⚠️Advertencia de contenido⚠️
El siguiente capítulo tratará el abuso sexual a una menor de edad de forma directa, si es un espectador sensible a este tema se le recomienda saltar este capítulo.
De antemano se agradece su atención, por favor sea discreto a la hora de leer este capítulo.
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.La cama estaba humeda bajo su temblorosa figura, respirando agitadamente mientras trata de recuperar la compostura. Su madre la observa expectante, dando un sorbo a su café mientras le lanza su ropa interior.
—Has sido una buena niña, como siempre —Felicita la mujer, disponiendose a levantar a la débil niña en brazos para sentarla en el sofá de la habitación, comenzando a quitar las sábanas ahora sucias—. Llevate esto, recuerda que las sábanas se deben cambiar cada que vienes.
Su voz sonaba tan lejana, como si estuviera hablando en un tono bajo a propósito, solo para molestar su inquieta mente que ha estado repasando todo lo que le hizo, desde las terribles sensaciones hasta la incomodidad, a veces no entendía cómo es que puede sentir dolor físico, pero no emociones.
La mayor parte del tiempo es injusto, pero como siempre su madre se encargaba de hacer que sintiera algo, aunque sea la incomodidad de sus dedos en el interior de su cuerpo, aunque no le guste quitarse la ropa frente a ella, pero lo hacía y obedecía porque su madre lo hace por ella.
—Ryoba —La detuvo antes de que saliera de la habitación, entregándole las sábanas para hacer lo de su rutina habitual—. Recuerda que hago esto por tu bien —Repitió como lo había estado haciendo ella en su mente.
Pero por alguna razón, pudo saber que sus ojos no reflejaban honestidad, podía leer a su madre mucho mejor de lo que la mujer parecía creer. La verdad es que se muestra como un libro abierto cuando se trata de las cosas que más le fascinan, se ponía de esa manera cuando estaba con su padre también.
Aunque sabe que es igual con ella, sigue teniendo algo de diferente. Siempre le repitio que se parecía mucho a él, a su papá. Parece que eso mismo la hace no poder contener sus impulsos lascivos, aunque nunca le dió gran importancia porque en realidad no le interesa lo que se haga con su cuerpo.
—Lo sé —Respondió con serenidad, recordando algo antes de salir—. Mañana cumplo diez, ¿me darás un regalo?
La mujer se rio enternecida por el interes material que su hija solía mostrar la mayor parte del tiempo, si bien no le toma afecto a las cosas, parece sentirse bien al tener algo bajo su poder.
En su mayoría eso era verdad, pero también estaba la parte en la que le agrada poder controlar algo, saber que un objeto era verdaderamente suyo, no como sí misma, que debía ser manejada y utilizada como su madre lo deseara.
—Por supuesto —Afirmó con una dulce sonrisa, dándole un beso en la frente para despedirla—. Les haré a ti y a tu hermana una fiesta llena de regalos.
Ryoba asintió con satisfacción al escuchar eso último, abriendo la puerta para poder salir del asfixiante cuarto al que solo ella tenía la autorización de entrar. Ni siquiera su hermana Ryoshi podia pasar tiempo con la matriarca de los Aishi cuando se encuentra en esa habitación, no desde que su padre falleció cuando tenían cinco años.
—¿Han acabado? —Le preguntó su hermana que había salido de la nada, ansiosa por jugar, el aburrimiento filtrándose en su expresión—. Esta vez tardaste más de lo normal.
—Mamá estaba de buen humor —Sin evitarlo su estómago se revuelve ante la idea, aunque no logra comprender la razón—. En fin, debo llevar esto a lavar, después podre jugar contigo.
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¿Es una broma?... Porque no me hace gracia
FanfictionUn error lleva a otro mucho más grande. ¿Qué pasaba por la cabeza de esa chica? Se preguntaban todos, su seriedad siempre intimidaba a la mayoría, pero jamás parecía tener intenciones de hacerle daño a nadie. "Algún día ese alguien llegara, y tú ser...