sonreír, decidida a que hoy, tu debilidad física no era lo único que iba a cambiar. Lo cierto era que no precisamente deseabas entrenar, más bien ibas con otro objetivo.

Ya eras toda una adulta de veintiún años, y si bien las hormonas de la adolescencia habían desaparecido, tu atracción por ellos no había desaparecido, en lo absoluto, todo lo contrario, hoy solo estabas más segura de que estabas enamorada, y de que eso no pasaría, jamás.

Leonardo, Miguel Ángel, Donatello y Raphael. Cuatro bestias de tamaño descomunal y corazones aún más inmensos. Altruistas y bonachones. Protegían la ciudad desde las sombras, no por fama ni por dinero, sino que por qué era lo correcto.

¿Cómo no amarlos? Criaturas con habilidades increíbles capaces de increíbles actos de violencia que se habían decidido y volcado a hacer el bien.

De pequeña los admirabas, ellos te cuidaban, visitaban, tú los visitabas, pasabas tiempo con ellos, te regalaban cosas, aconsejaban, enseñaban a defenderte. Eras uno de sus tesoros. Uno amado. Después de todo eras la hija de la reportera April O'Neil y el detective Casey Jones, sus más preciados amigos.

Sin embargo, las cosas cambiaron mucho para ti con los años y la venida de la pubertad. No encontrabas jóvenes tan dulces, tan fuertes y habilidosos en tu entorno, a su lado, cualquier chico humano era insignificante. Tu pecho se inflaba y el aire luchaba por escapar cuando estaban cerca, sus brazos enormes, su diferencia de altura, sus actitudes masculinas, y también sus actitudes agradables contigo.

Suspiraste, las clases de la primera semana iba a impartírtelas Raphael, el que con todo el mundo era violento, pero contigo era completamente diferente, su mirada siempre se suavizaba por ti. Volviste a dudar. Por qué Raphael te provocaba demasiadas cosas, y su enormidad era tanta que temías pero a la vez te excitaba pensar que más guardaba para ti.

Estabas decidida, no ibas a dar marcha atrás, porque nada en el mundo se les comparaba, solo se vive una vez, y quien no arriesga no gana.

Te calzaste un top deportivo, encima una blusa, una calza que bajaba hasta tus rodillas y un short, todo deportivo y cómodo. Saliste de tu casa y viajaste a la guarida.

— ¡Hola! —Saludaste animada, el primero en aparecer fue Leo, corriste hacia él, quien te recibió con los brazos abiertos, a pesar de los años, el mutante se mantenía tan firme como siempre, y tú, diminuta, cavias en su abrazo perfectamente, te separaste y lo miraste a los ojos.

— ¿Cómo estas, ____ ? —Te llamó por tu nombre, y el sonido en su voz era delicioso, no lo soltaste, solo sonreíste y el no pareció incomodo al respecto, más bien llevó sus manos a tu espalda baja.

TMNT ONE-SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora