Epílogo

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JongIn

Seis meses después

—¿Jura solemnemente gobernar el reino de Eldorra acorde a sus respectivas leyes y costumbres?

—Lo juro solemnemente. —KyungSoo se sentó en el trono de la coronación, con el rostro pálido, pero la mano firme sobre el Libro del Rey, mientras prestaba juramento oficial. Su abuelo estaba a su lado, con un semblante solemne pero orgulloso, y en la catedral había tanto silencio que podía sentir en la piel el peso de la ceremonia.

Después de meses de planificación, por fin había llegado el gran día. En unos minutos, KyungSoo sería coronado rey de Eldorra, y yo, como su prometido, sería el futuro príncipe consorte.

No era algo con lo que hubiera soñado o que hubiera deseado tener, pero estaba dispuesto a seguir a KyungSoo a donde fuera, desde el pueblo más pequeño y mísero hasta la iglesia más grande. Mientras estuviera con él, era feliz.

Yo estaba con Hanse, Sabrina, Seung-siky el resto de los Do en la primera fila, la más cercana a la coronación. La ceremonia se celebraba en la enorme catedral de Athenberg, repleta de miles de invitados de alto nivel. Jefes de Estado, miembros de la realeza de otros países, famosos, multimillonarios, todos estaban allí.

Apreté las manos, deseando que el arzobispo espabilara. No había hablado con KyungSoo en todo el día, y me moría de ganas de que llegara el baile de coronación para poder estar a solas.

—¿Hará con su poder que se ejecuten la ley y la justicia, en la misericordia, en todos sus juicios? —preguntó el arzobispo.

—Sí, lo haré.

El orgullo se apoderó de mí al escuchar la voz fuerte y clara de KyungSoo.

Completó el juramento, y el silencio inundó toda la catedral cuando el arzobispo levantó la corona de la cabeza de Seung-woo y la colocó sobre la suya.

—Su majestad el rey KyungSoo de Eldorra —declaró el arzobispo—. ¡Larga vida a su reinado!

—¡Larga vida a su reinado! —repetí las palabras junto con el resto de los invitados, con un nudo en la garganta. A mi lado, Hanse agachaba la cabeza, con el rostro iluminado por la emoción; junto a KyungSoo, Seung-woo se mantenía erguido, con los ojos sospechosamente brillantes.

El arzobispo leyó unos versos del Libro del Rey y por fin dio por concluida la ceremonia.

Eldorra tenía un nuevo monarca.

Empezó a sentirse un rumor bajo y eléctrico que reemplazó al silencio. Se elevó por el aire del salón y se me posó en la piel cuando KyungSoo se dirigió a la procesión de salida; a juzgar por la forma en la que el resto de los invitados empezaron a moverse y murmurar, no fui el único que lo sintió.

Era la sensación de ser testigo de cómo se hacía historia.

Llamé la atención de KyungSoo durante la procesión y le lancé una sonrisa fugaz y un guiño. Él esbozó otra sonrisa que disimuló enseguida, y yo contuve la risa ante su expresión excesivamente seria mientras salía de la iglesia.

—Ha sido la ceremonia más larga de la historia. —Seung-sik bostezó—. Me alegro de no haber sido yo quien ha tenido que sentarse ahí arriba.

—Pues entonces menos mal que nunca vas a sentarte ahí arriba. —Mi relación con Seung-sik se había convertido en algo parecido a una auténtica amistad con el paso de los meses, pero su personalidad aún dejaba mucho que desear.

Se encogió de hombros.

—C'est la vie. Prefiero que KyungSoo cargue con el peso de la nación mientras yo vivo como un príncipe sin ninguna de las responsabilidades.

Torcido 2 | KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora